Ensayo: La maestria del amor
marcelocriEnsayo2 de Noviembre de 2015
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Introducción
Al pensar en la palabra maestro se nos ocurriría llevar nuestra mente al ámbito pedagógico, sin embargo el significado de la palabra maestro se puede definir como la entidad capaz de crear y de dirigir, por lo tanto todos los seres humanos somos maestros por el simple hecho de que somos capaces de crear y de dirigir nuestra vida. La pregunta ahora sería ¿De qué somos maestros? Bueno, pues la respuesta se encuentra en todos nuestros hábitos, en todo aquello que hacemos todo el tiempo, e incluso en esas cosas que hacemos inconscientemente.
Para ser maestros del amor debemos practicar eso, el amor, tal vez creamos que esto es muy fácil, pero no es así, porque para ser un maestro del amor y practicarlo primero debemos saber que es el amor, todos confundimos lo que es el amor, todos tenemos un concepto erróneo de lo que es amor, y esto se debe a que no lo conocemos realmente. El amor es más que una emoción, más que un sentimiento, el amor se basa en la aceptación y en la compasión, no en el juicio ni en la lastima, ya sea por uno mismo o por los demás.
Cuando te juzgas y te tienes lastima estas demostrándote que eres incapaz de amarte a ti mismo, y por lo tanto eres incapaz de amar a otros. Cuando tu logras aceptarte tal y como eres y ya no tienes juicios sobre tu persona ya no te preocuparas de que otros te logren aceptar al contrario tu tampoco juzgaras a otras personas. Pero para llegar a aceptarte debes de conocerte, así que la maestría del amor es un gran proceso, es difícil porque nosotros lo hacemos complicados utilizando miles de máscaras y de mentiras.
El Dr. Miguel Ángel Ruiz nos explica este proceso.
I La mente herida
El poder de nuestra mente es increíblemente fuerte, somos lo que pensamos y creemos.
Nuestra mente crea personajes e imágenes para cada persona que conocemos durante toda nuestra vida, y cuando tenemos una relación con una persona enfocamos toda nuestra energía para que esa persona se acomode a la imagen que tenemos de ella y esto también sucede a la viceversa, esa persona quiere que no transformemos a la imagen que ella hizo sobre nosotros, y aquí entra un interminable juego de manipulación y condiciones.
Y no solo creamos imágenes a otras personas, también las creamos para nosotros, nos convertimos en un as de las máscaras, adoptamos imágenes diferentes para cada persona con el fin de ser aprobados por ellas, pero no somos culpables de ser así ya que desde pequeños nos imponen un sistema de premios y castigos, esto hace que nosotros siempre busquemos la aceptación de los demás.
Todo este sistema de máscaras ha llevado a que perdamos nuestra esencia como humanos, fingimos tan bien cada personaje que nos imponemos, que nos convertimos en maestros del fingimiento, y esto se debe a que no tenemos amor por nosotros mismos.
Para convertirnos en maestros del amor debemos practicar el amor. Se debe conocer pero más practicar, se debe de tener más acción en lugar de solo adquirir.
La razón por la que no podemos practicar el amor y fingimos tantos personajes es el miedo. El miedo es causa de que nuestro cuerpo emocional tiene tantas heridas que no se cierran y queremos protegerlas. El miedo es lo contrario del amor, y se presenta en el enfado, la envidia, el egoísmo, el odio, la hipocresía y todos aquellos sentimientos y emociones que hacen sufrir al ser humano.
La ciencia define al miedo como algo normal, como un sistema de alerta, pero en ocasiones puede ser tan fuerte y no poder controlarlo hasta llegar a la locura.
Los seres humano vivimos en el miedo continuo a hacer heridos y esto hace en nuestras relaciones con los demás sean complicadas y terminen en conflictos y sin razón aparente aparecen los celos y la envidia.
Con el fin de no ser heridos o que toquen nuestras heridas emocionales formamos un sistema de negación y con ello nos convertimos en unos grandes maestros de la mentira, y mentimos tan bien que nos creemos nuestras propias mentiras. Por eso nos alejamos de la gente y nos aislamos de ella, pero no de una manera física si no emocional.
Con el sistema de negación nos cegamos y somos capaces de aparentar ante todos lo que queremos que ellos crean que somos y nos resulta doloroso el quitarnos la máscara social y ver cómo somos en realidad y darnos cuenta que la imagen que proyectamos ante todos es increíblemente opuesta a lo que realmente somos. Es así como nos aislamos de la gente pero al hacerlo nos restringimos nuestra libertad.
Así es como vivimos el infierno, el infierno se define como un lugar de sufrimiento, mentiras, trampas, engaños, dolor, injusticias, donde no se siente miedo y otras acciones deplorables y eso es lo que hacemos en la sociedad, tenemos el infierno aquí en la tierra.
Desde que nacemos tenemos el amor a flor de piel, los niños pequeños son como son y no tiene miedo de expresar lo que sienten, son libres y felices, demuestran su amor sin miedo, pero con el tiempo su inocencia y su pureza se van escondiendo, no se pierden si no que solamente se ocultan, con el tiempo también estos niños van siendo programados con lo que debe de creer y que cosas y como las debe hacer, a esta programación se le conoce como la domesticación humana. Para programarlo se utiliza el sistema de premios y castigos, así que al principio tiene miedo de recibir el castigo al no hacer las cosas como se suponen que deben de hacerse, pero después también le tiene miedo a la recompensa, ahí es donde empieza el miedo y desde ese momento es difícil quitárnoslo, con el paso del tiempo nuestro miedo crece y se convierte en el miedo de ser rechazados de no ser totalmente aceptados, por ese miedo empezamos a fingir lo que no somos con la finalidad de ser lo suficientemente buenos para los demás. Pronto olvidamos quienes somos realmente nos empieza a importar la opinión que tienen los demás por el cómo somos y que hacemos, empezamos a basar nuestra vida en estas opiniones por eso es que adoptamos una imagen para la casa, otra para los amigos, otra para el trabajo y así con todos los ámbitos de nuestra vida. Entre lo que fingimos ser y en lo que somos realmente hay solamente mentiras y más mentiras.
En una relación en pareja el hombre se forma una imagen de la mujer y la mujer del hombre, y ambos buscan que ellos se adapten a la imagen que tienen, y con tantas imágenes que se hacen sobre el otro su relación se basa en las mentiras y el miedo y no en el amor y la verdad como se supone que debe de ser.
II La pérdida de la inocencia
Otra cosa que tenemos en la naturaleza humana es que nuestro cuerpo emocional es sensible y percibimos muchas cosas y en lo único en que nos concentramos es en explorar y disfrutar la vida.
Los niños pequeños se concentran solamente en el amor y en la libertad, y los expresan gastando su energía corriendo, riendo, jugando y explorando. A esta edad también son impecablemente inocentes, pero al empezar aplicándoles el sistema de premios y castigos la van perdiendo poco a poco causándoles heridas emocionales.
Por ejemplo: un niño corre libremente en un parque, en un pequeño descuido el niño se aleja de la vista de su mama y la madre preocupada empieza a buscarlo por todos lados, al encontrarlo lo primero que le hace es regañarlo o darle una nalgada por el susto que le metió, el niño se queda atónito sin dejar un rastro de la felicidad que sentía al explorar.
Desde el punto de vista del pequeño se cometió una injusticia y lo único que quiere es regresar el castigo, lo único que estaba haciendo era sentir y vivir el amor siguiendo sus instintos de exploración pero la madre al darle un regaño, castigo, o un golpe le provoca una herida a su cuerpo emocional y pierde una parte de su inocencia.
Después de la domesticación el resultado es diferente al regañarlo o al pegarle su reacción es diferente, ahora tiene miedo de regresar el golpe y solo reacciona con enfado, con lágrimas o la timidez, esto es derivado del miedo y el veneno emocional que tiene en sus heridas emocionales. Desde ese momento el futuro les empieza a preocupar y se da cuenta de que no puede confiar en nadie para mostrar el cómo es en realidad porque lo puede castigar o golpear y causar una herida emocional e inyectarle veneno a esta y como para el eso le resulta doloroso prefiere evitarlo.
Poco a poco la inocencia se va perdiendo, empezamos a sentir resentimiento y nos negamos a perdonar. Claro esto varía según la intensidad de la domesticación y la inteligencia de cada ser.
Cuando acumulamos demasiado veneno emocional tenemos la necesidad de liberarlo y lo hacemos captando la atención de otros y especialmente a la persona que causo la injusticia es a la que le mandamos el veneno emocional haciéndolo responsables de nuestro enfado, y si no lo logramos hacer se la mandamos a alguien más.
El enviar el veneno emocional captando la atención es común. Por ejemplo una pareja: la mujer está enfadada con su esposo, el esposo al llegar después de una jornada de trabajo lo reciben en su hogar con reclamos, el la ignora por completo y la mujer más se enfurece, ella le sigue gritando para captar su atención y llega el punto en donde el explota y comienza la discusión, en ese momento en el que el explota es cuando la mujer capta la atención de su marido y le pasa el veneno emocional provocándole enfado.
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