LA VERDAD ¿ES UTIL?

UNIVERSIDAD PRIVADA

ANTENOR ORREGO

 FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS ESCUELA PROFESIONAL DE ADMINISTRACIÓN Y FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

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LA VERDAD ¿ES ÚTIL?

ASIGNATURA:

LENGUAJE

 NRC: 

12133

 EQUIPO N° :

 08

DOCENTE:

JULIO MAGNO GUILLÉN JIMÉNEZ 

 INTEGRANTES:  

                    HEIDY YANIRA CRISANTO HOLGUIN.              

   YARE ANAHI LA CHIRA GUERRERO

MARI CARMEN LOPEZ PULACHE

LA VERDAD ¿ES UTIL?

¿Cuánto tiempo de nuestra vida hemos dedicado a la búsqueda de aquello que representan esas seis “simples” letras? Pues bastante, quizá más de lo que nos hemos imaginado.

Cuando Poncio Pilato le preguntó a Jesucristo si él era un rey, éste le contestó: “Tú dices que soy rey. Para esto yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.”. Entonces, en un desplante teatral, Pilato preguntó en voz alta: “¿Qué es la verdad?” y se dio la media vuelta.

La pregunta de Pilato ha sido una de las interrogantes milenarias de la filosofía. Quizá la definición de la verdad más conocida sea la de Aristóteles: “la verdad es decir de lo que es qué es y de lo que no es que no es”. De acuerdo con esta escueta definición, la verdad no depende de los seres humanos, sino únicamente de cómo es la realidad. Si la verdad es lo opuesto a la falsedad, entonces esta última es el resultado de nuestra incapacidad de apreciar el mundo tal cual es.

Si entendemos a la verdad como la intención que tienen los individuos para hacer o no las cosas, encubrir esa verdad o intención le permite a la persona engañar y salirse con la suya. Mentir es muy útil. Disfrazar la verdad es muy socorrido. Si entendemos a la verdad como un testimonio irrefutable de algo, como por ejemplo saber que la Tierra es redonda y no plana, la verdad sólo sirve para pasar exámenes. Si la verdad es algo irrefutable que amplíe nuestra inteligencia, nuestra visión, que nos haga amplios, reflexivos, analíticos y propositivos entonces la verdad es muy útil. Por ejemplo, si alguien cree que los indígenas y los negros son tontos, si no pasa de creerlo, no pasa nada. Pero si esa "verdad" hace que maten, persigan, destruyan y esclavicen a las personas por ello, esa "verdad" sirve y es útil para destruir.

¿La realidad que vemos nosotros es una verdad o es un conjunto de pensamientos que proyecta nuestra mente? Aunque hacemos una referencia constante e imposible de verdades absolutas en nuestra vida, es posible darnos cuenta de que ni tan siquiera lo que está en el supuesto presente ante nuestros ojos, es realmente lo que es en el momento, pues si tan solo cuando vemos mediante un telescopio algún astro que se encuentre muy lejos de nuestra vista, aquella imagen no es la que está sucediendo precisamente al momento, es una imagen que sucedió algunos minutos atrás, y esto debido al tiempo que tarda la luz en llegar hasta nuestros ojos, y en teoría, todo lo que vemos, no es en realidad lo que es al momento, pues simplemente la luz de tu pantalla de tu teléfono o computadora está tardarnos una cierta cantidad de tiempo en llegar hasta tus ojos, que aunque sea mínima, pero teóricamente podría ayudar a argumentar que es imposible acceder a una verdad absoluta, al menos por ahora.

Los seres humanos nacemos sin saber la mayoría de las cosas que necesitamos para sobrevivir. Pero, aunque tengamos resuelta nuestra existencia, hay incontables realidades que ignoramos. Cuando no se sabe por qué sucede algo, qué es lo que lo provoca, cómo funciona, uno busca la verdad acerca de ese asunto. Ésta es la motivación de la ciencia: conocer los principios, las causas y los mecanismos de todo cuanto existe. Esa curiosidad nos lleva a la investigación y, por último, al conocimiento firme.

la búsqueda de la verdad surge de cobrar consciencia de que hemos estado equivocados acerca de algo. El dato inicial, en este caso, es el descubrimiento del error: algo no funciona bien, los cálculos no cuadran, la realidad se nos presenta como un obstáculo. Entonces hay que hacer un esfuerzo para llegar a la verdad que se nos escapa. En ocasiones, el error puede ser insignificante, pero a veces, nos puede llevar a la ruina. Hallar la verdad, en este caso, puede ser un asunto de vida o muerte.

La RAE define la mentira como «una expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa». Sinos ajustamos a esta acepción, sí, mentiríamos todos mucho más de lo que creemos, a menudo sin querer. De hecho, un estudio realizado en 1975 con 130 sujetos comprobó que solo el 38,5% de sus afirmaciones eran completamente honestas.

Pero hay muchas maneras de faltar a la verdad: no se debe asimilar siempre la mentira con un engaño de connotaciones negativas. Las hay de muchos tipos: «Durante el enamoramiento (cuando exponemos sólo nuestra mejor parte y ocultamos al otro los defectos), consustanciales (como decirles a los niños que existen los Reyes Magos para mantener la ilusión), para escaquearnos del trabajo, cuando recurrimos a la técnica del 'banco de niebla' (que consiste en callarse y tirar para adelante, ocultando que no estamos de acuerdo con algo), la mentira compulsiva (algo patológico para reforzar la autoestima)...», enumera García Huete, profesor de Psicología de la Salud en la Universidad Cisneros y director de Quality Psicólogos.

“La cultura occidental contemporánea glorifica el conocimiento y la verdad. Los científicos son los supremos sacerdotes del conocimiento. ¿A quién se le hubiese ocurrido cuestionar la verdad hace sólo algunos siglos?”, se pregunta Paul Watzlawick (1994), y la respuesta es que nuestros antepasados tenían un aparato conceptual diferente, constituido por una serie de mecanismos que llevaban a apreciar “la realidad”.

La idea de verdad se afianza desde dos vertientes, una teológica, donde “las verdades absolutas suponen un ser absoluto, como ellas”; los Evangelios que nos dicen “yo soy la vía, la verdad y la vida”. “La verdad” se imponía en la vida cotidiana. Se escuchaba y escucha todavía en un juicio, pedirle a un testigo jurar sobre la Biblia, “decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad”. La idea es que la verdad sólo puede ser una.

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