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Etica Y Utopia


Enviado por   •  17 de Octubre de 2013  •  2.066 Palabras (9 Páginas)  •  459 Visitas

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SILVANA PAREJA VARGAS

BOGOTÁ D.C.

LICEO FESAN

1102

LA ÉTICA Y EL RESCATE DE LA UTOPÍA

ÉTICA

Hubo una gran filósofa que se guío por fundamentos de grandes mentes como Kant, Hegel, Habermas y Apel; nació en 1947 y es catedrática de Ética de la Universidad de Valencia y Directora de la Fundación ETNOR. Adela Cortina para avanzar en su teoría filosófica sobre la ética se inscribe dentro del procedimentalismo y la ética discursiva, las cuales se presentan como marco teórico fundamentalmente a los filósofos nombrados anteriormente.

Adela sostiene, junto con Apel y Habermas, la racionalidad del ámbito práctico, el carácter necesariamente universalista de la ética, la diferenciación entre lo justo y lo bueno, la presentación de un procedimiento legitimador de las normas y la fundamentación de la universalización de las normas correctas mediante el diálogo.

Ella realizó una transformación mediante el diálogo a la lógica trascendental kantiana discurriendo por el camino abierto por las éticas del diálogo, entendiendo la filosofía como discurso práctico legitimador de normas morales y jurídicas, como también de la forma política; y la verdad como validez práctica.

¿Qué problemas trata específicamente la filosofía de Adela Cortina?

Adela se basa en tres principales fundamentos para desarrollar su filosofía, los cuales tratan de la ética del consumo, la cual se centra en que los consumidores carecen de la información necesaria sobre las consecuencias de los productos para el conjunto de la sociedad y para el entorno, además que afirma que es consumo ético el que proporciona a las personas una vida buena; por otra parte está en reencuentro entre ética y economía, en el cual la empresa prudente trata de conocer las aspiraciones de sus grupos de interés y de responder a ellas, la responsabilidad, transparencia y la confianza son entonces imprescindibles para alcanzar el bien de la empresa al medio y largo plazo; y finalmente la guerra o desarrollo humano, en el cual asegurar la paz mediante la guerra, como coartada o como razón de fondo, está más que cuestionada, no se asegura la paz con la guerra, sino con el desarrollo de las personas y de los pueblos.

El pensamiento de Adela Cortina siempre ha sido muy crítico frente a todo el proceso de globalización, esto se evidencia tanto en los temas tratados como en sus teorías planteadas.

Sobre la ética del consumo quiere hacer caer en cuenta a la gente que no puede dejarse engañar por los medios de comunicación y la publicidad sobre la “utilidad y necesidad” de un producto, también que el consumismo no los hace más personas o más valiosos dado a que por el simple hecho de ser humanos ya los hace personas con unos derechos fundamentales.

Por otra parte, ataca el consumismo desde la esfera de la economía y la empresa, planteando que para que haya verdadero desarrollo debe existir las oportunidades y condiciones necesarias para que los pueblos y personas se desenvuelvan humanamente, no solo económicamente, y para eso convoca a las empresas para que no solo busquen su bienestar propio, sino también que se interesen por el bienestar de los grupos que se ven afectados por su labor, y de esta manera crear la cultura de la responsabilidad social empresarial.

En su principal teoría, la ética del discurso, rescata la bondad del dialogo y la comunicación para crear normas legitimas universales, con el objetivo de que esa globalización se lleve de forma humana, es decir, que los intereses personales y económicos de unos pocos no primen sobre los de la mayoría.

En conclusión, Adela Cortina busca hacer valer la humanidad y la ética en un proceso de globalización donde por falta de comunicación y dialogo se atropellan los intereses y derechos de la mayoría y de los más necesitados.

RESCATE DE LA UTOPÍA

Leonardo Boff nació en Concordia, Santa Catarina (Brasil), el 14 de diciembre de 1938. Es nieto de emigrantes italianos venidos del Veneto a Rio Grande do Sul a finales del siglo XIX. Hizo sus estudios primarios y secundarios en Concordia-SC, Rio Negro-PR y Agudos-SP. Estudió Filosofía en Curitiba-PR y Teología en Petrópolis-RJ. En 1970 se doctoró en Teología y Filosofía en la Universidad de Múnich-Alemania. Ingresó en la Orden de los Frailes Menores, franciscanos, en 1959. Leonardo se enfocó en la utopía y de una u otra manera su rescate

¿Qué es la utopía?

En el desamparo en que se encuentra la humanidad actual se hace urgente rescatar el sentido libertador de la utopía. En verdad, vivimos en el ojo de una crisis de civilización de proporciones planetarias. Toda crisis ofrece oportunidades de transformación y riesgos de fracaso. En la crisis se mezclan miedo y esperanza, especialmente ahora que estamos ya dentro del proceso de calentamiento planetario. Necesitamos esperanza. Ella se expresa en el lenguaje de las utopías. Éstas, por su naturaleza, nunca van a realizarse totalmente, pero nos mantienen caminando. Bien dijo el irlandés Oscar Wilde: «Un mapa del mundo que no incluya la utopía no es digno de ser observado, pues ignora el único territorio en el que la humanidad siempre atraca, partiendo enseguida hacia otra tierra aún mejor». En Brasil, el poeta Mario Quintana observó acertadamente: «Si las cosas son inalcanzables… ¡oye!/No es motivo para no quererlas/ ¡Que tristes los caminos si no fuera/la mágica presencia de las estrellas!».

La utopía no se opone a la realidad, más bien pertenece a ella, porque ésta no está hecha solamente de aquello que es, sino de lo que todavía es potencial y que un día puede ser. La utopía nace de este trasfondo de virtualidades presentes en la historia y en cada persona. El filósofo Ernst Bloch acuñó la expresión principio-esperanza. Por principio-esperanza, que es más que la virtud de la esperanza, él entiende el inagotable potencial de la existencia humana y de la historia, que permite decir no a cualquier realidad concreta, a las limitaciones espacio-temporales, a los modelos políticos y a las barreras que cercenan el vivir, el saber, el querer y el amar.

El ser humano dice no porque primero dijo sí: sí a la vida, al sentido, a los sueños y a la plenitud ansiada.

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