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Glosario Filosofico


Enviado por   •  11 de Abril de 2014  •  10.356 Palabras (42 Páginas)  •  334 Visitas

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Glosario Filosofico.

A

Acontecimiento: Concepto fundamental de la teoría de las probabilidades y de la estadística; designa la realización de cierta posibilidad al darse un determinado complejo de condiciones. Si el acontecimiento se produce de manera inevitable en presencia del complejo dado de condiciones, se denomina fidedigno. Si ante esas mismas condiciones, es notorio que el acontecimiento no puede ocurrir, se denomina imposible. El acontecimiento que puede ocurrir o no, se llama casual. Los acontecimientos casuales únicos sólo pueden caracterizarse cualitativamente. De los acontecimientos casuales que se producen en masa, cabe dar no solo una caracterización cualitativa, sino también una caracterización cuantitativa valiéndose del cálculo de la probabilidad de que aparezca el acontecimiento en cuestión en presencia de un determinado complejo de condiciones.

Alienacion: Concepto que caracteriza tanto el proceso como los resultados de transformar, en determinadas condiciones históricas, los productos de la actividad humana y de la sociedad (productos del trabajo, dinero, relaciones sociales, así como las propiedades y aptitudes del hombre, en algo independiente de ellos mismos y que domina sobre ellos; también caracteriza la transformación de fenómenos y relaciones, cualesquiera que sean, en algo distinto de lo que en realidad son, la alteración y deformación, en la conciencia de los individuos, de sus auténticas relaciones de vida. Las fuentes de la idea de alienación pueden encontrarse en los representantes de la Ilustración francesa (Rousseau) y alemana (Goethe, Schiller). Objetivamente, esa idea expresaba la protesta contra el carácter antihumanista de las relaciones de propiedad privada. Ese aspecto del problema encontró eco en la filosofía clásica alemana, pese a que en ella se hacía hincapié en otras cuestiones. Ya en Fichte, la alienación del sujeto es la creación del mundo por un «Yo» abstracto. Quien desarrolló con mayor plenitud la interpretación idealista de la alienación fue Hegel, en cuya filosofía todo el mundo objetivo aparece como «espíritu alienado». El objetivo del desarrollo, según Hegel, estriba en superar dicha alienación en el proceso del conocer. Por otra parte, en la concepción que tiene Hegel de la alienación figuran conjeturas racionales sobre algunas particularidades del trabajo en una sociedad de clases antagónicas. Feuerbach consideraba la religión como alienación de la esencia humana, y el idealismo como alienación del entendimiento. Sin embargo, al reducir la alienación exclusivamente a los fenómenos de la conciencia, Feuerbach no encontró los caminos reales para acabar con dicha alienación, pues los veía sólo en la crítica teórica. Marx, que en distintas obras, sobre todo en sus «Manuscritos económico-filosóficos» (1844), analizó con suma profundidad el problema de la alienación, parte de que ésta caracteriza las contradicciones de un determinado nivel de desarrollo de la sociedad. Relaciona la alienación con la existencia de la propiedad privada y de la división antagónica del trabajo. Entendida de este modo, la alienación abarca toda la actividad humana, pues cada tipo de dicha actividad se convierte en monopolio de un grupo aislado de personas, cuyo hacer es extraño a todos los demás miembros de la sociedad. Marx investiga, sobre todo, la alienación del trabajo; con ella, no sólo caracteriza el sistema de las relaciones capitalistas y la situación del proletariado (relación del obrero con el que no lo es, relación de uno y otro con el trabajo y con los productos del mismo, carácter real de las relaciones sociales, imperio de las «fuerzas inhumanas» en la sociedad, degradación moral y física del obrero, &c.), sino que, además, pone de manifiesto cuáles son los caminos reales para eliminarla (liquidar la propiedad capitalista). El reconocimiento de la alienación del trabajo como fundamento de todas las demás formas de alienación, incluidas las ideológicas, hacía posible comprender la conciencia deformada y falsa como resultado de las contradicciones de la vida colectiva real. De este modo se establecía la dependencia de la teoría respecto a la práctica y sobre esta base se reestructuraba la filosofía. En sus obras clásicas de las décadas de 1850 y 1860, Marx sustituye la categoría de alienación, que figuraba en sus primeros trabajos, por todo un sistema de conceptos, entre los cuales la alienación también aparece como característica concreta de las relaciones de producción del capitalismo (Fetichismo de la mercancía).

C

Colectivismo: Principio de la vida social y de la actividad conjunta de los hombres; es contrario al individualismo. Surgió en el período de la formación de la sociedad humana. El colectivismo posee varias formas históricas. En la sociedad primitiva, se manifestaba en la lucha conjunta por la existencia. Su base era la propiedad comunal. En las sociedades esclavista y feudal, el colectivismo es desplazado por el individualismo a consecuencia del dominio de la propiedad privada sobre los medios de producción y sólo se conserva en calidad de formas residuales (por ejemplo, aprovechamiento conjunto de las tierras del común). En el régimen capitalista, vence por completo el individualismo burgués. Al mismo tiempo, se engendra una nueva forma de colectivismo, del que el proletariado se convierte en portador. El carácter social de la producción, el trabajo en empresas sobre la base de numerosos grupos, origina la formación de colectividades proletarias y la difusión entre sus miembros de ideas colectivistas. En la sociedad socialista, el colectivismo se convierte en un principio inherente a todas las capas de la población, entra en el código moral del constructor del comunismo. Bajo el socialismo, el colectivismo es expresión de relaciones de producción socialistas; tiene como base social la propiedad colectiva de los medios de producción, la ausencia de toda explotación del hombre por el hombre y, como base política, la igualdad de derechos de todos los ciudadanos. El colectivismo se cimienta en las relaciones armónicas entre la sociedad y el individuo, en los derechos y obligaciones recíprocas entre éste y la colectividad. Las exigencias fundamentales que se derivan de los principios del colectivismo por lo que respecta al individuo son: ayuda mutua con espíritu de camaradería, comprensión y cumplimiento del deber ante la sociedad, subordinación consciente y voluntaria de los intereses personales a los sociales, igualdad en el grupo de que se forme parte, respeto al grupo y a las resoluciones que en él se tomen, sentido de responsabilidad ante el grupo por los actos propios y por la conducta de los camaradas. El grupo se preocupa por el individuo, vela para que éste pueda satisfacer sus necesidades, para que puedan desarrollarse plenamente las fuerzas y aptitudes de cada persona. El principio del colectivismo no significa que se anule la individualidad del ser humano. Al contrario, sólo en la colectividad, el hombre puede desenvolver sus facultades y dotes. El comunismo representa la forma superior del colectivismo.

Conciencia: Forma superior, propia tan sólo del hombre, del reflejo de la realidad objetiva. La conciencia constituye un conjunto de procesos psíquicos que participan activamente en el que conduce al hombre a comprenaer el mundo objetivo y su ser personal. Surge en relación con el trabajo del hombre, con su actividad en la esfera de la producción social, y se halla indisolublemente vinculada a la aparición del lenguaje, que es tan antiguo como la conciencia. El lenguaje ha ejercido una influencia enorme sobre el desarrollo de la conciencia, sobre la formación del pensar lógico y abstracto. Únicamente en el proceso del trabajo, en las relaciones sociales que los hombres establecen entre sí, llegan éstos a hacerse cargo de las propiedades de los objetos, a descubrirlas, a darse cuenta de su propia relación con el medio circundante, a destacarse de este último, a organizar una acción orientada sobre la naturaleza con el fin de subordinarla a las propias necesidades. De ahí que la conciencia sea un producto del desarrollo social y no exista al margen de la sociedad. El pensamiento abstracto y lógico, vinculado al lenguaje, no sólo permite reflejar el perfil externo, sensorial, de los objetos y fenómenos, sino, además, comprender su alcance, sus funciones y su esencia. Sin la comprensión y sin el saber que están unidos a la actividad histórico-social y al lenguaje humano, no hay conciencia. Cualquier imagen sensorial del objeto, cualquier sensación o representación forman parte de la conciencia en la medida en que poseen un determinado sentido en el sistema de conocimientos adquiridos a través de la actividad social. Los conocimientos, las significaciones y los sentidos conservados en el lenguaje, orientan y diferencian los sentimientos del hombre, la voluntad, la atención y otros actos Psíquicos, uniéndolos en una conciencia única. Los conocimientos acumulados por la historia, las ideas políticas y jurídicas, las realizaciones del arte, la moral, la religión y la psicología social constituyen la conciencia de la sociedad en su conjunto (Ser social y conciencia social). Sin embargo, no cabe identificar la conciencia tan sólo con el pensamiento abstracto y lógico. El pensamiento no existe en lo más mínimo al margen de la actividad viva sensorial y volitiva de la esfera toda de lo psíquico. Si el hombre produjera sólo operaciones lógicas, una tras otra, sin percibir, sin sentir y sin experimentar en la práctica la correlación constante que existe entre el significado de sus conceptos las acciones activas y las percepciones de la realidad, no comprendería o no aprehendería la realidad ni se comprendería a sí mismo, es decir, no poseería conciencia de las cosas ni de sí mismo. Por otra parte, no es posible identificar los conceptos de «psique» y de «conciencia», o sea, no debe considerarse que todos los procesos psíquicos en cada momento dado se incluyen en la conciencia. Hay vivencias psíquicas que, durante cierto tiempo, pueden encontrarse como «más allá del umbral» de la conciencia (Subconsciente). La conciencia, incorporándose la experiencia histórica, los conocimientos y los métodos del pensar elaborados por la historia anterior, se asimila la realidad idealmente, a la vez que establece nuevos fines y objetivos, crea proyectos de instrumentos futuros, orientando toda la actividad práctica del hombre. La conciencia se forma en el hacer para influir, a su vez, sobre ese hacer determinándolo y regulándolo.

Conocimiento: Proceso en virtud del cual la realidad se refleja y reproduce en el pensamiento humano; dicho proceso está condicionado por las leyes del devenir social y se halla indisolublemente unido a la actividad práctica. El fin del conocimiento estriba en alcanzar la verdad objetiva. En el proceso del conocimiento, el hombre adquiere saber, se asimila conceptos acerca de los fenómenos reales, va comprendiendo el mundo circundante. Dicho saber se utiliza en la actividad práctica para transformar el mundo, para subordinar la naturaleza a las necesidades del ser humano. El conocimiento y la transformación práctica de la naturaleza y de la sociedad son dos facetas de un mismo proceso histórico, que se condicionan y se penetran recíprocamente. El conocer mismo constituye un momento necesario de la actividad práctica de la sociedad, pues dicha actividad es propia de los hombres y éstos la realizan basándose en el conocimiento de las propiedades y de las funciones de cosas y objetos. Por otra parte, la actividad productiva social, la práctica de la sociedad, aparece como momento necesario del proceso mismo del conocer. Sólo la inclusión de la práctica en la teoría del conocimiento ha convertido a esta última en una ciencia real, que descubre las leyes objetivas del origen y formación del saber relativo al mundo material. En las fuentes del conocimiento, se encuentra la acción práctica, activa, sobre la naturaleza, la reelaboración práctica de su sustancia, el aprovechamiento de determinadas propiedades de las cosas con vistas a la producción. Lo que en la práctica se asimila y con ello pasa a enriquecer el saber humano, su acervo de conceptos y teorías, no es la apariencia del objeto, sino sus funciones –descubiertas gracias al hacer práctico– y, con ellas, la esencia objetiva de la cosa dada. El conocimiento constituye un complejo proceso dialéctico que se efectúa en distintas formas, posee sus estadios y grados, y en él participan distintas fuerzas y aptitudes del hombre. El conocimiento –que se apoya en la experiencia, en la práctica– se inicia con las percepciones sensoriales de las cosas que rodean al ser humano. De ahí que en el proceso de la cognición desempeñe un gran papel la «contemplación viva» la conexión sensorial directa del hombre con el mundo objetivo. Fuera de las sensaciones, el hombre no puede saber nada acerca de la realidad. La «contemplación viva» se realiza en formas como la sensación, la percepción, la representación, el estudio de los hechos, la observación de los fenómenos, &c. Las sensaciones proporcionan al hombre un conocimiento de las cualidades externas de las cosas. Diferenciando lo caliente, lo frío, los colores, los olores, la dureza, la blandura, el hombre se orienta con acierto en el mundo de las cosas, distingue unas de las otras, adquiere diversa información respecto a los cambios que se producen en el medio que le rodea. La percepción de las imágenes de los objetos y el hecho de conservarlas en la representación permiten operar libremente con los objetos, captar el nexo entre el aspecto externo del objeto y sus funciones. Mas, por importante que sea la forma sensorial del conocimiento, ésta, de por sí, no hace posible penetrar en la ciencia de las cosas, descubrir las leyes de la realidad. Ahora bien, es precisamente en esto en lo que estriba el objetivo principal del conocer. Los datos de la «contemplación viva», de la experiencia, son elaborados y generalizados por la facultad cognoscitiva superior del hombre, por el pensamiento verbal, abstracto y lógico, que se realiza en forma de conceptos, juicios y razonamientos. Los conceptos también aparecen en el hombre como producto de su actividad productiva social. Las propiedades, las funciones de las cosas, su valor objetivo para la práctica, fijándose en la actividad señalizadora verbal de las personas, se convierten en significado y sentido de palabras con ayuda de las cuales el pensamiento humano crea determinados conceptos sobre las cosas, sus propiedades y manifestaciones. La actividad lógica del pensar se realiza en distintas formas: inducción y deducción, análisis y síntesis, formulación de hipótesis y teorías. Desempeñan asimismo un gran papel en el conocimiento, la imaginación, la fantasía creadora y la intuición, que permiten componer amplias representaciones generalizadoras sobre la naturaleza de las cosas partiendo de algunos datos de la experiencia. Sin embargo, el pensamiento sólo crea ideas subjetivas; queda abierto el problema de si dichas ideas corresponden a la realidad misma. Este problema no se resuelve solamente con meros razonamientos y demostraciones teóricos, sino, ante todo, en la práctica históricosocial. Una idea subjetiva se convierte en verdad objetiva, con la cual culmina un cielo determinado del pensamiento tan sólo en el caso de que las acciones prácticas de la sociedad, apoyadas directa o indirectamente en dicha idea, permitan al hombre dominar fuerzas de la naturaleza o sociales. (Criterio de la verdad).

Cultura: Conjunto de valores materiales y espirituales, así como de los procedimientos para crearlos, aplicarlos y transmitirlos, obtenidos por el hombre en el proceso de la práctica histórico-social. En un sentido más estricto de la palabra, suele hablarse de cultura material (técnica, experiencia de producción y otros valores materiales) y de cultura espiritual (resultados en el campo de la ciencia, del arte y la literatura, de la filosofía, de la moral, de la instrucción, etc.). La cultura es un fenómeno histórico que se desarrolla en dependencia del cambio de las formaciones económico-sociales. Frente a las teorías idealistas de la cultura, que la separan de su base material y la explican como un producto espiritual de la «élite», el marxismo-leninismo ve el proceso de producción de bienes materiales como la base y la fuente del progreso de la cultura espiritual; ello explica, precisamente, que la cultura sea fruto de la actividad de las amplias masas de trabajadores. Dependiente, en lo decisivo, de las condiciones materiales, la cultura espiritual no cambia automáticamente tras el cambio de la cultura material, sino que se caracteriza por poseer una independencia y sucesividad relativas en su desarrollo, por una recíproca influencia con las culturas de los distintos pueblos. En la sociedad capitalista, de clases, la cultura adquiere un sentido de clase tanto por su contenido ideológico como por su orientación práctica, lo cual se traduce en la presencia de dos culturas dentro de cada cultura nacional: la burguesa, dominante, y la de las masas oprimidas, existente bajó el aspecto de elementos más o menos desarrollados de cultura democrática y socialista. Resulta necesario, por tanto, delimitar los conceptos de «cultura de la sociedad burguesa» y «cultura burguesa» (o sea, cultura de la clase dominante). La cultura socialista, que hereda todos los resultados progresivos del pasado, se diferencia de manera radical de la cultura burguesa de nuestro tiempo, tanto por su esencia ideológica como por su función social, hecho que refleja la superioridad general del modo socialista de produccion sobre el capitalista. No es posible crear y afirmar la cultura socialista sin realizar la revolución socialista, de la que forma una parte componente e inseparable la revolución cultural.

D

Democracia: Una de las formas de poder; se caracteriza por proclamar oficialmente el principio de la subordinación de la minoría a la mayoría y el reconocimiento de la libertad y de la igualdad de derechos de los ciudadanos. En la ciencia burguesa, al caracterizarse la democracia por lo común no se va más allá de aducir esos rasgos formales al margen de las condiciones económico-sociales de la vida de la sociedad y del estado real de las cosas. Surge, como resultado, la idea de la denominada democracia «pura», compartida por oportunistas y reformistas. La realidad es, no obstante, que toda democracia, como forma de organización política de la sociedad «sirve, en última instancia, a la producción y está determinada, en último término, por las relaciones de producción de la sociedad dada». Ello hace que sea necesario tener en cuenta el desarrollo histórico de la democracia, su dependencia directa del cambio de las formaciones económico-sociales, del carácter y dureza de la lucha de clases. En las formaciones clasistas, la democracia aparece como forma de la dictadura de la clase dominante; posee, en consecuencia, un carácter de clase y de hecho existe sólo para los miembros de aquella clase. Así, en la sociedad burguesa, la democracia constituye la forma del dominio de clase de la burguesía. Durante cierto tiempo, la burguesía está interesada en la democracia como instrumento de su dominio político. Elabora una constitución, establece un parlamento y otras instituciones representativas, introduce (bajo la presión de las masas) el derecho general al voto y las libertades políticas formales. No obstante, las posibilidades de utilizar todos estos derechos democráticos e instituciones, se reducen por todos los medios para las amplias masas de trabajadores; todo el aparato democrático de la república burguesa está estructurado de modo que pueda paralizar la actividad política de las masas y desplazar a los trabajadores de toda intervención en la vida política. Por otra parte, nada hay que garantice la vigencia de los derechos políticos formalmente proclamados, y las instituciones representativas sirven sobre todo para encubrir los objetivos reales de la política que la clase dominante lleva a cabo. Es un rasgo característico de la democracia burguesa la existencia del parlamentarismo, o sea, la división del poder legislativo y del poder ejecutivo, con una manifiesta tendencia a aumentar el papel de este último. En la época imperialista, se produce en los estados burgueses un giro de la democracia a la reacción política. La democracia socialista constituye la forma más elevada de democracia, es la auténtica democracia para la mayoría del pueblo, para las amplias masas trabajadoras. Su base económica radica en la propiedad colectiva de los medios de producción. En la U.R.S.S., por primera vez en la historia de la humanidad, se ha establecido el sufragio efectivamente universal, directo e igual (con votación secreta), sin las limitaciones de toda clase que existen en las constituciones incluso, de los estados burgueses más «democráticos». Todos los ciudadanos de la U.R.S.S., independientemente del sexo, de la nacionalidad y de la raza, gozan de los mismos derechos en la vida política, económica y cultural del país del socialismo, participan en condiciones de igualdad en la dirección del Estado. La democracia socialista asegura con garantías materiales los derechos de los ciudadanos en el orden legislativo. Así, en la sociedad socialista, el derecho al trabajo no sólo se proclama, sino que, además, se consolida mediante la ley y se asegura realmente gracias a que se ha liquidado la explotación, se ha acabado con el paro forzoso, se han abolido las crisis de producción.

Derecho: Voluntad, elevada a la categoría de ley, de la clase dominante; su contenido está determinado por las condiciones materiales de vida de esa clase, por los intereses de la misma. El derecho se estructura como un sistema de normas, de reglas de conducta establecidas o sancionadas por el poder estatal. La peculiaridad de las normas jurídicas estriba en que su cumplimiento garantizado por la fuerza coercitiva del Estado. Como parte de la superestructura, el derecho se halla determinado por las relaciones de producción imperantes en la sociedad, da forma y tales relaciones así como las demás relaciones sociales basadas en las de producción. El tipo histórico de derecho corresponde a la formación económico-social. El derecho eselavista, el feudal y el burgués tienen de común el consolidar relaciones de dominio y subordinación basadas en la propiedad privada, relaciones de explotación. En el derecho esclavista y el feudal, se afirmaba abiertamente el poder de la minoría sobre la mayoría y la situación privilegiada de las clases dominantes. El derecho burgués resulta hipócrita, pues expresa y consolida derechos reales de los capitalistas, mientras que a los trabajadores les otorga derechos puramente formales. En la época del imperialismo, la burguesía renuncia en sensible grado a la legalidad establecida por ella misma y aplica métodos extrajurídicos de gobierno. En una sociedad antagónica, el derecho experimenta en sí mismo la influencia de la lucha de clases y hasta cierto punto puede servir como exponente de la correlación de las fuerzas de clase; de todos modos, las concesiones que la clase dominante puede verse obligada a hacer bajo la presión de los trabajadores, no cambian el contenido de clase del derecho. El derecho socialista constituye un tipo de derecho cualitativamente nuevo, consolida las relaciones de producción, de amistad y de ayuda mutua basadas en la propiedad socialista, y aparece en calidad de instrumento para la edificación del comunismo. El derecho socialista representa la voluntad del pueblo elevada a la categoría de ley; por primera vez en la historia, establece y garantiza de manera real libertades auténticamente democráticas. A diferencia del derecho burgués, otorga a los trabajadores derechos efectivos,garantizados por todos los recursos de que dispone el Estado.

Dialéctica: El arte de la dialéctica es al arte del diálogo. El "arte dialéctico" regulaba la forma de dialogar de forma racional. En todo diálogo existen al menos dos logoi contrapuestos (de ambos interlocutores), y en la dialéctica se parte de que hay esos dos logoi o razones y que existe una confrontación (donde se presupone también que existe un acuerdo sobre el estar en desacuerdo, pues sin ello ni tendría sentido hablar para convencerse mutuamente).

Por su etimología, el concepto remite a dos términos griegos: día ("día": de lo uno a lo otro) y legein ("légein": decir, razonar, determinar, definir), por lo que su sentido más ordinario equivaldría a un "arte del diálogo" donde se produciría una contraposición o lucha entre dos o más lógoi o "razones".

Para Platón la dialéctica significaba: Un método de ascenso de lo sensible a lo inteligible. Permite pasar de la multiplicidad a la unidad y mostrar la unidad como fundamento de la multiplicidad. Un método de deducción racional de las formas que permite discriminar las ideas entre sí.

Platón, República: Siempre que uno se vale de la dialéctica para tratar de dirigirse, con ayuda de la razón y sin servirse de sensación alguna, hacia lo que es cada cosa en sí, y no desiste hasta alcanzar lo que es el bien con la sola ayuda de la inteligencia, entonces llega hasta el término mismo de lo inteligible.

Esta ciencia completamente espiritual puede ser representada como el órgano de la vista, se eleva gradualmente del espectáculo de los animales al de los astros y, en fin, a la contemplación del mismo sol. Y así el que se dedica a la dialéctica, renunciando totalmente al uso de los sentidos, se eleva solo mediante la razón hasta la esencia de las cosas; y si continua sus indagaciones hasta la esencia del bien ha llegado al término de los conocimientos inteligibles, así como el que ve el sol ha llegado al término de los conocimientos visibles.

Para Hegel y su escuela, dialéctica es la síntesis de los opuestos o el ritmo del pensamiento en su marcha constante (y creadora) a través de la tesis, la antítesis y la síntesis. La realidad es de carácter dialéctico y se manifiesta en los momentos de la tesis, la antítesis y la síntesis.

Marx. El marxismo hace de la dialéctica un método para describir y entender la marcha de la historia en tanto que proceso de la lucha de clases. La dialéctica de la historia es el materialismo histórico, que se fundamenta en el desarrollo de las fuerzas de producción (el trabajo) y cuyo motor es la lucha de clases.

Como la base real de cualquier sociedad es la estructura económica, y esta está constituida por las relaciones de producción, la historia no se conduce por las ideas (o la razón hegeliana), que no son sino elementos de la superestructura o ideología. Al contrario, la ideología dominante en cualquier época es la ideología de la clase dominante, y siempre justifica la estructura económica que la ha generado. Cuando las fuerzas productivas entran en contradicción con las relaciones de producción o con las relaciones de propiedad en las que habían surgido, se abre un período de transformación radical (antítesis) que se resuelve en un nuevo período (tesis) en el que se establecen nuevas relaciones de producción. Para Marx el devenir histórico conduce irremediablemente a la abolición de las clases sociales y el establecimiento de una nueva y definitiva sociedad: la sociedad comunista que surgirá después de la revolución socialista y de la dictadura del proletariado.

E

Espiritu: Concepto que, en el amplio sentido de la palabra, es idéntico a los conceptos de lo ideal, de la conciencia como forma suprema de la actividad psíquíca; en el sentido estricto del término, es equivalente al concepto de pensamiento. En la historia de la filosofía se diferencian el espíritu subjetivo (sujeto, personalidad, individuo) –cuya absolutización lleva al idealismo, subjetivo– y el espíritu objetivo (conciencia social, objetivación de las facultades humanas) que conduce –si se sostiene su carácter primario– al idealismo objetivo. La filosofía grecorromana de la Antigüedad concebía el espíritu como activídad teórica (para Aristóteles, por ejemplo, la forma superior de la actividad del espíritu es el pensar sobre el pensamiento, el placer de teorizar). Sin embargo, también se entiende el espíritu como principio suprarracional cognoscible inmediata e intuitivamente (Plotino). Este punto de vista entronca con la religión, según la cual el espíritu es Dios, una esencia sobrenatural, susceptible de ser únicamente objeto de la fe. La filosofía clásica alemana subrayaba el carácter activo del espíritu, lo veía como actividad de la autoconciencia. Así, Hegel concebía el espíritu como unidad de la autoconciencia y de la conciencia, unidad que se realizaba en la razón; como unidad entre la actividad práctica y la teórica del espíritu sobre la base de la práctica: el ser del espíritu es su hacer aunque este hacer es interpretado sólo como conocimiento. El espíritu, según Hegel, supera lo natural y se eleva hasta sí mismo en el proceso del autoconocimiento. La filosofía materialista considera al espíritu como lo secundario respecto a la naturaleza. Para los materialistas de la antigüedad, el espíritu es la parte más racional del alma, derramada por todo el cuerpo. Los materialistas de los siglos XVII-XVIII (Hobbes, Locke, La Mettrie) concebían el espíritu sólo como una variedad del conocimiento sensorial. El materialismo dialéctico no reduce lo espiritual a la simple suma de sensaciones y rechaza la representación del espíritu como de algo que existe con independencia de la materia. Lo espiritual es función de la materia altamente organizada, es resultado de la actividad práctica material, histórico-social de los hombres. La vida espiritual de la sociedad –conciencia social– aparece como reflejo del ser social.

Estado: Organización política de la clase económicamente dominante; tiene por fin mantener el orden de cosas existente, y aplastar la resistencia de las otras clases. Surgió a consecuencia de haberse escindido la sociedad en clases, como instrumento de la clase explotadora para mantener sometido al pueblo explotado. El proceso de la formación del Estado consistió en destacar un poder público especial con su ejército, su policía, sus cárceles e instituciones coercitivas de distinto género. En las sociedades que se fundan en la propiedad privada de los medios de producción, el Estado es siempre instrumento de la clase dominante, de su dictadura, una fuerza especial para sojuzgar a las masas explotadoras con independencia de que se establezcan tales o cuales formas de gobierno. Los estados imperialistas modernos persiguen toda manifestación del movimiento liberador, la lucha de las masas por la paz. La política exterior de tales Estados tiende a esclavizar a los pueblos libres e independientes, a subordinarlos a los imperialistas. Tiene por principio un carácter distinto el Estado proletario. También es instrumento de una dictadura de clase, precisamente de la dictadura del proletariado, pero en interés de todos los trabajadores, es decir, de la inmensa mayoría de la población, y se emplea para la represión de los explotadores. El Estado socialista puede presentar formas distintas, pero en todas ellas su esencia es la misma: la dictadura del proletariado. Después de la Segunda Guerra Mundial, en varios países de Europa y Asia surgieron estados de democracia popular, los cuales, junto con los Soviets de la U.R.S.S., son formas del Estado socialista. Engels escribió que el Estado proletario no es ya un Estado en el sentido propio de la palabra. El Estado en su sentido propio es una fuerza cada vez más ajena al pueblo, contrapuesta al pueblo, llamada a mantener al pueblo sometido a la clase explotadora. El Estado proletario, en cambio, por su esencia expresa los intereses del pueblo. De ahí se desprende otra particularidad suya que fue destacada por Lenin al denominarlo, «Estado en extinción». El Estado no existirá siempre. En el futuro cederá su lugar a la autogestión social comunista. El Estado de todo el pueblo que surge del de la dictadura de la clase obrera cuando se llega a un determinado nivel en la edificación de la sociedad comunista, constituye un escalón próximo ya a la futura sociedad sin Estado.

Etica: Ciencia de la moral. Se divide en ética normativa y teoría de la moral. La primera investiga el problema del bien y del mal, establece el código moral de la conducta, señala qué aspiraciones son dignas, qué conducta es buena y cuál es el sentido de la vida. La teoría de la moral investiga la esencia de esta última, su origen y desarrollo, las leyes a que obedecen sus normas, su carácter histórico. La ética normativa y la teoría de la moral son inseparables entre sí. Últimamente se ha desarrollado la metaética, que investiga las enunciaciones éticas, su relación con la verdad, la estructura y constitución de la teoría ética. La metaética es un fruto de la época actual, en que las ciencias han recurrido al análisis lógico de sus medios. No hay que identificar la ética con la moral vigente, «práctica», con la moralidad; la ética es la ciencia, la teoría de la moral y de la moralidad. La moral surgió antes que la ética, existía ya en el régimen de la comunidad primitiva, mientras que la ética apareció al formarse la sociedad esclavista. La ética ha sido un elemento de las doctrinas filosóficas, de la teoría filosófica. Desde que apareció, en ella ha habido lucha entre la concepción materialista de la moral y la idealista. Los materialistas premarxistas no podían comprender las leyes objetivas reales del desenvolvimiento de la moral. Mas lucharon contra las concepciones teológicas en la ética, sometieron a crítica la idea que teólogos e idealistas mantenían del sentido de la vida, defendieron el criterio de que el origen y las fuentes de las normas morales son «terrenales». En la Antigüedad, contribuyeron a que se [160] llegara a una concepción ética de la realidad los charvak (India), Yan Chu y Lao-tse (China), Demócrito, Epicuro, Aristóteles (Grecia) y otros. Se realizó una gran aportación al desarrollo de las ideas éticas durante el período en que se formó y consolidó el régimen burgués. Los ideólogos de la burguesía, en aquel tiempo revolucionaria, como Spinoza, Rousseau, Helvecio, Holbach, Diderot y Feuerbach, asignaban gran importancia a la resolución de los problemas de la ética. Aunque filósofos como Kant y Hegel defendían la concepción idealista de la moral, expusieron varias concepciones éticas valiosas. Los demócratas revolucionarios de Rusia, especialmente Belinski, Herzen, Dobroliúbov y Chernishevski, realizaron una seria aportación a la ética. Como los socialistas utópicos de Occidente (Fourier, Saint-Simon, Owen y otros), los demócratas revolucionarios rusos, soñando con una sociedad justa, intentaban predecir y esbozar las nuevas relaciones morales entre las personas. La ética marxista hizo suyo todo cuanto de valioso había en las teorías éticas del pasado. Su aparición constituyó un punto de viraje en el desarrollo de la ética. Las teorías éticas precedentes eran idealistas. Los filósofos del pasado suponían que bastaba modificar el nivel de la conciencia de las personas, instruirlas, o cambiar la forma de dirección estatal para difundir la moral que preconizaban. Marx y Engels pusieron de manifiesto que la moral estaba determinada por el régimen económico y social, y que poseía un carácter histórico. Con su teoría del comunismo, señalaron cuáles son los verdaderos caminos de la felicidad, de la justicia y de la libertad. La nueva etapa en el progreso de la ética está unida al nombre de Lenin. Contribuyeron asimismo a enriquecer la ética marxista Plejánov, Lafargue, Bebel, Nadiezhda Krúpskaia, Antón Makárenko y otros. Se ha dedicado suma atención a los problemas éticos correspondientes al período del socialismo y de la formación del comunismo, en los Congresos XX y XXII del P.C.U.S. La construcción del comunismo ha planteado nuevos problemas ante la ética, que se va transformando cada vez más en una ciencia independiente. El código moral de los constructores del comunismo, formulado en el programa del P.C.U.S., es de gran trascendencia para el ulterior desarrollo de la ética marxista (Moral comunista). La ética burguesa contemporánea está en crisis. Los principios de la ética burguesa se basan en teorías metafísicas e idealistas. Neotomistas y existencialistas escriben mucho sobre cuestiones éticas. En cambio, los neopositivistas abandonan su misma problemática ética y cultivan la lógico-semántica. La tendencia dominante en la ética burguesa es la que sitúa en un plano abstracto y metafísico las cuestiones relativas al humanismo, a la justicia y al bien, sin tener en cuenta la vida; busca valores éticos «absolutos» cuya finalidad única sigue siendo, como antes, la defensa y la conservación del régimen capitalista. Son particularidades de la ética burguesa, la propaganda del individualismo, la lucha contra el principio de colectivismo. Paralelamente a la difusión del dogmatismo moral neotomista, se intensifica el relativismo moral, que intenta demostrar la imposibilidad de la ética científica.

F

Fenómeno: Lo que aparece o se manifiesta a la conciencia espontánea.

Para Kant, el fenómeno o el conocimiento fenoménico es el único posible, y resulta de una síntesis entre el contenido caótico sensorial y un factor formal-categorial.

Filosofía: Ciencia sobre las leyes universales a que se hallan subordinados tanto el ser (es decir, la naturaleza y la sociedad) como el pensamiento del hombre, el proceso del conocimiento. La filosofía es una de las formas de la conciencia social y está determinada, en última instancia, por las relaciones económicas de la sociedad. La cuestión fundamental de la filosofía como ciencia especial estriba en el problema de la relación entre el pensar y el ser, entre la conciencia y la materia. Todo sistema filosófico constituye una solución concreta y desarrollada de dicho problema, incluso si la «cuestión fundamental» no se formula claramente en el sistema. El término «filosofía» se encuentra por primera vez en Pitágoras; en calidad de ciencia especial, lo introdujo por primera vez Platón. La filosofía surgió en la sociedad esclavista como ciencia que unía todos los conocimientos que el hombre poseía acerca del mundo objetivo y acerca de sí mismo, cosa perfectamente natural dado el bajo nivel de desarrollo del saber en las etapas primeras de la historia humana. En el curso del desarrollo de la práctica en el ámbito de la producción social, y a medida que se acumularon conocimientos científicos, ocurrió un proceso de «desprendimiento por gemación» de algunas ciencias respecto a la filosofía, a la vez que ésta se formaba como ciencia independiente. La filosofía como ciencia surge de la necesidad de estructurar una concepción general del mundo, de investigar los principios y leyes generales del mismo; surge de la exigencia de un método de pensamiento acerca de la realidad fundado en lo racional, en la lógica. Tal necesidad hace que el problema de la relación entre el pensar y el ser se sitúe en el primer plano de la filosofía, pues toda filosofía se apoya en una u otra solución de dicho problema, lo mismo que el método y la lógica del conocimiento. A ello se debe, también, la polarización de la filosofía en dos corrientes opuestas: materialismo e idealismo; entre ellos ocupa una posición intermedia el dualismo. La lucha entre el materialismo y el idealismo atraviesa, como un hilo rojo, toda la historia de la filosofía, es una de sus fuerzas motrices fundamentales. Esta lucha se encuentra estrechamente vinculada al desarrollo de la sociedad, a los intereses económicos, políticos e ideológicos de las clases. Al precisar la problemática específica de la ciencia filosófica, se fueron diferenciando en la propia filosofía distintas facetas en calidad de partes más o menos independientes, a veces con diferencias señaladísimas. Estas partes son: la ontología, la gnoseología, la lógica, la ética, la estética, la psicología, la sociología y la historia de la filosofía. Al mismo tiempo, ante la insuficiencia de conocimientos concretos, la filosofía intentaba sustituir las conexiones y leyes del mundo que faltaban por otras imaginarias, con lo cual se convertía en una «ciencia de las ciencias» especial, por encima de todas las demás ciencias. Respecto a la naturaleza, tal filosofía se presentaba como filosofía natural; ante la historia como filosofía de la historia. El último sistema de este género fue el de la filosofía de Hegel. Sin embargo, a medida que los conocimientos aumentaron y se diferenciaron, desaparecieron los motivos para que existiera la filosofía como «ciencia de las ciencias». La clara concepción de la necesidad social que da origen a la filosofía como ciencia especial, la clara idea del lugar que ésta ocupa y del papel que desempeña en el conjunto de la cultura espiritual así como, por ende, de cuál es el círculo de sus problemas (su objeto) se alcanzaron por primera vez en el marxismo-leninismo (Materialismo dialéctico, Materialismo histórico). El conocimiento teórico de los fenómenos del mundo circundante no puede darse sin el pensar desarrollado en el sentido lógico. Pero, en virtud de la división del trabajo entre las ciencias, que se formó históricamente, fue precisamente la filosofía la que elaboró las categorías y leyes lógicas. La filosofía marxista-leninista ha desarrollado y sostenido consecuentemente el principio materialista en la concepción del mundo objetivo y del pensar, principio que ha fecundado con la concepción dialéctica no como «ciencia de las formas externas del pensamiento, sino de las leyes que rigen el desarrollo de «todas las cosas materiales, naturales y espirituales», es decir, el desarrollo de todo el contenido concreto del mundo y del conocimiento del mismo, o sea, resultado, suma, conclusión de la historia del conocimiento del mundo». La filosofía marxista, al considerar las formas y leyes lógicas como formas y leyes aprehendidas y comprobadas por toda la práctica humana del desarrollo de los procesos naturales, históricos y sociales, eliminó la diferenciación entre ontología, lógica y teoría del conocimiento. La coincidencia de la dialéctica, de la lógica y de la teoría del conocimiento constituye el principio cardinal de la filosofía del materialismo dialéctico. Con esto, la teoría filosófica del marxismo constituye la solución materialista dialéctica del problema fundamental de la filosofía, solución desarrollada de manera concreta, acabada en todos sus detalles. Las formas y leyes lógicas se presentan, en esta teoría, como formas y leyes universales reflejadas en la conciencia del hombre del decurso de todo proceso natural o histórico social, como grados de la reproducción teórica de los objetos en concordancia con el desarrollo real de los mismos. La filosofía, elaborada partiendo de la concepción indicada de su papel, de su objeto y de sus tareas verdaderas en el desenvolvimiento de la cultura humana, aparece como poderoso instrumento del conocer y obrar de las personas, como factor activo en el desarrollo ulterior del conocimiento y de la práctica. Así concebida la filosofía, sus partes la psicología, la sociología, la ética y la estética se convierten cada vez más en ciencias independientes, que se consideran ciencias filosóficas sólo por el peso de la tradición. Cierto es que dicha tradición tiene su fundamento, ya que las ciencias indicadas están relacionadas en alto grado con la problemática específicamente filosófica, en particular con el problema de la relación entre el sujeto y el objeto. La filosofía facilita el desarrollo de la autoconciencia del hombre, la comprensión del lugar y del papel de los descubrimientos científicos en el sistema del progreso general de la cultura humana; con esto, proporciona una medida para valorar dichos descubrimientos y enlazar los eslabones sueltos del conocimiento en la unidad de la concepción del mundo. A las teorías burguesas contemporáneas les son inherentes tendencias antifilosóficas. Dichas tendencias caracterizan, sobre todo, al neopositivismo, el cual declara que los problemas de la filosofía son seudoproblemas, pretende substituir el análisis filosófico del desarrollo de los conocimientos y de la práctica actuales por el análisis del «lenguaje de la ciencia», es decir, por el análisis lingüístico-semántico «de las formas externas del pensar», del idioma, de los sistemas de signos con que se expresa el pensamiento. De este modo, la filosofía, en el fondo, se liquida como ciencia. De ahí que el único camino que queda para que la filosofía se desarrolle como ciencia es el del materialismo dialéctico continuador de las mejores tradiciones de la filosofía universal.

I

Ideología: Sistema de ideas o conjunto coherente de ellas.

Alienación ideológica: Con Marx la ideología adquiere el significado de una deformación de la realidad que sirve como justificación de las contradicciones de la sociedad para enmascararlas e impedir así cualquier transformación. Dentro de la alienación ideológica hay que distinguir entre: alienación religiosa, pues la religión sirve de justificación de la injusticia social promoviendo un mundo de felicidad ilusorio a través de la resignación. El hombre se pierde en la ilusión de un mundo trascendente como consecuencia del estado de miseria en que se encuentra: es como un consuelo, un alivio, el suspiro de la criatura oprimida y alienación filosófica, pues la filosofía solamente a interpretar y justificar la realidad impidiendo su transformación.

La alienación en Marx es un concepto que se opone al concepto de naturaleza humana: el hombre está alienado porque está desnaturalizado. En su libro "La ideología alemana" afirma que la naturaleza del hombre es la de un ser humano sensible o natural que se realiza mediante la praxis o el trabajo, que es la producción entendida como actividad práctico-productiva. Es la producción lo que distingue originariamente al ser humano de los animales. Como escribe Marx en la ideología alemana el hombre mismo se diferencia de los animales a partir del momento en que comienza a crear sus propios medios de producción.

En oposición a Hobbes y Rousseau, para Marx el hombre no posee un estado natural que se oponga al estado de sociedad; y la sociedad no se considera el resultado de un contrato o acuerdo, sino que recupera la idea de Aristóteles de que el hombre es un animal social. Tanto es así que considera al hombre como resultado de la sociedad en la que vive. Por tanto, habrá que situar el origen de la alienación en un plano social. El origen de la alienación está en un conjunto de circunstancias económicas, sociales e ideológicas. El marxismo se considera humanista porque critica la alienación como un estado actual del ser humano y persigue la recuperación del hombre, su naturalización y realización como ser humano libre de cualquier explotación.

J

Juicio: En sentido general realizar un juicio, como su etimología indica (del latín, iudicium, acción judicial, proceso) significa realizar un enjuiciamiento de un sujeto, valorándolo. De forma sucinta diremos que un juicio es la proposición por la cual se atribuye (se afirma o se niega) algo (un predicado) a un sujeto. Por lo tanto habrá tantos tipos de juicios como formas de atribución. Un juicio como "x es y" puede ser analizado desde el punto de vista de su verdad (si lo que se afirma o niega de "x" es o no verdadero); desde el punto de vista de su bondad (si lo que se afirma o niega de "x" es bueno o malo) y, por último desde un punto de vista estético (si lo que se afirma de "x" es que es hermoso o feo).Esta división tripartita del juicio tiene su más profunda reflexión en Kant, que dedicó al análisis del primer tipo de atribución su Crítica de la razón pura, al de la segunda su Crítica de la razón práctica y al de la tercera la Crítica del juicio.

La atribución de verdad: Algunos lógicos han definido el juicio como la parte más pequeña del discurso que puede ser verdadera o falsa. De manera semejante a como, al relacionar dos conceptos entre sí obtenemos un juicio (o una proposición), al relacionar dos o más proposiciones entre sí podemos construir razonamientos. En un razonamiento dos o más proposiciones, llamadas premisas, están relacionadas de tal manera que de ellas podemos deducir una nueva, llamada conclusión.

Según sea la atribución de un predicado a un sujeto podemos encontrar cuatro juicios diferentes:

1) Universal afirmativo: "Todo S es P".

2) Universal negativo: "Ningún S es P".

3) Particular afirmativo: "Hay al menos un S que es P".

4) Particular negativo: "Hay al menos un S que no pertenece a P".

La atribución ética y la estética forman juicios de valor sobre el sujeto y, por lo tanto, sus respectivos juicios están sometidos a unos criterios específicos. En el caso de la atribución ética, los conceptos de bueno o malo son con frecuencia deudores de unas determinadas teorías sobre el hombre (por ejemplo sobre la libertad humana) y los fines de la vida (o la ausencia de fines). La atribución estética encuentra su especificidad en su lejanía de la lógica y en su cercanía a elementos irracionales (la sensibilidad, la genialidad, etc.).

Justicia: Tradicionalmente se ha definido a la justicia como la virtud distributiva. Efectivamente, hablamos de justicia allí donde hay algo a repartir y diferentes pretendientes al reparto. Asociado a este concepto de distribución se encuentra el de imparcialidad, que establece que todos los individuos han de ser tratados en igualdad de condiciones. Hablamos también de justicia para referirnos a la acción realizada en conformidad con el derecho. Este es también su sentido etimológico, pues deriva del latín iustitia, que significa "conformidad con el derecho" (ius). Detrás de estos sentidos generales se encuentran multitud se dignificados, ya que la justicia se aplica a la religión (hablamos de "justicia divina"), a la ética (nos referimos a "hombres justos"), a la sociología (Platón señalaba que incluso un grupo de ladrones necesitaba, para mantenerse unido respetar alguna norma de justicia), a la legalidad ("sentencia justa"), a una institución fundamental del Estado de derecho (la justicia como poder judicial), a la política (con frecuencia los distintos sistemas políticos discrepan en su comprensión de un orden social justo), etc.

La justicia: virtud personal y virtud social: Si la justicia es una virtud distributiva, ¿cómo puede concebirse también como una virtud personal? La respuesta a esta cuestión nos remite a los filósofos antiguos, que concebían el alma humana como un compuesto de distintas partes (la racional, la irascible y la concupiscible). Desde este punto de vista, el alma justa es la que mantiene en armonía estas partes. Jenócrates, discípulo de Platón, se imaginaba estas tres partes formando un triángulo. El alma de los dioses podría representarse como un triángulo equilátero, mientras que la de los hombres formaría siempre triángulos irregulares. La teoría del alma justa es defendida por Platón en la República desarrollando una analogía con la ciudad justa. Para este filósofo, una ciudad justa es aquella en la que cada ciudadano realiza la tarea que le corresponde y, en correspondencia, un alma justa es aquella en la que cada parte cumple con su deber.

Aristóteles es el primer filósofo que realiza un análisis de la justicia desde la consideración de la especificidad de las cosas humanas. Los asuntos humanos son muy distintos a los problemas geométricos. Los hombres realizan acciones y al realizarlas se habitúan a determinados tipos de conducta, es decir, construyen su personalidad con sus actos. Desde esta perspectiva es de suma importancia disponer de una teoría de la acción, que es la que desarrolla Aristóteles en la Ética a Nicómaco. Para Aristóteles, la justicia es la virtud total, que acoge en su seno a todas las demás virtudes éticas. Esta virtud se manifiesta de dos maneras complementarias; en primer lugar, con la observancia de la ley (justicia legal) y, en segundo lugar, con la capacidad para relacionarse con los demás. Aristóteles identifica el hombre justo con el capaz de actuar racionalmente, sabiendo decidirse por el justo medio entre lo mucho y lo poco, entre el exceso y el defecto.

Una teoría de la justicia de gran relevancia fue la del sofista Protágoras. Este filósofo, amigo de Pericles, fue el primero en legitimar teóricamente al democracia ateniense. Defendía que todos los hombres estamos igualmente capacitados para participar en la vida pública porque todos poseemos de manera innata una sensibilidad especial tanto para la justicia como para la vergüenza. Mientras que en medicina, por ejemplo, existen expertos e inexpertos y los primeros son los que deben aconsejar a los segundo, en cuestiones de justicia todos podemos expresar nuestra opinión porque todos estamos igualmente dotados de esa innata sensibilidad.

La diferencia establecida por Aristóteles entre la justicia entendida como virtud social y como virtud personal, marcará las discusiones medievales, aunque para los escolásticos la primera tiene como fundamento una ley eterna de carácter divino. Los escolásticos acogerán la definición de Ulpiano según la cual "justicia es dar a cada uno lo que le es debido".

Las teorías modernas son también herederas de esta concepción de la justicia, pero la intentan fundamentar no en una supuesta ley divina, sino en categorías humanas. De esta manera se ha resaltado fundamentalmente la idea de "equidad" tanto en el reparto de beneficios como en el de las cargas sociales.

L

Libertad: La palabra libertad deriva del latín "libertas", que era la condición del hombre libre por oposición al esclavo. Aunque este sea el sentido originario de la libertad, la reflexión filosófica y la experiencia práctica han ampliado enormemente los dominios de aplicación de la libertad. El filósofo Isaiah Berlin ha diferenciado dos conceptos principales de libertad: "libertad negativa" y "libertad positiva". La primera sería la "ausencia de coacción" y, en este sentido, es más libre quien ha de superar menos obstáculos a la hora de realizar su voluntad. La "libertad positiva" se refiere a algo más íntimo del individuo, a su autonomía, a su capacidad para ser dueño de sí mismo.

Referida a Dios: En comparación con la libertad posible que le es permitido alcanzar al ser humano, se encuentra la libertad que dispondría un ser infinito, Dios. Pero, este ser todopoderoso, ¿es necesariamente también infinitamente libre? Para algunos Dios no está sometido a ningún tipo de coacción, otros, por el contrario, consideran que ni aun el mismo Dios podría alterar las verdades necesarias: no podría hacer un triángulo cuadrado, por ejemplo.

Referida al hombre: Frente a Dios, ¿qué libertad le corresponde al hombre? Aristóteles contestó en la Ética a Nicómaco, que la de ser el autor de sus propias acciones en la medida en que estas son realizadas voluntariamente. En este sentido el hombre es libre y, en consecuencia, responsable de sus actos. A la capacidad de autodeterminarse y elegir obrar en un sentido o en otro se la conoce como "libre albedrío".

Referida a la naturaleza: Con respecto al funcionamiento del mundo, el mecanicismo antiguo defendió siempre que todo lo real es algoritmizable, es decir, codificable en leyes causales y que el progreso de la ciencia permitía ir poniendo de manifiesto cómo todo en el universo estaba sometido a leyes. Einstein proclamaba con rotundidad: "Dios no juega a los dados!". En las últimas décadas, sin embargo, las ciencias naturales parecen convencidas de la necesidad de considerar el azar en la naturaleza.

Lógica: Ciencia del pensamiento en sí mismo considerado, en sus formas y en sus leyes. La palabra "lógica" deriva del griego "lógiké," que, a su vez, procede de "lógos", que significaba palabra razonada. Y este es también el significado último de la lógica: el estudio de los razonamientos bien hechos. Entendemos por razonamiento bien hecho aquel que es formalmente válido.

El razonamiento: Entendemos por razonamiento el proceso mental que nos permite deducir de unos enunciados iniciales llamados premisas, otro enunciado, llamado conclusión y que se deriva necesariamente de aquellas. Así, por ejemplo, dadas las siguientes premisas: (1) "Todo hombre es mortal", y (2) "Sócrates es un hombre"; podemos deducir la conclusión "luego, Sócrates es mortal". La lógica se preocupa especialmente de la forma del razonamiento, es decir que aquellas condiciones necesarias que permiten deducir con toda seguridad la conclusión de las premisas. Aristóteles fue el primer filósofo en preocuparse seriamente de la estructura formal de los razonamientos y los agrupó en diferentes clases.

El lenguaje de la lógica: Cuando razonamos utilizamos proposiciones enunciativas. Una proposición enunciativa es la que afirma o niega algo de un sujeto. Ni las exclamaciones ni las interrogaciones pueden servir como premisas o conclusión de un razonamiento, ya que ni afirman ni niegan nada. Una proposición enunciativa es "Mañana es mi cumpleaños" o "mañana haré una fiesta". Es la parte más pequeña del discurso que puede tener el valor de verdad o falsedad. Puede unirse con otras proposiciones simples para formar una compuesta: "Tengo quince años y daré una fiesta".

Mientras una proposición simple sólo puede tener dos valores de verdad (puede ser verdadera o falsa), una proposición compuesta puede tener más valores, dependiendo de las proposiciones que la forman. Cuando razonamos unimos proposiciones entre sí, por ejemplo: "Si X es mayor que Y, e Y es mayor que Z, entonces, X es mayor que Z". Lo que a la lógica le interesa es establecer la verdad de estas cadenas proposicionales, atendiendo a la manera en que están relacionadas. Para resolver este reto la lógica proposicional (la que estudia las conexiones entre proposiciones) se ha dado la forma de un cálculo lógico.

N

Naturaleza: Término empleado en varios sentidos: la esencia o la sustancia de un ser considerada en cuanto principio u origen de operaciones (en la naturaleza del hombre está crecer, hablar, etc., no asó volar); el conjunto de cosas exteriores como opuesto a la interioridad del sujeto; el mundo mismo como todo ordenado y "natural" por Dios.

Aristóteles: La naturaleza no hace nada sin motivo.

Averroes: En la naturaleza nada hay superfluo.

Rousseau: Hay un libro abierto siempre para todos los ojos: la naturaleza.

P

Persona:

En las últimas décadas se ha ido relegando el uso del término “persona” a favor de los de “sujeto” o de “yo”. Sin embargo no parece que esté justificada tal sustitución, sobre todo si analizamos las connotaciones de los términos sustitutorios. “Sujeto” es un concepto propio (y hasta cierto punto específico) del discurso filosófico “continental” y tiene como referencia nativa la deducción de los conceptos puros del entendimiento de Kant. “Yo”, por su parte, hace, muy frecuentemente, referencia al “self” inglés, sin que quepa asegurar tajantemente su completa sinonimia. Es de uso frecuente en la filosofía analítica y su fundamento podemos encontrarlo en el Capítulo XXVII del Libro Segundo del Ensayo de Locke.

Mounier: “Una persona es un ser espiritual constituido como tal por una forma de subsistencia y de independencia en su ser; mantiene esta subsistencia con su adhesión a una jerarquía de valores libremente adoptados, asimilados y vividos en un compromiso responsable y en una constante conversión; unifica así toda su actividad en la libertad y desarrolla por añadidura, a impulsos de actos creadores, la singularidad de su vocación”.

Sean cuales sean los límites del concepto de persona, carecemos de una alternativa capaz de sustituirlo sin ambigüedades. La “conciencia” ya no puede proclamar su transparencia después de Freud. El sujeto trascendental ya no puede reivindicar su legitimidad fundante después de la escuela de Frankfurt. El yo nos acaba enclaustrando en un solipsismo teórico del que sólo parece poder salirse apoyándonos en una ética sin ontología, como la de Lévinas. Admitamos que las dificultades que encontramos en el término “persona” no nos facilitan la tarea para hacer de él una fundamentación. Sin embargo...aunque no sepamos muy bien cuál es el puesto del hombre en el cosmos (parafraseo el título de Max Scheler para marcar la incidencia de este pensador en el personalismo), ni la jerarquía de valores que ha de guiar sus preferencias... sabemos que hay cosas que nos resultan intolerables cuando se trata de personas.

Ricoeur habla de “actitud” como definición de la persona. Desde este acceso hermenéutico a la persona por la comprensión cotidiana que tenemos de ella, se plantea cuatro vías complementarias para constituir una fenomenología hermenéutica de la misma:

1) La del lenguaje, que nos muestra al hombre como hablante.

2) La de la acción: que nos lo presenta como agente o sufriente.

3) La de la narración: nos lo señala como narrador y narrado.

4) La de la vida ética, que nos apunta hacia la responsabilidad.

R

Razón: Facultad distintiva del hombre (animal racional) que le permite llegar a la esencia o verdad de las cosas a partir de la intelección y por medios discursivos. Dícese también razón a la prueba o demostración de algo.

La palabra "razón" deriva del latín ratio, que, a su vez, traduce el griego logos. Este último vocablo significaba tres cosas:

1. El orden que rige las cosas. En este sentido la atención se centraba sobre la idea de "orden".

2. La capacidad de razonar.

3. La capacidad de manifestar los propios razonamientos.

El sentido segundo y tercero siguen presentes en castellano cuando hablamos de "dar razones" de algo. Se supone que no solamente vamos a hablar, sino que vamos a hacerlo argumentativa y ordenadamente. El primer sentido tampoco está hoy perdido del todo, lo utilizamos cuando nos preguntamos por la razón según la cual algo ha ocurrido. En este caso damos por supuesto que los acontecimientos no están regidos por la casualidad, sino que hay un orden inherente a las cosas.

Cuando Aristóteles definió al hombre como "animal dotado de logos" se refería a que tanto era capaz de pensar cómo expresar razonadamente sus ideas. Para Descartes la capacidad de razonar no es sólo propia del hombre, en ella se encuentra también nuestra esencia. Descartes, y con él todo el racionalismo es el creador de una imagen del hombre capaz de conocer todo, incluso a sí mismo. No parece haber límites para la racionalidad humana. Pero esto es lo que pone en duda los empiristas británicos. Las divergencias entre racionalistas y empiristas animaron a Kant a estudiar los límites de la razón humana. Según Kant, sabemos cómo son las cosas que conocemos, pero no conocemos cómo son las cosas en sí mismas. La constatación de que existían ciertos límites que la razón no podía traspasar puso de manifiesto los componentes irracionales del hombre y, por lo tanto, su complejidad.

Realidad: Lo que existe de hecho, frente a lo teórico, imaginario o meramente posible.

Religión: Conjunto de lazos dogmáticos, disciplinarios y salvíficos que unen al hombre para con Dios. Virtud que nos inclina a dar a Dios lo que le pertenece.

Jenófanes: "Si los bueyes tuvieran dioses, éstos tendrían cuernos"

Nietzsche: "En el fondo, no ha habido nunca más que un cristiano, y ése murió en la cruz."

Schopenhauer: "Si hubiera un Dios, yo no quisiera ser ese Dios, la miseria del mundo me destrozaría el corazón".

Jean Rostand: "S uno mata a un hombre, es un asesino. Si mata a millones de hombres, es un conquistador. Si mata a todo el mundo, es Dios."

Freud: Las necesidades religiosas derivan del desamparo infantil y de la nostalgia por el padre que aquél suscita .Las religiones de la humanidad deben ser consideradas como delirios colectivos.

K. Marx: La religión es el opio del pueblo.

Lucano: Los hombres temen a los mismos dioses que han inventado.

S

Sabiduría: Conocimiento de las cosas que produce en el sujeto un recto y ponderado juicio para la dirección de la vida (vid. PRUDENCIA). En el ideal del sabio se cifra el objetivo de algunos sistemas morales, como el estoicismo y el epicureísmo.

Montaigne: El hombre sabio no lo es en todas las cosas.

Aristóteles: La sabiduría es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad.

Baltasar Gracián: Saber y saberlo demostrar, es valer dos veces.

Montesquieu: Para obtener éxito en el mundo, hay que parecer loco y ser sabio.

Aristóteles: El sabio no dice nunca todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice.

Goethe: Con el conocimiento se acrecientan las dudas.

Sociabilidad: "La socialización es el proceso mediante el cual el individuo es absorbido por la cultura de su sociedad. Fundamentalmente, la socialización es un aprendizaje; en su virtud el individuo aprende a adaptarse a sus grupos, y a sus normas, imágenes y valore. Trátase de un proceso de aprendizaje de conducta (y de ideas y ciencias que a la postre han de plasmarse en la conducta). Como proceso es permanente, pues dura toda la vida del individuo y es perenne en la sociedad. Para el individuo, la socialización es particularmente intensa durante sus primeros años. Y es durante la infancia cuando más clara se ve la naturaleza de la socialización, la cual es, en su carácter de aprendizaje, un proceso de interiorización normativa, imaginativa y valorativa."

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