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El giro en la teoría del conocimiento de Platón desde Parménides hasta Sofista.


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2015  •  Síntesis  •  2.411 Palabras (10 Páginas)  •  202 Visitas

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El giro en la teoría del conocimiento de Platón desde Parménides hasta Sofista.

En el Parménides, diálogo con el que dimos inicio a nuestro seminario, asistimos a una ruptura en el pensamiento platónico. En esta obra un joven Sócrates se ve encarado por Parménides, figura paterna para Platón, y su discípulo Zenón de Elea. El tema discutido es el Uno y la multiplicidad, pero a través del dialogo Platón destruye su teoría de las formas, expuesta en sus diálogos de madurez como Banquete, Crátilo y Fedón, pero, principalmente en República. Y al continuar con la lectura de los diálogos de vejez, y muy en consonancia con una de las conclusiones que dio como fruto el seminario: “la función de la filosofía no es solamente crítica, (...) sino que ya habiendo delimitado y tratado mucho más el tema, se puede llegar a construir otra solución”, presenciamos la construcción desde cero de una teoría del conocimiento, y digo desde cero en el sentido de que en los dos siguientes diálogos, los que completan la tríada estudiada en el seminario: Teeteto y Sofista, el ateniense parece querer separarse de su pensamiento anterior para reevaluar el conocimiento y formular de nuevo una teoría acerca de este. Esto es de lo que quiero hablar en mi texto, del giro que da la teoría de las formas en los diálogos críticos.

La teoría de las formas.

En primer lugar me parece adecuado hacer una breve exposición de la Teoría de las Formas. En el Fedón Platón habla de la naturaleza de las Formas que son entidades no materiales, inteligibles e inmutables, que son las propiedades de las cosas y que no están dentro de estas sino que se relacionan al ser su paradigma. En la República, mediante la alegoría de la caverna, Platón explica cómo se da el conocimiento, expone que hay dos grados de realidad el sensible y el suprasensible, y que hay distintos niveles de posibilidad del conocimiento siendo la cumbre de estos la idea de Bien, incognoscible, que ilumina, figura del sol, a las demás ideas y produce las cosas rectas y bellas, pero que al mismo tiempo el hombre está acostumbrad a una visión distorsionada de las cosas por estar aprisionado en el mundo sensible, por lo que debe buscar ascender hacia el conocimiento de lo inteligible para poder aproximarse lo máximo posible a la idea de Bien, cosa que solo puede hacer por su propio ejercicio de la capacidad de aprehensión.

El Parménides

Habiendo ya hecho una breve recapitulación de la teoría de las formas tal como queda establecida antes de los diálogos críticos puedo pasar a hablar de la crítica que Platón hace a esta en el Parménides. En este diálogo al intentar dar respuesta al problema de la multiplicidad y la unidad Sócrates, siguiendo la teoría de las ideas, afirma que un objeto x puede participar tanto de lo uno como de lo múltiple, si bien niega que se pueda dar el caso de que una forma participe de su contrario,  y es a partir de este pronunciamiento que Parménides y Zenón problematizan la teoría platónica del conocimiento.  Las objeciones de los eleatas a la teoría de las ideas tienen tres focos principales: La extensión de las ideas, la relación objeto-forma, y la posibilidad de conocer las formas.

El primero de estos puntos se deja abierto. Sócrates afirma la existencia de las formas morales tales como la justicia, manifiesta duda en cuanto a la de las formas de objetos tangibles como el hombre y desecha, por encontrarla absurda, la posibilidad de que existan formas de cosas totalmente imperfectas como basura o suciedad.

El siguiente problema que Parménides saca a relucir es el de cómo se da la relación cosa-forma. En primer lugar se habla de que haya partes de la forma en las cosas, lo que se descarta porque si “al ser una y la misma, estará simultáneamente en cosas múltiples y que son separadas y, de ese modo estará separada de sí misma” (Parménides, 131b), pero sin reparar en el error de estar aplicando los conceptos de parte y todo a las formas como si estas tuvieran una existencia sustancial aun cuando no la tienen.  

Tras esto se examina la posibilidad de que la forma sea lo que se reconoce como factor de comunidad entre los particulares, pero a esto Parménides responde con el argumento del tercer hombre, según el cual, al tenerse la forma y lo que es común entre los objetos se haría necesaria una nueva forma que los uniera, y así sucesivamente, terminando en una regresión al infinito de formas medias.

Sócrates propone una tercera posibilidad: Cada forma es un pensamiento que se da en el alma, pero esta termina también siendo refutada por el eleata ya que todo pensamiento tiene que ser pensamiento de algo, y sí las formas son pensamiento entonces todo es pensamiento y no hay oportunidad para una filosofía realista.

La siguiente posibilidad expuesta es que las Formas sean paradigma de los particulares, pero esta solución termina también refutada por el argumento del tercer hombre ya que: “no es posible que algo sea semejante a la Forma ni que la Forma sea semejante a otra cosa; porque, en tal caso, junto a la Forma aparecerá siempre otra Forma y si aquélla fuese semejante a algo, aparecerá a su vez otra Forma y jamás dejará de surgir otra Forma siempre nueva, si la Forma se vuelve semejante a lo que de ella participa” (Parménides 133a)

Después de no encontrar una respuesta a la pregunta de cómo se relacionan las formas y las cosas, se explora la posibilidad de que no haya relación, de que lo que las cosas son en sí mismas y los objetos materiales se encuentren en esferas separadas. Pero esto se descarta ya que significaría una limitación en el conocimiento de los dioses, quienes solo conocerían lo que las cosas son en sí mismas a la vez que anularía la capacidad del hombre para acceder a este conocimiento.

El Teeteto

En el Teeteto se combinan dos fenómenos, por un lado es el dialogo sobre el conocimiento, pero por otro, de los tres diálogos que tratamos en el seminario es en el que menos alusión se hizo a la teoría de las Formas. Platón aparentemente deja de lado sus anteriores formulaciones, tras haberlas confrontado en el Parménides, para regresar a la raíz del tema y volver a lanzar la pregunta: ¿Qué es el conocimiento?

Si bien este dialogo se considera como un fracaso, en cuanto Platón no consigue definir el saber, creo que hay dos puntos principales que tienen un papel importante dentro de la reconstrucción que hace Platón de su teoría del conocimiento. El primero de estos sería la segunda definición que da Teeteto: El conocimiento es opinión verdadera, el segundo la necesidad de las formas.

Teeteto da tres definiciones del saber a través de la obra: Percepción, opinión verdadera y opinión verdadera acompañada de una explicación, todas son descartadas.
La respuesta de que el conocimiento es percepción es equiparada por Sócrates con la tesis del homem mensura de Protágoras, el hombre es la medida de todas las cosas,   en la cual nada tiene una existencia por sí mismo. “De todo ello se deduce lo que ya decíamos desde un principio, es decir que ninguna cosa tiene un ser único en sí misma y para sí misma, sino que siempre llega a ser para alguien.” (Teeteto 157a-b), lo que hace que todos los juicios sean infalibles en cuanto lo que es para cada uno, es. Pero esta tesis se ve refutada por Sócrates quien se basa en el papel del recuerdo, las fallas en la percepción y la contradicción que representa el considerar a Protágoras como maestro cuando nadie conoce más que nadie. El llegar a la conclusión de que no se puede alcanzar el conocimiento sin que las cosas tengan un ser estable nos deja frente a la necesidad de la existencia de las formas.

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