Filosofía De La Educación

Filosofía de la Educación

Angel Gutiérrez Mendoza

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25 de junio de 2007.

Hablar de educación es tan basto, que podemos iniciar desde el período de formación de la humanidad: desde la muy lejana antigüedad humanoide primitiva hasta los científicos y sabios de nuestros días. La educación ha sido una estructuración, organización, impresión y transmisión de los conocimientos adquiridos de nuestras anteriores generaciones y que han quedado plasmados no sólo en piedra, papiros, libros, cintas y videos, sino hasta en los códigos genéticos de nuestras células, que nos definen la trayectoria a seguir dentro del desarrollo de nuestra larga vida.

Podemos mencionar y por no dejar, que hace un par de siglos la mayoría de la población mundial era analfabeta, limitando el conocimiento a sólo su transmisión de boca a oído, sin embargo, con el correr de las décadas anteriores y al interés cada vez más creciente de los gobiernos de los países por preparar a sus ciudadanos, esta tendencia se ha venido revertiendo, hasta contar hoy en día, con el mayor porcentaje de gente que al menos sabe leer y escribir. Acción que les ha incrementado en demasía su panorama de la vida, maximizando sus conocimientos y por que no, su educación. Sin embargo, aún la mayoría se niega a considerar la lectura como una disciplina diaria, perdón: -¿qué digo?- al menos semanal o mensual.

Pero regresando al tema, podemos denotar que con los bombardeos positivos o negativos de los que somos objeto por parte de la televisión, nuestros conocimientos se han ampliado y por ende, la educación. Y más aún, el lenguaje está tendiendo poco a poco a ser universal. Las barreras étnicas y sociales continúan cediendo para dar marco a un mundo globalizado, a un mundo de una sola nación, por lo que la cultura y la educación continúan en franca evolución siendo difícil prever un estancamiento o una posible recesión al menos en los próximos cien años.

Es irrisorio pensar que un niño de hoy de no más de 10 años, con los conocimientos adquiridos, podría ser un sabio en la Edad Media, imaginemos qué nos espera con nuestros niños del futuro. El cerebro está tejiendo redes neuronales cada vez más complejas para almacenar y retener un volumen infinitamente mayor de datos e imágenes, potenciando nuestra capacidad intelectual y reflexiva, así como, muchas funciones más. Me preguntó: ¿qué no llegarán a hacer nuestros niños índigos y de cristal en el futuro cercano? ¿Es más, que nos espera con los próximos niños integrales?

En lo personal mi experiencia no ha sido muy grata con mis maestros (aquellos que se ufanan de ser portadores y transmisores del conocimiento), ya que pude denotar a lo largo de mi vida escolar -mencionando la ley de Pareto-, que al 80% de ellos no les gustaba enseñar, o no tenían los métodos pedagógicos de transmisión del conocimiento, o bien, sólo iban a cumplir por una paga para su sustento.

Muy triste, muy lamentable observar que ni su clase preparaban para darla adecuadamente, y más aún (ahora hablando de nosotros como educandos), el propio alumno “mis compañeros”, sólo se presentaban a cumplir un requerimiento involuntario social, o bien, por que los obligaban sus padres. He de aclarar, que esto también me pasaba a mí, al menos, en primaria y secundaria, aunque confieso que soy lectómano desde los 9 años.

En esta época contemporánea, mis parámetros han cambiado, aunque es motivante e interesante asistir a clases presenciales, he tendido a buscar el desarrollo educativo vía online o virtual, ya que el tiempo laboral así me lo demanda. Quiero seguir estudiando, pero también mi familia necesita comer y no puedo sacrificar este fino aspecto de mi vida. Mi perspectiva es que deseo

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