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Escritura Walter Ong

adripra2125 de Agosto de 2014

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¿Qué es la "escritura" o "grafía"?

La escritura, en el sentido estricto de la palabra, la tecnología que ha moldeado e impulsado la actividad intelectual del hombre moderno, representa un adelanto muy tardío en la historia del hombre. El Homo sapiens lleva tal vez unos 50 mil años sobre la tierra (Leakey y Lewin, 1979, pp. 141 y 168). La primera grafía, o verdadera escritura, que conocemos apareció por primera vez entre los sumerios en Mesopotamia apenas alrededor del año 3500 a. de C. (Diringer, 1953; Gelb, 1963).

Antes de esto, los seres humanos habían dibujado durante innumerables milenios. Asimismo, diversas sociedades utilizaban diferentes recursos para ayudar a la memoria o aides-mémoire: una vara con muescas, hileras de guijarros, o bien como los equipos de los incas (una vara con cuerdas a las que se ataban otras cuerdas), los calendarios de los indios norteamericanos de las llanuras, quienes dividían el tiempo por inviernos y así sucesivamente. Sin embargo, una grafía es algo más que un simple recurso para ayudar a la memoria. Incluso cuando es pictográfica, una grafía es algo más que dibujos. Los dibujos representan objetos. Un dibujo de un hombre, una casa y un árbol en sí mismo no expresa nada. (Si se proporciona el código o el conjunto de reglas adecuado, es posible que lo haga; pero un código no puede representarse con imágenes, a menos que sea con la ayuda de otro sistema no codificable en la ilustración. En último término, los códigos deben explicarse con algo más que dibujos; es decir, con palabras o dentro de un contexto humano total, comprensible a los seres humanos.) Una grafía en el sentido de una escritura real, como es entendida aquí, no consiste sólo en imágenes, en representaciones de cosas, sino en la representación de un enunciado, de palabras que alguien dice o que se supone que dice.

Por supuesto, es posible considerar como "escritura'' cualquier marca semiótica, es decir, cualquier marca visible o sensoria que un individuo hace y a la cual le atribuye un significado. Por lo tanto, un simple rasguño en una piedra o una muesca en una vara, interpretables sólo por quien los produjo, podría ser "escritura". Si esto es lo que se pretende dar a entender por "escritura", su antigüedad es comparable, tal vez, a la del habla. No obstante, las investigaciones de la escritura que la definen como cualquier marca visible o sensoria con un significado determinado, la integran en la conducta meramente biológica, ¿Cuándo se convierte en "escritura" la huella de un pie o un depósito de heces u orina (empleados por muchas especies de animales como comunicación; Wilson, 1975, pp. 228-229)? El uso del termino "escritura" con este sentido más amplio, para incluir toda marca semiótica, hace trivial su significado. La irrupción decisiva y única en los nuevos mundos del saber no se logró dentro de la conciencia humana al inventarse la simple marca semiótica, sino al concebirse un sistema codificado de signos visibles por medio del cual un escritor podía determinar las palabras exactas que el lector generaría a partir del texto. Esto es lo que hoy en día llamamos "escritura" en su acepción más estricta.

En este sentido global de escritura o grafía, las marcas codificadas visibles integran las palabras de manera total, de modo que las estructuras y referencias sutilmente intrincadas que se desarrollan en el oído pueden ser captadas en forma visible exactamente en su complejidad específica y, por ello mismo, pueden producir estructuras y referencias todavía más sutiles, superando con mucho las posibilidades de la articulación oral. En este sentido ordinario, la escritura, era y es la más trascendental de todas las invenciones tecnológicas humanas. No constituye un mero apéndice del habla. Puesto que traslada el habla del mundo oral y auditivo a un nuevo mundo sensorio, el de la vista, transforma el habla y también el pensamiento. Las muescas en las varas y otras aides-mémoire conducen hacia la escritura, pero no reestructuran el mundo vital humano como lo hace la verdadera escritura.

Los sistemas de verdadera escritura pueden desarrollarse, y normalmente lo hacen, de manera paulatina a partir de un uso más elemental de los recursos para ayudar a la memoria. Existen etapas intermedias. En algunos sistemas codificados, el que escribe sólo puede producir aproximadamente lo que el lector comprenderá, como en la técnica creada por los vai en Liberia (Scribner y Cole, 1978) o incluso en los antiguos jeroglíficos egipcios. El control más riguroso es el logrado por el alfabeto, aunque aun éste nunca sea totalmente perfecto en todos los casos. Si escribo la palabra read, pudiera significar un participio pasado (pronunciado para rimar con red), e indicaría que el documento sobre el cual la escribí ya fue revisado; o es posible que sea un imperativo (pronunciado para rimar con reed), e indicaría que habrá que revisarlo. Incluso con el alfabeto, en ocasiones se necesita un contexto extra-textual, aunque sólo en casos excepcionales: ¿cuán excepcionales? Dependerá de la medida en que se haya adaptado el alfabeto a una lengua dada.

Muchas grafías pero sólo un alfabeto

En el mundo se han creado todo tipo de grafías cuya evolución ha sido independiente de las demás (Diringer, 1953; Diringer, 1960; Gelb, 1963); la escritura cuneiforme mesopotámica, 3500 a. de C. (las fechas aproximadas fueron tomadas de Diringer, 1962); los jeroglíficos egipcios, 3000 a.C. (tal vez con un poco de influencia de la escritura cuneiforme); la escritura minoica o micénica "Lineal B", 1200 a. de C.; la escritura del valle del Indo, 3000-2400 a.C.; la escritura china, 1500 a.C.; la escritura maya, 50 d.C.; la escritura azteca, 1400 d.C.

Las grafías tienen antecedentes complejos. La mayoría de ellas, tal vez todas, derivan directa o indirectamente de cierto tipo de escritura pictográfica o, quizás en algunos casos, en un nivel aún más elemental, del uso de símbolos. Se supone que la grafía cuneiforme de los sumerios, la primera de todas las que se conocen (ca. 3500 a. de C.), se originó, parcialmente al menos, a partir de un sistema para registrar transacciones económicas utilizando símbolos de arcilla encerrados en pequeños recipientes o bulas, huecos pero totalmente tapados, como si se tratara de un pericarpio, y hendiduras en la parte externa que representaban los símbolos del interior (Schmandt-Besserat, 1978). Por lo tanto, los símbolos en el exterior de la bula —digamos, siete hendiduras— llevaban con ellos, dentro de la bula, la prueba de lo que representaban —digamos siete pequeños artefactos de arcilla con figuras distintas para representar vacas, ovejas u otras cosas aún no descifrables—, como si las palabras siempre se formularan acompañadas por sus significados concretos. El marco económico de tal uso precaligráfico de símbolos pudiera ayudar a asociarlas con la escritura, pues se sabe que la primera grafía cuneiforme, de la misma región de las bulas, cualesquiera que sean sus antecedentes exactos, servía principalmente para objetivos económicos y administrativos cotidianos en las sociedades urbanas.

La urbanización proporcionó el incentivo para crear un método de registro. El uso de la escritura para creaciones de la imaginación, como por ejemplo las palabras habladas en cuentos o lírica, es decir, el uso de la escritura para producir literatura en el sentido más específico del término, aparece bastante tarde en la historia de la grafía.

Las imágenes pueden servir simplemente de aides-mémoire, o puede conferírseles un código que les permita representar en forma más o menos exacta palabras específicas, con diversas relaciones gramaticales entre sí. La escritura china de caracteres aún hoy en día se compone básicamente de dibujos, pero estilizados y codificados de complicadas maneras, que sin duda la convierten en el sistema de escritura más complejo que el mundo ha conocido. La comunicación pictográfica, tal como la encontrada entre los primeros indígenas americanos y en muchos otros (Mackay, 1978, p. 32), no evolucionó a una grafía real porque el código se mantuvo demasiado vago. Las representaciones pictográficas de diversos objetos servían como una especie de memorándum alegórico a los grupos que trataban ciertos temas restringidos, los cuales ayudaban a determinar de antemano cómo se relacionaban entre sí estas imágenes específicas. No obstante, y aun en esos casos, el significado deseado no resultaba del todo claro.

A partir de los pictogramas (el dibujo de un árbol representa la palabra para "árbol"), las grafías crearon otros tipos de símbolos. Uno de ellos es el ideograma, en el cual el significado es un concepto no representado directamente por el dibujo, sino establecido por un código: por ejemplo, en el pictograma chino, un dibujo estilizado de dos árboles no representa las palabras "dos árboles" sino la palabra "bosque"; las figuras estilizadas de una mujer y un niño, uno junto al otro, simbolizan la palabra "bueno", y así sucesivamente. La palabra hablada para mujer es ny, para niño, dza, para bueno, hua: la etimología pictórica, como en este caso, no necesariamente tiene relación con la etimología fonémica. Los que escriben el chino se relacionan con su lengua de manera muy diferente de aquellos que la hablan sin saber escribirla. En un sentido especial, las cifras como 1, 2, 3, son ideogramas interlingüísticos (aunque no pictogramas): representan el mismo concepto, pero no el mismo sonido en idiomas que cuentan con palabras enteramente distintas para 1, 2, 3. Además, aun dentro del léxico

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