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Filosofia Del Derecho


Enviado por   •  25 de Junio de 2014  •  12.096 Palabras (49 Páginas)  •  229 Visitas

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FILOSOFIA DEL DERECHO

UNIDAD 1

FILOSOFÍA Y CIENCIAS

El saber: vulgar, científico y filosófico. Caracteres y diferencias

El saber vulgar: se fundamenta en la experiencia cotidiana y se basa en el sentido común; se adquiere en la vida diaria por el hecho de vivir; es connatural en el hombre, porque se logra sin ser buscado; es lo que Platón llamó DOXA. En general es logrado por toda persona; no es metódico, pues es una suma de conocimientos sin mayor orden; tiene por objeto diversos conocimientos y no interese explicar las causas de ese conocimiento.

El saber científico: se fundamenta en la experimentación o demostración, Es un saber metódico, sistemático y que sigue un método propio. Sigue estos pasos: observación del hecho; teoría o hipótesis; demostración y la ley universal. Es el saber que se alcanza por haberlo buscado, lo que Platón llamo ESPISTEME y, en su virtud, nos preguntamos por las razones y por las causas de las cosas y de los fenómenos. Este saber es logrado solo por ciertas personas; implica una serie de informaciones y de datos calificados y ordenados obtenidos a través de un método adecuado. Es saber metódico, crítico y sistematizado.

El saber filosófico: se fundamenta en la razón humana y pretende alcanzar la verdad mediante la reflexión; indaga el porqué y el para qué de todo. Es una saber que pretende alcanzar las últimas causas de todas las cosas; un saber de la totalidad de las cosas; en otras palabras, es un conocimiento racional de todas las cosas, por sus causas y principios supremos.

La doble fase del conocimiento sensitivo e intelectivo

Es un hecho aceptado que tenemos dos maneras de conocer, el empírico y el racional. El primero se sustenta en la observación externa mientras que el segundo deriva directamente de nuestro intelecto. Por mismo que el conocimiento empírico es el resultado de la observación exterior (a posteriori) de las cosas nos indica que ellas pueden ocurrir de cierto modo, pero de ninguna manera nos da la certeza absoluta de que puede darse de otro modo; por ejemplo, afirmar que todos los cisnes son blancos, dado que nuestra experiencia así nos sugiere, es un juicio desvirtuado por el hecho de que también en otras latitudes existen de color negro. No puede pues tomarse como axiomático el conocimiento derivado de la experiencia.

Pero cuando se trata de un conocimiento racional, apriorístico, la cuestión cambia pues no puede ser desvirtuada por la experiencia, por ejemplo, cuando afirmamos que la suma de los ángulos internos de un triángulo es igual a dos ángulos rectos, hacemos un razonamiento que corresponde a nuestro pensamiento; será siempre una realidad para cualquier triangulo probable. Consecuentemente, siempre podemos fundarnos y con absoluta seguridad respecto de las conclusiones a que arribamos por esta vía del conocimiento.

Ambos sistemas del conocimiento pueden auxiliarse mutuamente aprovechando sus reciprocas conclusiones, incluso aceptamos que en cierta medida ello ocurre cuando de la observación de los hechos extraemos alguna experiencia general que la empleamos como premisa mayor para una deducción racional, que nos hará llegar al conocimiento particular de la cosa. Pero ante todo, la complementación de ambos sistemas se observa en el hecho que el propio sistema inductivo en alguna medida participa del deductivo en cuanto la inferencia que nos da la sucesión de los hechos a que apelamos en dicho sistema que se halla sujeto a una relación causal, es decir que la experiencia para nosotros es válida porque ella misma es el resultado del conocimiento anticipado de que tal acción tiene una reacción, en otros términos, todo efecto tiene una causa. Con esta noción debemos admitir que existe un principio que supera el testimonio de la experiencia, que siempre es particular, y que lo máximo que puede decirnos es que un fenómeno tiene una causa determinada, pero no que necesariamente cualquier fenómeno ha de tener una causa.

Los tipos: el saber especulativo y el saber práctico

El saber filosófico es un saber especulativo. EL SABER ESPECULATIVO es fundamentalmente explicativo; el término “especulativo” proviene del latín “speculum”, que significa espejo; entonces, se aspira a la verdad como un logro del fiel reflejo de la realidad. En el conocimiento especulativo, la inteligencia procede por abstracción y van develando diversos niveles o grados del ser; así tenemos en el PRIMER GRADO se da en el campo de la física; en el SEGUNDO GRADO es el conocimiento matemático y, el TERCER GRADO, el nivel metafísico.

El saber científico es un saber práctico. EL SABER PRÁCTICO nos lleva al saber por obrar y para hacer. Su objetivo es influir sobre la voluntad. Estos dos elementos no se contraponen sino que se complementan; La Filosofía moral procede de modo especulativo en cuanto a los medios de aprehender y de juzgar, y de modo práctico en cuanto a las condiciones del objeto conocido y a la marcha del razonamiento. La Filosofía práctica regula las acciones humanas mediante los principios supremos para lograr el bien absoluto del hombre.

Existen dos clases de saber práctico:

El hacer humano: regula la obra que se va a producir; tiene por fin dar las normas que debe regular las acciones humanas, en cuanto éstas nos conducen a una determinada obra. Aquí no se tiene en cuenta el bien absoluto del hombre, sino un bien particular; se prescinde del libre albedrío y se orientan las acciones a la ejecución de una obra, ala factible. Propiamente es llamada “reglas técnicas”.

El obrar humano: procura el bien puro y simple; tiene por objeto la perfección misma del hombre que opera, o bien el libre uso que hace de sus facultades; es la llamada “reglas éticas”.

La Filosofía y la Filosofía del Derecho

La filosofía es una ciencia o saber que estudia todo cuanto existe, o sea, el ser; busca los primeros principios o últimas causas, o sea, la verdad, con el solo uso de la razón humana.

La filosofía del derecho es la disciplina que define el derecho en su universalidad lógica, investiga los fundamentos y caracteres generales de su desarrollo histórico y lo valora según el ideal de la justicia trazado por la razón.

La filosofía del Derecho valora los sistemas para determinar sus fundamentos, a través de la sola razón. Investiga aquello que debe o debería ser en el Derecho, frente a lo que es, contraponiendo una verdad ideal a una realidad

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