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Fenomenologia


Enviado por   •  4 de Enero de 2013  •  1.407 Palabras (6 Páginas)  •  409 Visitas

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Es un factor imprescindible tanto para penetrar en la vida cotidiana como para reflexionar sobre el fenómeno educativo, son razones suficientes para tenerla presente en cualquier programa dirigido a conocer o transformar la realidad humana, incluida obviamente la realidad educativa. Nos referimos a la fenomenología que se inicia con Husserl, se prolonga con la fenomenología existencial francesa y la filosofía hermenéutica y llega a nuestros días con aplicaciones concretas y cada vez más ricas a diversos problemas demasiado humanos. Optamos por ella porque hace de la existencia, la experiencia vivida y el cuerpo el núcleo de sus planteamientos. La fenomenología describe las vivencias y aclara el sentido que nos envuelve en nuestra vida cotidiana, el significado del ser humano, en suma, la experiencia que somos. El objetivo de la fenomenología es describir la ìntima relación existente entre ambos; de modo que, si queremos enseñar a ser (no a tener), tenemos que enseñar a pensar y el pensamiento no es nada si no es crítico de lo dado; no es la reproducción de lo que hay, una simple justificación de las condiciones de existencia actuales, sino que ha de descubrir las insuficiencias de las mismas y superarlas. La tecnificación de la educación no ha afianzado el diálogo y ha excluido de la escuela los valores desviando su transmisión a la familia. A ello se ha unido el triunfo generalizado del decisionismo ético y estético en la sociedad. Al igual que la fenomenología, FpN intenta hacer frente a esta situación desarrollando en el niño la capacidad de pensar en lugar de transmitirle conocimientos. Todo concepto de "educación" y todo modelo educativo descansan en determinada concepción del conocimiento. Generalmente, éste se concibe estáticamente, como algo ya dado y la educación se entiende correlativamente como transmisión de un producto acabado. La fenomenología no es un método más, una simple techné, sino una forma de vida y una actitud ante la realidad que se interesa por la verdad y no por la victoria dialéctica. Desde nuestra posición fenomenológica, pensamos que no basta con enseñar a los alumnos retórica o reglas de razonamiento, sino que hay que mostrarles verdades universales y necesarias, reglas y valores que pueden ser razonablemente probados pero que, sobre todo, debemos perseguir si deseamos cambiar el mundo. En este sentido, transformar el aula en comunidad de investigación no consiste únicamente en convertirla en una comunidad de discusión, sino, sobre todo, en articular intereses y actividades. La fenomenología entiende la educación como una dimensión de la vida cuya duración es prolongada y sus efectos duraderos. Podemos hacer de ella una praxis cuya meta sea la transformación de la existencia y no sólo el cambio educativo. Para ello hay que establecer condiciones que favorezcan el aprendizaje infantil de habilidades de pensar y amplíen la razonabilidad del niño, es decir, el razonamiento con los otros y el uso de la razón en provecho del desarrollo humano. Esta es la meta de la fenomenología, la cual entiende la razón como utopía de la humanidad y no como un simple medio para lograr determinados fines. El sentido no se enseña, pero la educación puede propiciar el desarrollo de habilidades que contribuyan a descubrir el significado de los contenidos transmitidos al alumno y éste deje de permanecer ajeno a ellos. analiza las vivencias para transformarlas en experiencias conscientes y ayudar a las personas a comprender lo que viven, pero no se detiene en dicha experiencia sino que estudia sus conexiones con otras (propias y ajenas) para prestarles continuidad y coherencia. Así contribuye decisivamente al desarrollo del pensamiento y del ser. Por eso considera efectivo para el aprendizaje que los alumnos tomen al profesor como un modelo de motivación y de escucha con el que identificarse, ya que no se apropian de su herencia cultural únicamente por medio de la inteligencia, sino también por medios cuasi-dramáticos de imitación del adulto. lo importante es analizar las relaciones vivientes entre ambos poniendo en evidencia aquello que permite su comunicación. Para ello, Merleau-Ponty se pregunta qué sucede en el niño, adopta su punto de vista y escucha. Las relaciones pedagógicas son relaciones de reciprocidad en las que el enseñante modifica a los sujetos de los que se ocupa y así aprende a autoconocerse. Merleau-Ponty interpreta la definición husserliana del filósofo

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