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El realismo aristotélico


Enviado por   •  14 de Agosto de 2023  •  Ensayos  •  5.090 Palabras (21 Páginas)  •  96 Visitas

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UNIDAD III

EL REALISMO ARISTOTELICO

  • ARISTOTELES: Vida, obra y su filosofía

Aristóteles (384 – 322 a.C.) fue el mas importante discípulo de Platón.  Si en el maestro encontramos la figura del filósofo- poeta, que lucha dramáticamente consigo mismo y busca infatigablemente la institución del Estado ideal basado en la Justicia Verdadera, con Aristóteles asistimos al nacimiento del prototipo del científico: sobrio en el estilo, preciso, conciso, simplemente expone argumentos en pro y en contra y justifica su propia opinión, sin valerse de imágenes ni de mitos o metáforas.

En el comienzo de la metafísica, su obra filosófica más famosa, Aristóteles considera las doctrinas filosóficas de sus predecesores. Constata que todos han buscado un principio del  mundo, su causa, y que no se han puesto de acuerdo acerca de cuál sea, en definitiva, ese principio central. Por una parte, los  “físicos” (tales. Anaximandro, Anaxímenes, etcétera), han encontrado un principio material, sea el agua  (lo húmedo), el ápeiron (lo indefinido),  o el aire. Parecería que en parte tienen razón, pero sus versiones son contradictorias. Por otro lado, los eleáticos (Parménides, Zernón) y luego Platón, han  buscado el principio en el Ser o en las Ideas, han encontrado un principio formal, que tiene que ver con la estructura de las cosas y no con su material también y no con su material. También ellos tienen algo de razón. Pero , tomados en conjunto, han dado una visión insuficiente de las causas del mundo.

Aristóteles advierte que una teoría completa debe diferenciar cuatro causas o principio que explican cómo está formado el mundo. La filosofía, precisamente, debe investigar estas causas fundamentales:

Es claro que debemos procurarnos la ciencia de las primeras causas (pues decimos que conocemos una cosa cuando consideramos conocer su causa primera) . Hablamos de causa en cuatro sentidos diferentes. En primer lugar, decimos causa a la ousía o a “ lo que es ser esto” (pues el porqué de una cosa se reduce en último término al enunciado de esa cosa y el primer porqué es causa y principio); en segundo lugar, causa es la materia o el sustrato; en tercer lugar, es el principio de movimiento y, en cuarto lugar, a menudo opuesto al tercero, es el fin y el bien (pues éste es el fin de todo devenir y de todo movimiento). (Metafísica, 983ª 24’33).

Más adelante (1013ª 24-1013B 4) explica Aristóteles qué entiende por cada una de estas causas. La causa de la ousía o causa formal, es la forma y el paradigma: por ejemplo, en el caso de una estatua de bronce, la forma de la estatua, su figura, es su causa formal. La causa material sería el bronce, aquello que “recibe” la forma, el  “material “ que es  modelado como estatua. La tercera causa, la del movimiento, (también llamada eficiente), es el artista, quien modela el bronce dándole forma. La cuarta causa es el fin que persigue el artista al esculpir la estatua por ejemplo, la decoración de un templo.

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Pero la fabricación de una estatua o, en general, de algún objeto, no es el único tipo de ejemplo para entender las cuatro causas. También en los fenómenos y en los cambios naturales tienen lugar las cuatro causas. Por ejemplo, un animal engendra a otro: hay una causa material ( la hembra que concibe) , una causa formal (transmitida por el semen del macho, que engendra en la hembra un animal del mismo tipo), una causa del movimiento ( el acto sexual) y un fin ( preservar la especie, que se identifica con la causa formal). La teoría de las cuatro causas completa, según Aristóteles las investigaciones parciales e insuficientes de los filósofos anteriores.

Platón es quien ha entendido mejor la cuestión de la causa formal, que el identificaba con las Ideas. Pero ha cometido el error de separarlas de las cosas, como si constituyera un reino aparte de la realidad visible. Aristóteles  dedica largas páginas a criticar la teoría de las ideas platónicas (990b 1- 993ª  8), pero su posición se puede resumir muy brevemente de la siguiente manera:

  1. Platón duplica innecesariamente la realidad: al distinguir entre el mundo visible y el mundo inteligible o de las Ideas , en lugar de dar una explicación del mundo, lo complica: ahora hay que explicar dos mundos en lugar  de uno 
  2. Las cosas materiales son una copia de las Ideas: Aristóteles objeta que no queda claro que quiere decir esto, es decir, no queda claro cómo participan las cosas sensibles de la idea correspondiente.
  3. Si las Ideas son la verdadera realidad: ¿ Por  qué  existen las cosas sensibles?  Es decir,¿Cómo se producen las cosas a partir de las Ideas? Para Aristóteles, Platón no ha explicado esto de manera convincente.
  4. Por último, dos cosas (por ejemplo dos sillas) son semejantes porque participan ambas de la misma Idea de silla; pero también hay una semejanza entre una silla y la Idea de silla: entonces haría falta una segunda Idea que explique dicha semejanza. Y si esta segunda Idea se parece a la primera Idea, hace falta una tercera Idea que explique su semejanza, y así al infinito. Con lo cual, no queda explicado nada.

En resumen, las Ideas no se encuentran separadas de las cosas, sino en las cosas mismas, como su causa formal. Para Aristóteles, la verdadera realidad consiste en las cosas concretas – hombres, animales, plantas, etc. -, y no en Ideas que existan aparte en un mundo especial. Los individuos son lo que existe en realidad:  Aristóteles  los llama ousías o “substancias”, y afirma que están compuestas tanto de materia como de forma. Pero advierte que “el ser se dice de muchas maneras” (1028ª 10). La substancia es el “ser en sí”: de otras cosas decimos que “son”, pero “son” únicamente en la substancia: por ejemplo, decimos que Sócrates es viejo. “Viejo” es algo, una cualidad, pero no existe por sí misma, existe solo “en” Sócrates (o en cualquier persona que sea vieja). A estos modos de ser (cualidad, cantidad, relación, tiempo, lugar, etc.) Aristóteles los llama “accidentes”.

                

        Pero hay otro problema importante por resolver, un problema que ya había ocupado a los presocráticos: el cambio.

Recordemos brevemente que, para los filósofos jónicos, el cambio era explicado básicamente en relación a los opuestos, y que Heráclito lo eleva a la categoría de principio general (“Todo fluye”). Parménides, por el contrario, atento al Ser perfecto, eterno e inmóvil niega la realidad del cambio y lo reduce a ilusión, a apariencia. La verdadera realidad es lo que no cambia. Platón acepta, aun cuando con matices, este carácter de apariencia del mundo cambiante. Aristóteles hace  “bajar”, digamos así, las Ideas al mundo sensible, no puede aceptar la teoría platónica de las copias o apariencias, y se inclina por darle razón a los jónicos y a Heráclito. Si el mundo visible existe por sí mismo, si está hecho de substancias, entonces el movimiento y el cambio también existen y hace falta explicar cómo ocurren. Aristóteles acepta de los presocráticos que el cambio tiene que ver con los opuestos, pero no admite los opuestos que proponen aquellos (lo denso y lo raro, el frío y el calor, la noche y el día, etc.).  Por qué el bronce, este pedazo de bronce, por ejemplo, se convierte (cambia) en estatua?  La respuesta de Aristóteles es sencilla y asombrosa: porque puede convertirse en estatua. Un trozo de bronce se puede modelar o fundir como estatua, pero no se puede convertir en pájaro viviente o en madera. El bronce tiene una capacidad o potencia de transformarse en estatua. Cuando esto ocurre, cuando adopta la forma de estatua, está en acto. Los dos principios del movimiento son, entonces, la potencia y el acto (ver Metafísica, 1048ª 32 – b 9, entre otros textos). Toda substancia –es decir, toda cosa- está “en acto”, es algo determinado, pero al mismo tiempo tiene “potencia” para convertirse en otra cosa: el bronce, en estatua, el pájaro, de procrear otro pájaro, la silla, de servir como leña (es decir, de quemarse).

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