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Ensayo La Maestria Del Amor


Enviado por   •  9 de Enero de 2014  •  1.538 Palabras (7 Páginas)  •  634 Visitas

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Ensayo sobre el libro: LA MAESTRÍA DEL AMOR.

Introducción:

Este ensayo está elaborado con base en el libro original del Dr. Miguel Ruiz.

Escogí el tema de este libro ya que me ayudo a resolver problemas emocionales; encontré en el, las alternativas para sanar las heridas emocionales, recuperar la libertad y reencontrar la alegría como parte esencial de las relaciones amorosas.

La lectura de esta obra nos hará comprender:

° Por qué nuestra falsa idea de “perfección” nos daña y nos lleva a rechazarnos a nosotros mismos.

° Como la guerra por tener el control destruye las relaciones.

° La manera de dejar de buscar el amor en otras personas y cómo debemos encontrarlo dentro de nosotros.

° Aprender a dar amor sin esperar recibir nada a cambio.

° Cómo perdonarnos a nosotros mismos y a los demás nos dará paz.

Para mí este libro significa más que una bonita lectura, es como un manual que en el momento que lo lees y comprendes, decides dejarlo a un lado y comenzar a practicarlo.

Hay momentos en mi vida en el que parece que olvido lo que este libro me enseño, así que lo tomo de nuevo y comienzo a leerlo y cada vez que lo hago aprendo algo nuevo; comprendí que no se trata de aprender más si no de comenzar a practicar lo que comenzaba a olvidar.

Recomiendo a los lectores que lean este libro con mucha calma, detenerse cuando se encuentren con alguna palabra que desconozcan e investiguen su significado, para lograr comprender así el mensaje del autor.

Desarrollo:

Para mi es una guía práctica para conocerse uno mismo, aceptarse, amarse, valorarse, perdonarse y vivir felizmente con el único propósito de acercarte al verdadero amor, Dios.

Vivimos una era de peligro y de maldad, hacia donde uno voltee hay inseguridad, injusticia, odio y mucha falta de amor.

Las guerras, el narco tráfico, el secuestro, la extorción, hoy por hoy son el pan nuestro de cada día, son el producto de toda la maldad que hay en las personas del veneno que llevan dentro, y del cual no encuentran otra forma de deshacerse de el, más que arrojándolo hacia afuera, y, ¿adivina a quien?, pues a quienes están o estamos, lo más cerca de ellos.

Uno solo da lo tiene, y lo que tienes dentro, es lo que sale a relucir afuera, no hay mas, no es ciencia, es una práctica que hacemos y esta ciento por ciento comprobada. Eres lo que crees que eres; o más bien, lo que has aprendido ser, con el paso del tiempo, por enseñanza de los demás.

Desde el momento en que nacimos, no elegimos venir a este mundo, no elegimos a nuestros padres, ni a nuestros hermanos, ni nuestro nombre, país,religión,sociedad en la que vivimos; nada.

Tampoco elegimos crecer con miedo, que es una enfermedad mental que se manifiesta a través del enfado, del odio, de la tristeza, de la envidia y de la hipocresía. En general de todas las emociones que provocan el sufrimiento del ser humano.

Pero no somos culpables de adquirir esta enfermedad, fueron los adultos quienes nos la contagiaron y de esta manera la vamos trasmitiendo a nuestros hijos.

Las personas vivimos con miedo a ser heridas y por lo tanto debemos protegernos formando una “barrera” o “escudo protector”, para evitar el dolor; este escudo es un gran sistema de negación. En este sistema mentimos y aprendemos a hacerlo tan bien que hasta nos mentimos a nosotros mismos, e incluso nos creemos nuestras propias mentiras.

Llevamos una “mascara social” porque resulta demasiado doloroso vernos a nosotros mismos o permitir que otros que otros nos vean tal como somos en realidad.

El miedo a no ser bastante buenos para otra persona es lo que hace crear una imagen falsa para ser “aceptado”.

De pequeños aprendemos que la opinión de los demás es importante, y estas tienen gran poder sobre el comportamiento de las personas, por ese motivo crecemos con la necesidad de ser alagados constantemente.

En nuestra mente hay una una parte, creada por nosotros, que siempre está juzgando.

El juez juzga todo lo que hacemos, lo que sentimos, lo que no sentimos. Nos juzgamos a nosotros mismos de manera continua y juzgamos a los demás basándonos en nuestras creencias y en nuestro sentido de justicia y de la injusticia.

La otra parte de la mente, que es la juzgada, es la víctima. Esa parte de nosotros dice:” Pobre de mí”. En nuestra mente se forma una especie de programa, basado en todas las falsas creencias que aprendimos de los demás.

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