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LA EUTANASIA Y LA MUERTE: LA ACTITUD ANTE LA MUERTE

lalonsolclubEnsayo22 de Enero de 2018

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“LA EUTANASIA Y LA MUERTE: LA ACTITUD ANTE LA MUERTE”

                                                        

                                                        

LA  EUTANASIA Y LA MUERTE: LA ACTITUD ANTE LA MUERTE

 

INDICE

1.- Introducción

2.- La actitud ante la muerte a lo largo de la historia

3.- La muerte en el siglo XX

4.- La eutanasia en los distintos pueblos y culturas

5.- Un caso particular: la muerte entre los vaqueiros

6.- Análisis de la muerte en la sociedad occidental ¿Qué es la muerte digna?.

7.- Definiciones de eutanasia.

8.- Regulación jurídica y análisis ético de la eutanasia: ventajas e inconvenientes de su legalización.

9.- Algunas experiencias sobre la eutanasia en España y a nivel mundial

1.- INTRODUCCIÓN

 

El trabajo que se presenta intenta realizar un análisis de la eutanasia y la muerte como hechos que actualmente constituyen una verdadera polémica a nivel mundial, y para ello el análisis se centra básicamente en el estudio de esta materia en la sociedad actual, pero se presenta además el caso de una cultura tradicional española para intentar contraponerlo a la reflexión en nuestra cultura occidental.

En todo caso cualquier reflexión sobre la muerte y la eutanasia exige analizar y estudiar la concepción de la muerte en la sociedad actual y su evolución histórica, para después situar el problema en el contexto socio-sanitario.

 

Actualmente vivimos en una sociedad que, generalmente, trata de negar la muerte, de ocultarla, como si fuera algo extraño a la realidad del ser humano. La muerte se ha convertido en algo ajeno a la propia vida, al mismo proceso vital cuando en realidad se trata de su último momento. La idea de muerte no es compatible con la competitividad, el culto al cuerpo y otros valores que parece que son los que prevalecen en la actualidad. La negación de la condición temporal de nuestra vida hace que cuando llega el momento de la muerte o bien de tomar decisiones en relación a la misma nos encontremos ante una situación, difícil de abordar.

En este sentido es preciso señalar que hay algunos grupos profesionales, en especial el personal sanitario, que viven esta situación de manera agravada, ya que parecen encontrar su actuación vacía de contenido cuando ésta no va dirigida al restablecimiento de la salud o a la prolongación de la vida. Todo esto se vuelve más complejo aún cuando se plantean situaciones donde los profesionales tienen que asumir, o al menos reconocer, que sus actuaciones entran en colisión con los intereses de los enfermos o familiares al manifestar éstos que desean una muerte digna (que puede incluir si es necesario la práctica de la eutanasia).

Por otra parte,.el termino eutanasia esta condicionado de forma importante por el contexto cultural de cada persona, de forma que se trata de una percepción individual y claramente subjetiva. En todo caso la opinión de que la eutanasia es moralmente admisible se encuentra ya en Sócrates, Platón y los Estoicos, aunque es en el siglo XX cuando la polémica adquiere mayor fuerza. La razón la podemos encontrar en el avance tan enorme que han sufrido la ciencia y la tecnología, que han originado, como es evidente, una gran transformación en el pensamiento humano. El uso de alta tecnología utilizada en el campo de la salud ha incrementado la esperanza y la calidad de vida en pacientes que, hace no mucho tiempo, hubieran perdido toda posibilidad de vivir.

Sin embargo, como todo, este avance tecnológico unido a una cada vez mayor esperanza de vida, nos lleva a determinadas situaciones en donde muchos enfermos son obligados a vivir en condiciones dramáticas e incluso indignas del ser humano. Enfermos terminales unidos a tubos, máquinas y enchufes, sometidos a tratamientos químicos a veces inútiles e inhumanos. Todo esto ha revitalizado la polémica y es en éste contexto donde el derecho a una muerte digna adquiere su sentido.

Para poder desarrollar el trabajo se ha dividido en una serie de apartados con el fin de analizar las siguientes cuestiones:

1. Analizar la actitud de las personas ante la muerte a lo largo de la historia.

2. Analizar la práctica de la eutanasia en los distintos pueblos y culturas, presentando el caso particular de una cultura tradicional en España como es el mundo de los vaqueiros.

3. Describir la muerte digna y conceptualizar lo que es la eutanasia

4. Conocer su regulación jurídica y reflexionar sobre la legalización o no de la eutanasia

5. Analizar la situación de la eutanasia en España y plantear las polémicas surgidas a nivel mundial.

 

2.- LA ACTITUD ANTE LA MUERTE A LO LARGO DE LA HISTORIA

A lo largo de los siglos las actitudes de las personas frente a la muerte han ido cambiando, desde la resignación y naturalidad con que las gentes de la Edad Media aceptaban la muerte hasta su consideración en nuestros días como tema tabú o prohibido.

En muchas concepciones de la muerte es posible reconocer la presencia de algunos patrones universales. En muchos sistemas de creencias pertenecientes a culturas tradicionales y religiones de Oriente y Occidente, la muerte es considerada como la culminación de la vida y una aproximación al bien supremo. Sobre esta base pueden asentarse algunas actitudes del hombre occidental ante la muerte; desde las que revelan un espíritu morboso, incluso próximo a lo macabro, a una conducta de evasión, de rechazo o miedo.

Por otro lado, ante una persona moribunda, todo ser humano, incluyendo a los profesionales de la salud, experimenta sensaciones ambivalentes que oscilan entre la compasión y el deseo de prestar ayuda, y la angustia que conduce al rechazo y al abandono.

 

Para la medicina egipcia de hace 3500 años se clasifica a las enfermedades en tres tipos: las que pueden curarse, las que se tratan y las que no se pueden curar.

Para los griegos, no tenía sentido prolongar la vida de los enfermos ni asistir  los moribundos.

 

Durante una larga etapa que duró muchos siglos, la actitud fundamental de la sociedad era de resignación y espera de la muerte en la cama. La habitación del enfermo se convertía en un lugar donde todos podían entrar libremente. Era importante que familiares, amigos, vecinos e incluso niños estuvieran presentes. Los ritos de la muerte eran aceptados y cumplidos de manera ceremoniosa, pero sin carácter excesivo ni dramático.

A partir del siglo XII aparece una actitud en la que se considera que la muerte da al individuo su sentido definitivo, su conclusión, y poco a poco va adquiriendo un carácter más dramático.

En el siglo XVIII el hombre occidental tiende a dar a la muerte otro sentido. El proceso iniciado en la etapa anterior culmina, y la muerte se exalta, dramatiza, se ve impresionante y acaparadora. Se produce un fenómeno nuevo: preocuparse menos de la propia muerte que la de los otros. Los supervivientes aceptan con dificultad la muerte del otro.

En estos mismos años en la sociedad occidental se inicia el proceso de medicalización, por el cual áreas de la vida social antes reguladas por otro tipo de poderes, cayeron bajo el control de la medicina. De este modo, el proceso de morir de las personas, antes regulado por la familia y las comunidades religiosas, fue progresivamente desplazándose bajo el dominio del sistema médico y sanitario.

Posteriormente, en el siglo XIX  se producen grandes avances en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades. El progreso científico y la demandas de una sociedad ansiosa por sobrevivir, estimulan la rebelión contra la muerte, que parece ahora una amenaza mucho más lejana y evitable. Es la época de los duelos exagerados, que mueven a la sociedad al nuevo culto de tumbas y cementerios.

 

3.- LA MUERTE EN EL SIGLO XX

La evolución de esta concepción basada en esta rebelión contra la muerte del siglo XIX llega a convertirse en la época actual en la negación de la muerte. Los avances tecnológicos hacen que la muerte se vea como un accidente, como un fallo en la calidad de los servicios de salud.    

Poco a poco, la muerte se convierte en un tema tabú. El entorno del moribundo tiende a difuminar la gravedad de su estado, porque su muerte recuerda la vulnerabilidad humana, a pesar de los progresos científicos.

     

En nuestra sociedad Perinat considera que la muerte se ha privatizado y aseptizado. Lo primero porque la muerte pesa de manera exclusiva sobre la familia inmediata, no ocurre como en tiempos pasados y especialmente en la sociedad rural, donde vecinos y parientes se turnaban a la cabecera del enfermo y cooperaban en los cuidados necesarios. Hoy, en el último periodo de la enfermedad sólo los parientes más próximos asisten al enfermo. Si además ocurre en el hospital, el paciente muere materialmente solo. La muerte se ha aseptizado, sobre todo si sobreviene a una enfermedad que ha requerido la intervención del equipo sanitario, con todos los cuidados, tratamientos, asepsia. La muerte aparece limpia y distante.

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