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Filosofia Del Derecho


Enviado por   •  23 de Julio de 2014  •  3.631 Palabras (15 Páginas)  •  196 Visitas

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FILOSOFIA DEL DERECHO

LA EDAD ANTIGUA

Edad Antigua I

Los inicios de la filosofía antigua parte de Grecia es tierra clásica, la cual obtiene en ella un desarrollo propio. En sus comienzos la mente griega no se vertió sobre los problemas éticos y mucho menos sobre los jurídicos, sino que se ocupó de los problemas de la naturaleza física.

Conocidos como los presocráticos, la escuela jónica, la más antigua (siglo VI a.C.), trato de explicar los fenómenos de mundo sensible mediante la reducción de todos ellos a ciertos tipos. Esta escuela a la que pertenecieron, entre otros, Tales de Mileto, Anaximandro, y Anaxímenes, no tiene sin embargo, importancia para el Derecho. Otra escuela casi contemporánea a la jónica, fue la eleata (representada por Jenofanes, Parmenides, Zenón de Elea y Meliso de Samo), la cual enfoco el mismo problema de un modo más profundo, en cuanto que, elevándose a un concepto metafísico, sostuvo que el ser es uno, inmutable y eterno. Para ella se da solo una distinción: lo que es y lo que no es. De aquí la negación de los conceptos de movimiento y devenir, el cual sería una ilusión de los sentidos. No cabe un nacer ni un perecer.

Con las doctrinas de la escuela jónica y también con las de la eleática se enlazan las doctrinas de otros filósofos, como Heráclito (que, al contrario que los eleatas sostuvo el concepto de devenir), Empédocles (que formulo la teoría de los cuatro elementos: fuego, agua, aire y tierra), Anaxegeras, Demócrito, etc.; los cuales consideran el problema cosmológico o del ser general con preferencia al ético-jurídico, si bien Heráclito y Demócrito hallaron alguna referencia a este último problema, que según algunos, también había sido entrevisto por las escuelas más antiguas.Pitágoras: Tiene ya una mayor importancia para esta disciplina la escuela pitagórica.

El pensamiento fundamental de la doctrina pitagórica es que la esencia de todas las cosas es el número; por lo tanto, los principios de los números son los principios de las cosas. Este concepto matemático abre el camino a consideraciones astronómicas, musicales y también políticas. La justicia, es para los pitagóricos una relación aritmética, una ecuación o una igualdad: de la cual se deduce la retribución, el contracambio, la correspondencia entre el hecho el hecho y el tratamiento de que este ha de ser objeto. Este concepto (que álica no solo a la pena, sino y también a otras relaciones) es el germen de la doctrina aristotélica.

Edad Antigua II

Los sofistas: La primera escuela que se decidió a afrontar los problemas del conocimiento y de la ética fue la de los sofistas, en el siglo V antes de Cristo. Los sofistas -de los cuales los más importantes fueron Prologaras, Gorgias, Hippias- naturales, era un grupo de pensadores y oradores que, aun enseñando doctrinas a veces diversas, tenían muchos caracteres comunes. La fuente del conocimiento no es directa, sino a través de escritos de adversarios tales como Platón que transcribe los diálogos de los sofistas con Sócrates.

Los sofistas eran individualistas y subjetivistas. Enseñaban que cada hombre tiene un medio propio de ver y de conocer las cosas; de lo cual se sigue que no puede existir una verdadera ciencia objetiva y universalmente valida. Es celebre la frase de Protágoras: el hombre es la medida de todas las cosas: esto es, cada individuo tiene una visión de la realidad. Es por ello, que tuvieron el gran mérito de haber atraído la atención sobre los datos y sobre los problemas inherentes al hombre y al pensamiento humano.

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Edad Antigua III

La escuela estoica: escuela post-aristotélica muy importante. Esta escuela deriva de una precedente, llamada de los cínicos, la cual estuvo representada por Antistenes y entre sus discípulos se encontraba Diógenes.

Para los estoicos el precepto supremo de la ética es, "vivir conforme a la naturaleza”. Este concepto de una ley universal trae consigo que para los estoicos se superen las barreras políticas y que el hombre sea considerado como cosmopolita o ciudadano del mundo.

La escuela epicúrea: Se opone a la estoica, la cual fue precedida por la cinarreica o hedonista y fundada por Alistipo de Cirrene. Para esta escuela, el único bien es el placer; y no existen más fundamentos de obligación que aquellos que derivan de los fines del placer.

Partió del mismo concepto fundamental que los cirenaicos, pero tuvo el mérito de dar un desarrollo más amplio y más racional a la doctrina hedonista. Para Epicuro la virtud no es el fin supremo, como para los estoicos, sino un medio para llegar a la felicidad. Así se aplica el principio utilitario o hedonístico. Adverso a la moral estocia y puede afirmarse que sobre el patrón de estas dos diversas concepciones se dividirán las escuelas posteriores, en una lucha constante.

Filosofías y religiones en la Antigua Roma

Para los romanos la filosofía consistía en un conjunto de “ejercicios espirituales y reglas de vida”; no se la entendía como se la entiende en los tiempos modernos, como un conjunto de saberes y teorías acerca del cosmos. La filosofía romana como tal, apuntaba casi exclusivamente al hombre y al saber vivir. Existían entonces academias, igual que en Grecia, donde no solamente se acumulaban saberes sino donde también se enseñaba a vivir, a saber vivir; los epicúreos, los hedonistas, los estoicos no pretendían otra cosa más que sugerir códigos de comportamiento y de pensamiento capaces de “sustraer al individuo de las inquietudes de la existencia”.

La religión, en cambio, estaba muy poco relacionada con las reglas de vida o las ideas acerca de la muerte y el más allá; aquella no pretendía ser más que una descripción de los panteones y de las virtudes de cada dios, o a lo sumo inculcar una devoción interesada por los favores divinos; habían dioses de todo tipo, dioses que favorecían la agricultura, que protegían o castigaban en el mar, o que representaban a la sabiduría, a los sueños, a la imaginación, no prometían sus dioses solamente salvación eterna y más allá (también había de estos), los dioses eran tan abundantes como las virtudes. Cada cual veneraba al Dios que escogiese, frecuentemente un Dios a quien le habían erigido un templo cercano a su hogar, y se formaba una idea de él proporcional a su capacidad espiritual e intelectual. “En lugar del partido único que es una Iglesia, nos hallamos ante la libre empresa religiosa: cada uno

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