Filosofia
mayotalia29 de Octubre de 2012
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El Contrato Social es un tratado sobre los derechos políticos y pretende enfrentarse con el difícil problema de mantener la libertad en una sociedad que sea a la vez justa y humana: “El hombre nació libre y, sin embargo, vive en todas partes encadenado”.
Dicho contrato no se propone un retorno a la naturaleza originaria, pero exige la edificación de un modelo social que no se funde en los instintos y en los impulsos pasionales pero tampoco exclusivamente en la razón aislada y contrapuesta a los sentimientos y a la voz del mundo pre racional.
La reestructuración social que propone Rousseau debe tener como efecto la total socialización del hombre, con objeto de impedir que surjan y se consoliden intereses privados. El hombre sólo debe pensar en sí mismo cuando piense en los demás. Nadie debe obedecer a otro, sino todos a las leyes que emanan del Estado, las cuales son expresión de la voluntad general que debe estar dirigida por una especie de filósofo-rey, el cual debe solicitar y facilitar los esfuerzos de todos, para que todos quieran el bien común y eviten el mal, que se identifica con los intereses particulares. Por lo tanto, el hombre, según Rousseau, sólo debe obedecer a aquella conciencia pública representada por el Estado. La voluntad general, encarnada por el Estado y en el Estado, lo es todo. En definitiva, la defensa del bien común conduce a un vaciamiento del individuo, el cual se ve absorbido por el cuerpo social.
El Contrato Social no se fundamenta en el derecho individual, sino en la plena participación de los ciudadanos en el orden político, al estilo de la Democracia directa griega, es decir, una sociedad integrada por los ciudadanos iguales que deliberan y legislan en asamblea abierta.
Según Rousseau, en este contrato representa en el estado natural que los seres humanos eran libres, inocentes, iguales bondadosos, solidarios y amorales. No eran ni buenos ni malos; por su parte, la naturaleza del hombre es plástica, maleable, y dependiente de la sociedad. Eran potencialmente racionales pero hacían poco uso de la razón. Eventualmente producen sociedades y con ellas anhelos y pasiones no naturales, así como la propiedad privada y con ella las desigualdades sociales. Sin embargo persiste entre ellos la conciencia moral.
Asimismo la visión del Estado en este Contrato Social, se le concede la soberanía a la comunidad, una personalidad colectiva que se expresa según una voluntad general que es a su vez capaz de una voluntad moral dirigida a preservar todas sus partes. Pero el pueblo aunque incorruptible puede ser engañado, por lo tanto a veces predomina la voluntad de unos pocos.
Cabe destacar, que en el Contrato Social, por el que se pasa de una libertad natural a una libertad civil y política, se da una alineación querida y libre, una desposesión de lo que pertenece al hombre natural; pero no a favor de una voluntad individual, sino a favor de toda la comunidad, creándose así una unión social perfecta, cuya expresión y principio rector es lo que llama Rousseau la voluntad general.
Para concluir, conviene resaltar que, según Rousseau, el Estado es un producto del contrato social, por tanto convencional, y que no tiene ningún sentido hablar de ley natural o derechos naturales; no hay más ley y derechos que los que propone la voluntad general. También puede señalarse que Rousseau vuelve al concepto de libertad de los clásicos griegos, consistente en la participación en la “res publica”.
República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para La Educación
“Universidad Bicentenaria de Aragua”
1er Semestre. Sección “J”
Núcleo – Apure
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