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Filosofía De Descartes


Enviado por   •  3 de Mayo de 2015  •  1.130 Palabras (5 Páginas)  •  267 Visitas

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La filosofía de Descartes

Descartes es considerado como el iniciador de la filosofía racionalista moderna por su planteamiento y resolución del problema de hallar un fundamento del conocimiento que garantice su certeza, y como el filósofo que supone el punto de ruptura definitivo con la escolástica. En el Discurso del método (1637), Descartes manifestó que su proyecto de elaborar una doctrina basada en principios totalmente nuevos procedía del desencanto ante las enseñanzas filosóficas que había recibido.

Convencido de que la realidad entera respondía a un orden racional, su propósito era crear un método que hiciera posible alcanzar en todo el ámbito del conocimiento la misma certidumbre que proporcionan en su campo la aritmética y la geometría. Su método, expuesto en el Discurso, se compone de cuatro preceptos o procedimientos: no aceptar como verdadero nada de lo que no se tenga absoluta certeza de que lo es; descomponer cada problema en sus partes mínimas; ir de lo más comprensible a lo más complejo; y, por último, revisar por completo el proceso para tener la seguridad de que no hay ninguna omisión.

René Descartes

El sistema utilizado por Descartes para cumplir el primer precepto y alcanzar la certeza es «la duda metódica». Siguiendo este sistema, Descartes pone en tela de juicio todos sus conocimientos adquiridos o heredados, el testimonio de los sentidos e incluso su propia existencia y la del mundo. Ahora bien, en toda duda hay algo de lo que no podemos dudar: de la misma duda. Dicho de otro modo, no podemos dudar de que estamos dudando. Llegamos así a una primera certeza absoluta y evidente que podemos aceptar como verdadera: dudamos.

Pienso, luego existo

La duda, razona entonces Descartes, es un pensamiento: dudar es pensar. Ahora bien, no es posible pensar sin existir. La suspensión de cualquier verdad concreta, la misma duda, es un acto de pensamiento que implica inmediatamente la existencia del "yo" pensante. De ahí su célebre formulación: pienso, luego existo (cogito, ergo sum). Por lo tanto, podemos estar firmemente seguros de nuestro pensamiento y de nuestra existencia. Existimos y somos una sustancia pensante, espiritual.

A partir de ello elabora Descartes toda su filosofía. Dado que no puede confiar en las cosas, cuya existencia aún no ha podido demostrar, Descartes intenta partir del pensamiento, cuya existencia ya ha sido demostrada. Aunque pueda referirse al exterior, el pensamiento no se compone de cosas, sino de ideas sobre las cosas. La cuestión que se plantea es la de si hay en nuestro pensamiento alguna idea o representación que podamos percibir con la misma «claridad» y «distinción» (los dos criterios cartesianos de certeza) con la que nos percibimos como sujetos pensantes.

Clases de ideas

Descartes pasa entonces a revisar todos los conocimientos que previamente había descartado al comienzo de su búsqueda. Y al reconsiderarlos observa que las representaciones de nuestro pensamiento son de tres clases: ideas «innatas», como las de belleza o justicia; ideas «adventicias», que proceden de las cosas exteriores, como las de estrella o caballo; e ideas « ficticias», que son meras creaciones de nuestra fantasía, como por ejemplo los monstruos de la mitología.

Las ideas «ficticias», mera suma o combinación de otras ideas, no pueden obviamente servir de asidero. Y respecto a las ideas «adventicias», originadas por nuestra experiencia de las cosas exteriores, es preciso obrar con cautela, ya que no estamos seguros de que las cosas exteriores existan. Podría ocurrir, dice Descartes,

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