Ensayo Popper
masoke25 de Octubre de 2012
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El problema de la inducción es el problema filosófico de si los razonamientos inductivos están justificados, y en qué medida.
Hasta mediados del siglo XX, los razonamientos inductivos eran considerados una clase bastante específica de inferencia: inferencia de una proposición universal afirmativa (todas las esmeraldas son verdes) a partir de sus instancias (esta es una esmeralda verde, aquella es una esmeralda verde, aquella otra también, etc.). Esta clase de razonamientos son muy frecuentes en la ciencia y en la vida cotidiana, pero sin embargo no son deductivamente válidos. Esto es, la verdad de las premisas no garantiza la verdad de la conclusión. En teoría, podría ser que la próxima esmeralda que se encuentre sea roja, y no verde. El problema de la inducción consistía entonces en determinar si esta clase particular de razonamientos están justificados, y en que medida.
Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XX, la comprensión de la inducción se profundizó y el problema clásico es ahora un caso especial de un problema más amplio.1 Ya no es posible tomar como criterio de razonamiento inductivo a las inferencias desde casos particulares hasta proposiciones universales, porque existen argumentos de este tipo que son deductivamente válidos.1
Además, existen argumentos inductivos intuitivamente aceptables, pero que parten de premisas generales y concluyen proposiciones
El problema de la validez de las ciencias en general
Las ciencias, tanto naturales como humanas o sociales, se han planteado desde sus inicios la pregunta por la validez del conocimiento que generan. Dicha inquietud surge a partir de lo que ha sido denominado el Problema de la Inducción el cual, a grandes rasgos, consiste en la dificultad de obtener [1] conocimiento válido e universal a partir de premisas particulares. Siguiendo otra formulación, el problema de la inducción también se puede expresar como la dificultad para poder predecir los eventos futuros a partir de experiencias adquiridas en el presente.
La filosofía de las ciencias establece que sólo hay dos formas de obtener conocimiento, a saber, a través de la inducción y de la deducción. De esta manera, llamaremos inducción al proceso mediante el cual se obtiene un conocimiento por medio de la observación de premisas particulares. Y, por su parte, la deducción será el proceso lógico mediante el cual a partir de premisas universales se pueden derivar deducciones particulares. La deducción se construye a partir de silogismos, y por esa razón, se sostendrá que de dos premisas verdaderas se sigue, necesariamente, una conclusión verdadera.
El problema de la inducción radicará en la pregunta por cómo es posible generar un conocimiento universal a partir de observaciones finitas y particulares. Las ciencias, en general, poseen este problema pues sus leyes se constituirán a través Se puede considerar el problema de la inducción el asunto de si el resultado de la inducción esta justificado, es decir, si la inducción produce conocimiento 1 .
Generalmente se considera, a partir de la definición de Platón del conocimiento como “creencia verdadera y justificada”2 , que disponer de una justificación es requisito indispensable para que tales "creencias" constituyanconocimiento legítimo, es decir, sean consideradas válidas.
La RAE define “inducir” en su sentido filosófico, como “Extraer, a partir de determinadas observaciones o experiencias particulares, el principio general que en ellas está implícito”. Esas “extracciones” son de dos tipos:
-Generalizaciones acerca de las propiedades de “clases de objetos”, efectuadas a partir de una cierta cantidad deobservaciónes de casos individuales. Por ejemplo: la inferencia que las esmeraldas son verdes a partir de la observación de algunas (quizás muchas) esmeraldas individuales.
- Presunción que eventos en el futuro continuaran presentando la misma forma o que las mismas causas ocasionaran los mismos efectos observados en el pasado (ver Causalidad (filosofía). Lo que implica, por ejemplo, la creencia que lasleyes científicas serán válidas en el futuro. John Stuart Mill llamo a esta asunción el principio de la uniformidad de la naturaleza 3
Dado que ambas son utilizadas, ya sea explícita o implícitamente, en forma generalizada para proponer hipótesis -ya sea formales o no- a partir de observaciones empíricas, su cuestionamiento pone en duda mucho de, sino todo, el conocimiento humano. El problema adquiere especial relevancia en el ámbito científico, dado que generalmente se pensaba que las asunciones necesarias para formular leyes científicas requieren tanto generalizaciones como expectaciones de que eventos en el futuro continuaran exhibiendo los mismos comportamientos que en el pasado. Esto es expresado generalmente como el principio de simetría 4 5 6 o principio de invariancia 7 : (ver también Principio de Curie 8 y teorema de Noether).
de una serie inductiva finita desde la cual se extrae
La conceptualización involucra una serie de procesos, por medio de los cuales las ideas y los conceptos se clasifican y se diferencian, de forma tal que se produzcan definiciones que permitan lograr acuerdos acerca de las teorías que se tratan de expresar. Al menos se trata de lograr que otros entiendan, aunque no compartan lo que tratamos de decir. Por lo tanto la conceptualización se refiere al proceso por medio del cual nos movemos de la idea a la estructura de las operaciones en la investigación, mientras que la medición se refiere al proceso que nos lleva de la operación física al lenguaje matemático.
Popper nos invita a aprender de nuestros errores, a someter a crítica nuestras afirmaciones, a no considerar las propias ideas como dogmas o como verdades indiscutibles, sino como simples opiniones.
Sin embargo, existe el peligro de asumir el pensamiento de Popper de modo acrítico, como si se encontrara por encima de su propia teoría del conocimiento. Si Popper, en sus reflexiones epistemológicas, nos está proponiendo opiniones y conjeturas, no hay por qué temer someterlas a crítica, pues, como observaba cierto filósofo de la ciencia, el mejor modo de seguir a Popper es el de someter su pensamiento a la crítica.
Popper nos invita a aprender de nuestros errores, a someter a crítica nuestras afirmaciones, a no considerar las propias ideas como
dogmas o como verdades indiscutibles, sino como simples opiniones.
Sin embargo, existe el peligro de asumir el pensamiento de Popper de modo acrítico, como si se encontrara por encima de su propia teoría del conocimiento. Si Popper, en sus reflexiones epistemológicas, nos está proponiendo opiniones y conjeturas, no hay por qué temer someterlas a crítica, pues, como observaba cierto filósofo de la ciencia, el mejor modo de seguir a Popper es el de someter su pensamiento a la crítica.
1. La inducción en el cuadro de la epistemología popperiana
El así llamado problema de Hume se revela crucial para el pensamiento popperiano. Al parecer, el falsacionismo surge del rechazo de la inducción y del justificacionismo típicos del neopositivismo. Para Popper la inducción es un método de justificación; de ahí que, rechazando
la justificación, se resuelve el problema de la inducción. En vez de buscar razones positivas para fundar una teoría (que es lo que pretende el justificacionismo), hay que buscar las razones críticas (por qué preferir una teoría en lugar de otra). En palabras de Popper, «no podemos dar ninguna razón positiva para sostener que nuestras teorías son verdaderas». Las razones críticas, más que justificar, defienden la preferencia de una teoría sobre las demás, la decisión de usar ésta y no las otras. Popper por tanto contrapone justificación y crítica.
Y sin embargo, no por ello Popper renuncia a la verdad, que sigue siendo el objetivo (si bien nunca alcanzable) de la ciencia. Podemos
creer que una teoría está más cerca de la verdad (pero sólo eso, creer). Precisamente lo que hace racional el método científico es la búsqueda de la verdad. Esto explica por qué Popper se profesará realista. El realismo es visto por Popper como un «trasfondo que da sentido a nuestra búsqueda de la verdad. La discusión racional, es decir, la argumentación crítica con el propósito de acercarse más a la verdad, carecería de sentido sin una realidad objetiva, un mundo cuyo descubrimiento hacemos nuestra tarea». Popper concibe el realismo como la convicción o creencia de que hay un mundo real (que existe independientemente de nosotros), y hace consistir el problema del conocimiento en el problema de cómo descubrir ese mundo. La cuestión del realismo es, pues, una cuestión crucial, y no marginal, dentro de la epistemología popperiana.
Este admitir la existencia de lo real le permite poder hablar de la verdad como correspondencia (concretamente como correspondencia
entre el ‘mundo 1’ y el ‘mundo 3’). Como vemos, todos los aspectos centrales y característicos de la epistemología popperiana se encuentran
relacionados entre sí, y se siguen casi como en concatenación necesaria unos de otros. Y todos, de algún modo, parten de su posición
respecto al problema de la inducción.
2. La respuesta de Popper al problema de la inducción
Popper se gloría de haber negado abiertamente la inducción. Más aún, llega a decir que en esta negación va más lejos que el mismo
Hume9. Él mismo, en una de sus muchas referencias autobiográficas, narra la anécdota de su intervención en una reunión de la Sociedad
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