Ensayo de la Apología de Sócrates

Ensayo de la Apología de Sócrates.

En la Apología de Sócrates Platón describe la manera en la que Sócrates enfrentó las acusaciones de Melito, Licón y Anito, abordando con fundamentos y pruebas las acusaciones de las que lo culpaban. Melito lo hacía en representación de los poetas, Licón en representación de los oradores y Anito por los políticos y artistas, cada uno representando a un sector de la sociedad. Los acusadores estimaban que Sócrates era peligroso para la sociedad ateniense debido a que era un hombre que pensaba y que cuestionaba todo. La apología es bastante interesante dado que nos da entrega la posibilidad de conocer algunos de los pensamientos y creencias más profundas que Sócrates tenía respecto de muchos temas que le interesaban, y también porque lo decía para defenderse. Así hablaba de temas diversos de los cuales se le acusaba, cuestionando de manera muy inteligente a sus acusadores, con el objetivo de persuadir a los jueces para que lo absolvieran de lo que se le imputaba.

Al inicio pide a los atenienses que lo escuchen y que decidan si lo que dice es justo y no, después procede a responder y defenderse frente a sus primeras acusaciones. Lo primero de lo que lo acusan es de indagar lo que pasa en los cielos y en la tierra y además de que sabe convertir un argumento débil en el más fuerte, también de que enseñaba y que cobraba por ello, lo cual era falso. El refuta estas acusaciones mencionando primero que él no enseña nada ni cobra nada, simplemente hay jóvenes que le acompañan y conversan con él, pero él no les enseña, sin embargo lo que responden estos jóvenes cuando les preguntan que qué es lo que Sócrates enseña, ellos dicen que indaga sobre el cielo y la tierra, al aún no poder comprender lo que Sócrates habla.

Sócrates entonces para fundamentar su defensa, cuenta la historia de su amigo Querefón, cuenta que él había consultado al Oráculo de Delfos si había alguien más sabio que Sócrates, a lo cual el oráculo le había respondido que no había nadie más sabio que Sócrates, y que cuando su amigo se lo contó él quedó muy intrigado, pues era conciente de que en realidad no sabía nada y que eso motivó su búsqueda por encontrar la sabiduría en los hombres que se creían sabios, o que eran conocidos como tal. Empezó a entablar conversaciones con políticos, artistas, poetas, oradores; y se dio cuenta de que a pesar de la fama que tenían de sabios ninguno poseía verdadera sabiduría por lo que Sócrates les hacía ver y les decía que no eran sabios solamente que se creían sabios, Sócrates creía ser un poquito más sabio al saber que en realidad no sabía nada, ni presumía de ningún conocimiento, al hacer esto se fue ganando el odio y desagrado de la gente con la que conversaba, puesto que no les gustaba que Sócrates los dejara en evidencia de que en realidad no sabían lo que decían saber, sin embargo él continuo en su búsqueda.

Ante la siguiente acusación, la cual era la de “corrompe a los jóvenes y no creer en los Dioses del Estado” además de adorar a nuevos Dioses, Sócrates se defiende iniciando un diálogo con Melito, para probar que él no corrompía a los jóvenes, comienza afirmándole a Melito, de que si hay alguien que puede corromper a los jóvenes

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