FILOSOFIA MODERNA Y CÓNTEMPORANEA
CessilianavarroEnsayo31 de Mayo de 2014
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FILOSOFIA MODERNA Y CÓNTEMPORANEA
Descripción de los planteamientos de Descartes
EL MÉTODO.
Descartes define el método como "el conjunto de reglas ciertas y fáciles, que hacen imposible, para quien las observa exactamente, tomar lo falso por verdadero, y, sin ningún esfuerzo mental inútil, sino aumentando siempre gradualmente la ciencia, le conducirán al conocimiento verdadero de todo lo que es capaz de conocer".
Ese conjunto de reglas es enunciado por Descartes, el dos lugares, el 1ugares: en su obra inacabada, Reglas para la dirección del ingenio, donde expone 21 reglas y en la segunda parte del Discurso del método, donde todas las reglas se sintetizan en cuatro:
1.-) Regla de la evidencia.
2.-) Regla del análisis.
3.-) Regla de la síntesis.
4.-) Regla de la enumeración.
1. Regla de la evidencia.
Descartes opone la evidencia a la conjetura; mientras que en la evidencia la verdad se manifiesta de manera inmediata, no sucede así con la conjetura. Dicha regla consiste en "no aceptar nunca ninguna cosa por verdadera, si no se la reconoce verdaderamente como tal; para ello es preciso evitar diligentemente la PRECIPITACIÓN y la PREVENCIÓN, y no comprender en mis juicios más que lo que se presente tan CLARA Y DISTINTAMENTE a mi espíritu, que yo no tenga ninguna ocasión de ponerlo en duda".
Por claridad, entendemos la presencia inmediata de una idea ante la mente que la considera. Por distinción entendemos la imposibilidad de confundir una idea con otra. La distinción sería, por tanto, la separación de las ideas, de modo que una no contenga nada de las otras; mientras que toda idea distinta es clara, no por ser clara una idea es distinta.
La precipitación consiste en tomar por verdadera una idea que es confusa. Por prevención, entiende Descartes, negarse a admitir una idea a pesar de ser clara y distinta. El acto por el cual el alma llega a la evidencia es la intuición. ¿Cómo define Descartes la intuición?
"No es el testimonio fluctuante y cambiante de nuestros sentidos, ni el juicio falaz de la imaginación erróneamente coordinada, sino un concepto de la mente, pura y atenta, tan fácil y distinto, que no queda duda de lo que pensamos, es decir, un concepto no dudoso de la mente que nace de la sola luz de la razón y es más cierto que la deducción".
2) Regla del análisis.
Consiste en "dividir cada una de las dificultades que se han de examinar, en el mayor número de partes posibles y necesarias para resolverlas mejor". Mediante el análisis se pretende llegar a lo que Descartes denomina naturalezas simples, que no se pueden dividir más, y que, por tanto, son claras y distintas; esos serían los primeros elementos de toda deducción.
3) Regla de la Síntesis.
Que consiste en "conducir mis pensamientos por orden, empezando por los objetos más simples y fáciles de conocer, para ascender poco a poco, como por grados, hasta los conocimientos más complejos, suponiendo que haya un orden, incluso entre los objetos que no se precedan naturalmente los unos de los otros".
Podríamos decir que el orden es para la deducción, lo que la evidencia es para la intuición.
4) Regla de la Enumeración.
Que consiste en "hacer en todo enumeraciones tan complejas y revisiones tan generales que estemos seguros de no omitir nada".
Mientras la enumeración sirve para comprobar el análisis, la revisión garantiza la síntesis. El análisis o división tiene un límite, que son los objetos más simples y fáciles de conocer, los elementos indivisibles a los que denomina naturalezas simples, los cuales representan, el último término del análisis y el primero de la síntesis, y son captados por intuición.
La deducción sería por tanto una intuición concatenada y sucesiva de naturalezas simples, pero a diferencia de la intuición, la deducción no necesita una evidencia presente, sino que se la pide prestada a la memoria.
Duda Metódica.
Metódica quiere decir que Descartes va a dudar por método, que su duda no es para destruir, a diferencia de la duda escéptica, sino para construir. El escepticismo en la época de Descartes era denominado pirronismo y afirmaba que en esta vida es imposible encontrar ninguna certeza, ya que la realidad es cambiante a cada instante y no hay nada firme a lo que asirnos; por lo tanto, ningún saber es posible; su actitud es la de la duda permanente, siendo imposible salir de ella, o, con otras palabras, no cabe ninguna certeza; la vida no sería otra cosa que movimiento, engaño de los sentidos, sueño o locura. En el fondo del barroco persiste este sentimiento; por el contrario, lo que trata de hacer Descartes es, partiendo de las mismas armas escépticas, partiendo de esa duda, combatirla; el decir, si llevando la duda escéptica a su radicalidad más absoluta, encontramos una intuición, una certeza de la que no quepa la más mínima duda, el escepticismo quedaría refutado, y esa certeza sería el fundamento a partir del cual comenzar a edificar el edificio de la ciencia.
Duda universal.
Esto quiere decir que hay que dudar de todo, lo cual supone reconocer el carácter incierto y problemático de los conocimientos de su época.
Duda teorética.
Por último decimos que la duda es teorética, en el sentido de que no debe extenderse al plano práctico, es decir, a las creencias religiosas o a los comportamientos éticos; la duda solamente afecta a la teoría y reflexión filosófica y científicas; de hecho, Descartes recomendará que mientras no se encuentre una cosa mejor, cada cual debe preservar en las convicciones en que le han educado sus padres.
La duda de Descartes posee tres niveles:
I.- Duda de los sentidos. Si los sentidos nos engañan algunas veces, nos podrían estar engañando siempre.
2.-Duda del mundo exterior y de los productos de la imaginación. Cuando soñamos sentimos experiencias semejantes a las que tenemos mientras estamos despiertos sin que se pueda hallar un criterio seguro de distinción entre el sueño y la vigilia.
3.- Duda del buen funcionamiento de la propia razón humana. A las dos dudas anteriores, podríamos responder que hay conocimientos verdaderos, tanto cuando estamos soñando como cuando estamos despiertos, como es el caso de las matemáticas, ya que tales conocimientos no se basan en la realidad exterior, sino en contenidos puramente formales (juicios analíticos); sin embargo, Descartes, intentando llevar su duda al extremo, utilizará una metáfora, para mostrar que ni siquiera los juicios analíticos, escapan a la duda; no es ilógico pensar la posibilidad de haber sido creados por un genio engañador que nos procura conocimientos aparentemente ciertos, pero falsos en realidad; con ello Descartes quiere afirmar la posibilidad de que nuestra razón funcione mal, es decir, la posibilidad de la locura.
Si a partir de esta duda universal, pudiéramos llegar a una primera evidencia indudable, ésta se convertiría en el fundamento, a partir del cual verificar el conocimiento cierto.
Para Descartes hay una certeza que resiste todos los ataques de la duda y de la que es imposible dudar. Puede que el contenido de mis sentimientos sea falso, puede que todas las ideas que imagino sean falsas, puede que todas las ideas que pienso sean falsas; ahora bien, nunca podrá ser falso que tiene que haber un sujeto pensante, alguien que piense, alguien que sienta, alguien que dude, alguien que se equivoque; por lo tanto, el pensamiento y la existencia se dan simultáneamente.
Quizá no exista el mundo exterior, quizá no exista mi cuerpo ni el tuyo, pero de lo que no puedo dudar es que existo como pensamiento. Esta primera evidencia la expresa Descartes como sigue: "Cogito ergo sum".
El cogito ergo sum es el principio buscado, es la idea clara y distinta en la que se debe fundar todo el edificio de la filosofía y el saber; no es una deducción, sino una intuición; no deduzco la existencia del pensar, sino que las dos, pensar y existir, se dan al mismo tiempo: lo percibo clara y distintamente.
Esa verdad es una verdad inmutable, pero tal proposición además de afirmar mi existencia, dice algo acerca de lo que yo soy. Puesto que hemos dudado de toda la realidad material, a la cual a partir de ahora le llamaremos res extensa, no podemos decir que existamos como cuerpos; por lo tanto, es que existo como cosa que duda, que piensa, como res cogitans. Nos dirá Descartes lo siguiente: " La certeza de mi existir se enlaza sólo con el pensamiento y con sus determinaciones: el dudar, el entender el concebir, el afirmar, el negar, el querer, el no querer, el imaginar, el sentir, y, en general, todo lo que existe en mi y de lo cual tengo inmediata conciencia". Las cosas sentidas, imaginadas o pensadas pueden ser falsas. Las ideas que yo poseo, puede que sean falsas y que no representen ninguna realidad exterior, pero lo que no puede ser nunca falso es el acto de sentir, de pensar o imaginar; afirmar que yo existo supone afirmar que soy una sustancia que piensa, una razón, primando de esta manera al sujeto pensante sobre el objeto pensado, giro completo con respecto a las anteriores concepciones de la realidad.
El cogito ergo sum hasta ahora estaba cerrado sobre sí mismo; lo que tiene que hacer ahora Descartes, es comenzar a deducir la realidad externa a partir de cogito ergo sum. Ciertamente, basándome en el Cogito ergo sum, yo no estoy seguro más que de mi existencia, pero mi existencia es la de un ser que piensa, es decir, un ser
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