Justificación Friedrich Nietzsche

Nietzsche descubre dos representaciones vitales: la de Apolo, símbolo de la forma bella, la medida, la claridad y el orden representa los conceptos que recortan la realidad y por ello es el dios de la finitud y de lo individual; y la de Dionisos que simboliza el reino sin forma que subyace a las representaciones, por esto es el instinto de lo desmesurado y de lo caótico y dios del placer, de la música y de la embriaguez. Además, representa la esencia de la realidad: la vida es contradicción. Dionisos es el que nos indica que hay dos actitudes posibles frente a la vida, la de la aceptación de la misma o la de la negación. Para Nietzsche la psicología del estado dionisiaco determina la sabiduría trágica, es decir, la aceptación sin reservas de toda existencia de la vida, la cual es azar y necesidad e implica que no hay finalidad.

Como negador de la vida aparece Sócrates. Al identificar razón, virtud y felicidad, Sócrates solo acepta como aspecto de la vida la razón y niega todo lo demás. Además, transforma la felicidad y virtud en conceptos. Por todo ello Nietzsche hace una crítica a la tradición occidental en la que se incluye su profunda crítica a la metafísica en su aspecto ontológico y epistemológico. Nietzsche realiza una crítica a la ciencia que se basa en una crítica a la materialización de lo real, la cual consiste en reducir las cualidades a cantidades y ello tiende a anular las diferencias que realmente existen entre las cosas. Él no critica a la ciencia en sí, sino al mecanicismo y al positivismo de su época, inspirada en la lógica. Acto seguido realiza una crítica al cristianismo, ya que este hace suya la división entre mundo real y aparente. Si el metafísico llamaba a este mundo falso, el cristianismo lo denominará “malo”. Para Nietzsche la religión es un síntoma de decadencia ya que sus valores se oponen a la vida y para Nietzsche la vida es siempre oposición de valores y en el mundo no hay verdades ni leyes eternas, ya que los valores no existen más allá de la vida que los creó. A partir de aquí, Nietzsche trata de analizar los orígenes de los significados de los términos “bueno” y “malo”. Para Nietzsche lo bueno es lo noble, poderoso, aristocrático y socialmente distinguido mientras que lo malo es lo débil, lo plebeyo, lo vulgar en inferior anímicamente. Nos encontramos ante dos tipos de moral: la moral de los señores, propia de los hombres fuertes, poderosos, dominadores y la moral de los esclavos de los débiles y cobardes. Para esta moral lo malo es lo poderoso y lo bueno es lo fácil de engañar y de aquí surgen los sentimientos de venganza que incitan a suceder la rebelión de los esclavos.

El Nihilismo es término que utiliza Nietzsche para definir la historia de la cultura occidental, porque para él, está fundamentada en la nada. Originariamente el nihilismo es la expresión de la voluntad decadente, de la voluntad de poder impotente que retrocede ante la afirmación de la vida y se convierte en negación. Es un Nihilismo Negativo porque lo que se niega es la vida, es decir, el mundo como devenir y pluralidad, como contradicción, dolor, ilusión y alegría. Es el nihilismo típico del platonismo y el cristianismo, que inventa un “mundo verdadero” que posee todas las propiedades que no posee la vida: unidad, estabilidad, identidad, verdad y bien, pero el nihilismo sin máscaras se dejará ver con el triunfo de la razón ilustrada y la crisis de los valores propiciada por el avance de la ciencia. Estamos ante el Nihilismo Reactivo donde la negación, ya patente, tiene como objeto aquel

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