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Evolución: fe, ciencia y razón


Enviado por   •  28 de Diciembre de 2016  •  Ensayos  •  3.488 Palabras (14 Páginas)  •  289 Visitas

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COMPLEMENTARIEDAD ENTRE CIENCIA, RAZÓN Y FE

INTRODUCCIÓN

A lo largo de la historia, el hombre se ha admirado por la maravilla del lugar que habita y de las relaciones que tiene con los diferentes seres que interactúan con él. Se ha planteado una serie de preguntas para responder de alguna manera  a las inquietudes que en lo profundo de su ser lo motivan a conocer sobre el universo y sobre todo por la finalidad que tiene su vida, ¿Cuál es su trascendencia? ¿Existe un ser superior a él?

Los hombres en diferentes épocas han tratado de resolver estas interrogantes usando diversos métodos y herramientas. Se tiene una instrumento racional que trata sobre la finalidad y causas últimas como es la filosofía, una verdad revelada por Dios en la cual interviene la fe, y el estudio de las cosas según una metodología particular que es la ciencia.

Estos tres enfoques han estado muchas veces confrontados, sobre todo en el último siglo, con el desarrollo de las ciencias positivas se ha pretendido explicar toda realidad excluyendo en  numerosas oportunidades a las otras corrientes de pensamientos.  Esto dio  lugar a un enfrentamiento entre la fe, la ciencia y la filosofía sin analizar que estos tres enfoques no solo son compatibles entre sí, sino que son complementarios.

Cuando se analiza los diferentes puntos de vista controversiales entre ciencia, razón y fe, se observa una incompatibilidad que se debe a la falta de rigor metodológico esencialmente. Nos referimos a que la ciencia, no como un saber estructurado, realiza afirmaciones que no pertenecen al medio ni método de su estudio, sino al filosófico, sin ser conscientes de ello. En ocasiones, sin embargo, sabiéndolo tratan de ignorar tales excesos quizás por motivos ideológicos o para imponer sus ideas aun a costa de falsear  algunas investigaciones.

Tomemos en el caso de investigaciones de la evolución, la historia del Pithecantropus conocido como el hombre de Java. El descubridor Eugene Dubois exhibió al mundo científico, dos fémures, un casquete craneal y dos dientes y basándose en estas cinco piezas se construyeron modelos de una nueva especie de “Eslabón perdido” al que se  llamó Pithecantropus Erectus (Hombre – Mono). Los modelos se enviaron a todos los museos del mundo hasta que el mismo Dubois confesó haber manipulado las pruebas y se descubrió el fraude[1]. El científico holandés en realidad había presentado una bóveda craneal fósil de un gibón grande y un fémur humano hallado a catorce metros de distancia. Lamentablemente, hasta hoy esta falsedad se continúa enseñando en las escuelas primarias y secundarias, en los libros de texto y revistas serias, citado en la Scripta Theologica, enero 20, 1988, pág. 76[2].

Igualmente puede encontrarse errores o insuficiencias metodológicas por parte del filósofo o del teólogo, ya que estos desean afirmar cualquier teoría o principio de índole filosófico o teológico sin tomar en cuenta a la realidad, a pesar del hecho que la realidad demuestra algo diferente no es tomada en cuenta y fuerzan sus hallazgos. En religiones a esta postura se le conoce como fundamentalista. Entre ellas encontramos las llamadas corrientes creacionistas que en una lectura literal de la Biblia niegan los avances científicos y conclusiones basados en estudios serios sobre el origen del hombre y el mundo.

Para explicar el origen del universo existen entre otros, tres puntos de referencia esencialmente: el teológico, el filosófico y el científico. Pareciera que cada explicación excluye a las otras, pero veremos que no solo no se excluyen entre sí, sino que pueden ser complementarias si es que cada género del saber es consciente de sus limitaciones y sus alcances. Estas relaciones también se aplican a las metodologías seguidas por cada una de ellas.

La creación del mundo según la tradición judío cristiana se basada en la Biblia, en ella se expresa que Dios creó el mundo en seis días. En Estados Unidos han surgido organizaciones sustentadas en la lectura literal de la Biblia, conocidas como  “creacionismo científico”. Henry Morris  fundador y principal propulsor del Institute for Creation Research (ICR) de San Diego, afirmaba en 1966:“si el hombre desea saber algo acerca de la creación, su única fuente de información verdadera es la revelación divina. . .  la creación habría tenido lugar en días de 24 horas, excluyendo absolutamente toda posible evolución.”[3] 

Posteriormente, aparecen las explicaciones filosóficas, de la religión nace la filosofía, que varían de acuerdo al pensador. Tenemos así la Teogonía de Hesíodo o el universo de cilindros concéntricos de Anaximandro, hasta Aristóteles que decía que el universo siempre ha existido.

A partir del desarrollo científico a principios del siglo XX surgirían explicaciones cosmológicas que tendrían la ventaja de proporcionar a su favor datos medibles contrastando y a menudo descalificando a la teología y filosofía por sus argumentaciones o creencias, debido a su entorno y no de hechos tangibles como lo proporciona la ciencia.

“En la popular serie televisiva Cosmos, cuyo subtítulo es una evolución cósmica de 15 millones de años que ha transformado la materia en vida y conciencia” su director Carl Sagan, conocido divulgador científico, se dirige al público diciendo que todos somos solamente “un conjunto de moléculas con una riqueza colectiva”[4]. Es obvio que el método empírico de la ciencia experimental no puede llegar al espíritu aunque éste exista; y lo mismo vale para la conciencia moral. La visión materialista de Sagan es por supuesto, una premisa filosófica materialista y no una conclusión científica.

EL ORIGEN DEL UNIVERSO

Luego de la formulación de la teoría de la relatividad general por Albert Einstein en 1915, surgieron corrientes de pensamiento para explicar el universo en su conjunto. Einstein incluyó en sus ecuaciones “una constante cosmológica” debido a que el universo que estudiaba cambiaba con el tiempo. Era un artificio que ideó para construir su teoría. Posteriormente, reconoció que “fue el peor error de mi vida”. Sobre las investigaciones de Einstein, Friedman y De Sitter desarrollaron esta teoría en el marco de un universo dinámico.

Por primera vez se formuló que el universo estaba en expansión. Sin embargo, las  investigaciones de estos científicos no fueron tomados en cuenta, debido al prestigio de Einstein. Lemaitre, sacerdote belga, basó sus estudios en esta línea y escribió un artículo donde defendía la explicación teórica del universo en expansión, incluso antes que Hubble quien descubrió en 1929 el efecto Doppler en las estrellas demostrando cómo se alejan de la tierra: más rápido cuánto más lejos están.

Si consideramos que el universo estaba en expansión, resulta lógico pensar que en el pasado ocupaba un lugar cada vez más pequeño, al punto que todo el universo estaría contenido en un solo átomo primitivo.

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