FICHA DE LECTURA: DE LO ESPIRITUAL EN EL ARTE

La espiritual y el arte han tenido una extraña relación desde los primeros tiempos del arte, desde los griegos, con el término kalokagathía que implicaba en el artista que a través de sus actos, tallaba su propio ser, lo bello y lo bueno, haciendo así un arte trascendente.

Pasando por los expresionistas cuya necesidad de expresar lo que anímicamente se movía en ellos, por medio del color, plasmando una bella composición.

Esta obra de Kandinsky es hija de su tiempo, tal como él lo afirma en las primeras páginas. Responde a una serie de conflictos en materia de representación de obra que se vivieron en su época, por parte de él mismo y sus contemporáneos. El autor que al mismo tiempo que producía su obra artística, generando un gran revuelo en los paradigmas del arte, se le considera uno de los pioneros del arte abstracto, debido a su innovación tanto en la formalización de la obra como a la manera de nombrar sus cuadros. Pero el mayor aporte de Kandinsky al mundo, fue esa especial visión de intento de expresión espiritual en el arte.

Entre las influencias que encontramos, está la teosofía, movimiento filosófico que pretende que tan sólo hay una religión raíz, de donde todas las existentes, parten, a esto se le aúna una gran parte de la filosofía oriental, con su concepto de supresión de los sentidos.

Las teorías platónicas también parecen tener gran relevancia para el autor, que considera que el arte por ser una expresión espiritual, forma parte de un lenguaje universal que permite conectar el mundo espiritual y terrenal, y esto se anuncia desde su título.

En una primera parte, trabaja sobre el estado actual del arte y de las grandes dificultades que se están presentando al momento de formalizar una obra “Toda obra de arte es hija de su tiempo, muchas veces es madre de nuestros sentimientos. De la misma forma, cada período de la cultura produce un arte propio que no puede repetirse (...)” se sirve del triangulo para explicar la distribución de los hombres en materia de interés por trascender espiritualmente y en el saber. En la punta, se encuentra de pocos hombres con este interés. Y en la base de este triangulo está el vulgo generalizado conforme y predispuesto con los paradigmas pintados desde su nacimiento. Los primeros serán vistos como engendros de la sociedad, y serán ridiculizados por ir en busca de ese algo diferente, pero que con el tiempo serán llamados los revolucionarios porque lograron ver más allá de.

El libro gira en torno a la relación trascendente que es objetivo tanto de espectador como del artista, para lograr una conexión espiritual mediante el lenguaje artístico. Para ello se remite a hablar de la influencia de las formas y el color en la pintura, mencionando las características y elementos constituyentes de esta última. Menciona además que el valor de la pintura se da a la par de la repetición del color y su dinamización,

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