Homo Videns, Producto De La Televisión

Para muchos representó su primera escuela, suele ser la mejor compañera de los niños, lo mismo ocasiona encuentros que disputas, es insuperable difusora de ideas y por lo tanto la principal formadora de masas y actualmente es casi anormal una casa sin su presencia… La televisión.

Estoy seguro de no descubrir algo nuevo. Sin embargo, resulta obvio que ese aparato transmisor de imágenes va ocupando un lugar más importante cada día en nuestras vidas. Lo podemos constatar en todas partes y a todas horas, lo que la gente ve y escucha en ella marcan sus gustos, gastos, modo de hablar, vestir y lo principal: su forma de opinar. O por qué cree usted que ante la cercanía de elecciones (como los seis primeros meses del año pasado) todos quieren un costoso espacio en la programación.

Para el investigador de ciencia política que hace poco visitó México, el italiano Giovanni Sartori, este fenómeno sociocultural da origen a lo que él llama “Homo videns” y que define como una criatura que mira pero que no piensa, que ve pero que no entiende. Lo opuesto a la definición de “Homo sapiens” como seres inteligentes y reflexivos. De tal modo que, si nosotros hemos crecido en esta era, condicionamos nuestra capacidad de abstracción sobre los hechos que ocurren solo a lo visible.

La televisión, para bien o para mal, nos controla. Yo, como usted seguramente, sin saberlo siquiera, me he dejado guiar por la forma en que son presentadas determinadas situaciones: los sentimientos por ejemplo. ¿Acaso no se tiende a pensar que algún personaje es un gran sujeto –para no herir susceptibilidades imagine a su vecino– si lo lleva al borde de las lágrimas, al verlo sonriente haciendo una buena acción, con una agradable música de fondo y en cámara lenta?

Por eso es que este medio de comunicación, más que ningún otro, sirve a fines tan distintos. Tan sancionados como tratar de unificar ideas o eliminar la difusión de las contrarias a la postura oficial. Tal como la protesta internacional que años atrás surgieran en contra del Presidente de Venezuela Hugo Chávez, por negar la licencia de operación a la televisora de mayor antigüedad de aquel país, la RCTV (Radio Caracas Televisión), y en cambio utilizar los medios de aquella para la transmisión de una televisora gubernamental. Aunque también existen fines dignos de mención, como abrir espacios a la cultura, el arte, turismo y la educación.

Y aunque las imágenes sigan ganando terreno, ante la palabra escrita por ejemplo, nunca serán igual de instructivas que un buen libro. Ni que decir de la escuela o la familia. De ser así, (afirma el mismo Sartori) las nuevas generaciones que crecen junto al televisor, tendrían una concepción del mundo muy pobre; el acto de ver anula –en este caso– al de pensar y su concepto quedaría sumergido entre colores, formas, secuencias y ruidos de fondo. En tanto que la asimilación de una palabra requiere

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