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Hegel. Estructura fenomenologica del espiritu


Enviado por   •  9 de Abril de 2018  •  Apuntes  •  1.525 Palabras (7 Páginas)  •  138 Visitas

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Agrega un elemento que lo convierte en un pensador único: la idea del Espíritu Absoluto que, a través de objetos cognoscitivos como la historia, el arte y la evolución social toma conciencia de sí mismo. Para Hegel el Absoluto es  una especie de conciencia universal; puedes entenderlo como la racionalidad del mundo, la conciencia y la historia. Este Absoluto tiene una función semejante a la que desempeña la idea del bien en Platón o de Dios en la filosofía cristiana, puesto que constituye un principio de la existencia. Pero hay una diferencia, el Absoluto no está fuera o más allá del mundo, sino que se desarrolla y llega a ser a través del mundo mismo. Significa que los acontecimientos históricos, las doctrinas filosóficas, las corrientes artísticas y los conocimientos e ideas de todos los seres que piensan constituyen una parte del absoluto y una fase de su proceso de autoconocimiento. Sabemos que se trata de una hipótesis complicada, pero intenta comprenderla con ayuda de este ejemplo. Tu vida está compuesta por diversas etapas y experiencias.

Está el momento en que naciste, aquel en que diste tus primeros pasos y aprendiste a hablar; tus primeros años en la escuela; tus viajes y fiestas, etc.; y además están las relaciones con tus padres y hermanos, amigos, profesores y compañeros. Todos estos elementos, que a primera vista pueden parecer muy distintos e incluso contradictorios, tienen algo que los unifica, les da sentido y los hace parte de un todo; ese algo eres tú mismo, tu propio ser y existencia, a partir de los cuales se define todo lo que te ha pasado. Y así como tú eres inseparable de lo que has vivido, de todas tus experiencias y relaciones, el Absoluto es inseparable de los fenómenos y acontecimientos del mundo. Lo que tus creaciones, recuerdos, conocimientos, relaciones y expectativas son para ti, eso es el mundo, el arte, la historia, la ciencia y la política para el Absoluto.

Esta conciencia o Espíritu Absoluto —así lo llama Hegel en su obra principal, la Fenomenología del Espíritu— no debe entenderse como una conciencia humana individual; no hablamos de tus pensamientos o de los nuestros, sino de la conciencia y el espíritu de todo cuanto existe, del mundo, los fenómenos y la historia. De nueva cuenta, considera una gran conciencia universal que se ha ido formando a través del curso del tiempo, desde el principio de la historia y hasta nuestros días, y que a través de la evolución social, las luchas de clases y las revoluciones, los avances científicos y tecnológicos, y en suma, mediante la historia y la cultura de la humanidad en su conjunto, se ha ido conociendo a sí misma. Si percibes un aire de religiosidad en este planteamiento, tu intuición es incorrecta. Detrás de la idea del Absoluto está el supuesto de que la conciencia y todo lo que abarca (historia, desarrollo científico, arte, etc.) sigue un proceso teleológico, es decir, que se propone un fin a cumplir, en este caso la autoconciencia. La teleología es un elemento clave de las religiones y Hegel no desconoce la doctrina cristiana. Sin embargo, no debes olvidar la segunda precisión que hicimos al presentar el tema. El Absoluto no es trascendente, no está fuera ni más allá del mundo; está en él y de hecho es gracias a él.

Los comentaristas y críticos de Hegel asociaron la idea de que el Absoluto está presente en todo cuanto existe con el panteísmo, es decir, el concepto, también religioso, de que Dios está en todas partes. Sin embargo, y como tú ya sabes, la presencia del Absoluto es inmanente (se da en el mundo y el tiempo), y lo que Hegel quiere decir al afirmar que la historia, el conocimiento y la cultura son momentos del Absoluto y, por lo tanto, el Absoluto mismo, es que todo ello tiene una racionalidad; más aún, constituye una parte de la racionalidad, y es por eso que nosotros, seres racionales, podemos comprenderlo.

Ése es el origen de uno de los planteamientos más célebres de Hegel: “Lo que es racional es real, y lo que es real es racional”. Es decir, la realidad deviene o se desarrolla de manera racional y por eso nuestra razón la asimila perfectamente cuando nos concentramos en comprenderla. Hay una identidad entre sujeto y objeto, como afirmaba Fichte, pero ésta no se basa en la capacidad del sujeto para racionalizar los fenómenos, sino en el hecho de que los fenómenos son racionales en sí mismos.

Primera fase. El espíritu subjetivo. Es la etapa en que el espíritu adquiere conciencia de los objetos en tanto materia. A esta fase también se le conoce como certeza sensible, pues lo primero que se capta son las cualidades sensibles de las cosas. Históricamente, la fase del espíritu subjetivo corresponde a los primeros pasos de la humanidad en el camino hacia la civilización; el momento en el que los hombres tienen una relación directa y plena con la naturaleza. No obstante, la característica que Hegel distingue como primordial de esta fase es la enajenación o alienación del espíritu; esto significa que el Espíritu se vuelve extraño a sí mismo, pues se identifica con la materia y la naturaleza, pero esto no es lo que primordialmente le corresponde ser.

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