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LABERINTOS DE LA SOLEDAD.


Enviado por   •  2 de Julio de 2014  •  3.119 Palabras (13 Páginas)  •  290 Visitas

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LABERINTOS DE LA SOLEDAD.

(Octavio Paz)

INTRODUCCIÓN

Este reconocido personaje de nuestra cultura mexicana fue un poeta, escritor, ensayista y diplomático mexicano, que gano el premio Nobel de Literatura 1990. Se le considera también como uno de los más grandes escritores del siglo XX y uno de los grandes poetas hispanos de todos los tiempos. Por eso es importante resaltar sus grandes obras entre ellas se encuentran Laberintos de la soledad.

Esta importante obra nos lleva de la mano por el camino de la reflexión y la pregunta, del amor y la duda, de la vida y la muerte. Es precisamente, el carácter analítico de su obra. “El Laberinto de la Soledad”, es un estudio del mexicano, no del criollo ni el mestizo, no del indígena, ni el descendiente de padres o abuelos extranjeros, no del chilango, tampoco del jarocho ni del norteño: sino de todos ellos y muchos más.

Este maravilloso ensayo contiene ocho capítulos en los cuales recorre la historia de México. Sus momentos simbólicos y dramáticos. Su lectura me pareció perfecta pues no da una visión más amplia de la panorámica de nuestra nación.

DESARROLLO

CAPÍTULO UNO

El Pachuco y otros extremos

Es curioso conocer como inicia Octavio Paz su ensayo, nos comenta sobre el adolescente y su asombroso descubrimiento de sí mismo, que lo lleva por conclusión, a una soledad en el mundo. ¿Qué somos y cómo realizaremos eso que somos? El México pos revolucionario, dejó un país en etapa reflexiva. Fue entonces, cuando afloraron distintos niveles históricos que convivían, o se enfrentaban, en un mismo presente. México, estaba hecho de distintas razas, además de las diferentes lenguas, que ya de por sí marcaban una brecha por entender.

Fue en la ciudad de Los Ángeles donde Octavio Paz comenzó su análisis, comparando precisamente al gringo promedio, con más de un millón de mexicanos que ahí radicaban.

Mexicanos que no se mezclan y que se nombran Pachucos. Es decir, “Bandas de jóvenes generalmente de origen mexicano, que viven en las ciudades del sur, que se singularizan por su vestimenta conducta y lenguaje”. Personas que no quieren volver a su origen mexicano, pero que tampoco quieren pertenecer al sistema americano. El Pachuco, según Octavio Paz, es uno de los extremos a los que puede llegar el mexicano. Siempre marginal, al Pachuco le gusta irritar a la sociedad, entonces, y sólo entonces, el Pachuco encuentra su lugar en el mundo y por lo tanto, su razón de ser. Se siente libre de romper las reglas, de conocer lo prohibido, en pocas palabras, de desafiar al sistema.

CAPÍTULO DOS

Máscaras mexicanas.

En este capitulo nos menciona que son varias las facetas del mexicano, ser singular que sin embargo, “siempre está lejos, lejos del mundo y de los demás. Lejos también de sí mismo.” Capaz incluso de hacer uso del silencio, además de la palabra, como un instrumento de defensa.

Existen un sin fin de conceptos que el mexicano utiliza dentro “rajarse”, revelan el grado de machismo que todos llevamos dentro. Otro ejemplo, que sólo en México existe, es el albur. El mexicano usa máscaras para proteger su intimidad, no le interesa la ajena y por lo tanto, el círculo de la soledad se vuelve a cerrar.

Mención también este importante escritor que sería el caso de la mujer mexicana cuyo recato tiene que ser a toda prueba. La vanidad masculina, heredada de los indígenas y los españoles, se satisface bajo la sumisión, económica, moral y social de la mujer. En un mundo hecho a la imagen del hombre, la mujer es sólo un reflejo de la voluntad y querer masculinos.

Sin embargo, también se está consiente de que la mujer, la tierra, representa la continuidad de la especie, el orden, y la dulzura. De nada sirve lo anterior, el machismo necesita mujeres. Se respeta el concepto de la madre,: la mujer como protagonista de su historia. Por ello, refranes, canciones populares y conductas cotidianas, aluden al amor como falsedad y mentira si la protagonista “deja” al hombre, quien por su parte, encuentra consuelo en los brazos del alcohol. Una mentira más que pudo ser verdad.

Las máscaras del mexicano, sus mentiras, reflejan sus carencias, lo que fuimos y queremos ser. Sin embargo, de tantas posturas y tantas mentiras terminamos simulando lo que queremos ser.

CAPÍTULO TRES.

Todos santos, día de muertos.

Me pareció muy importante este capitulo del libro donde dice que la contradicción forma parte del mexicano. Cualquier pretexto es bueno para interrumpir la marcha del tiempo. Durante las Fiestas populares, desde el grito de independencia hasta el día de la raza, el mexicano se siente completo, seguro. La razón es sencilla, en ese instante, en ese presente, “el pasado y el futuro al fin se reconcilian”.

En todos los rincones de México existen sus Ferias y tradiciones, aún en las comunidades mas alejadas. Los ricos, la minoría que no es pueblo, no festejan, sus reuniones son frías y ni por equivocación se faltan los modales. “Las Fiestas son el único lujo de México”.

Y una vez más, el círculo de la soledad se cierra. El mexicano derrocha esperando que el derroche mismo atraiga a la abundancia y si no la atrae, por lo menos se aparenta.

Lo mas interesante es que, durante la Fiesta, “todo pasa como si no fuera cierto, como en los sueños”. La gente se burla del clero, de las instituciones, del ejercito y hasta del mexicano mismo.

Uno de los festejos que más llama la atención: es el día de muertos. Ya desde antes de la llegada de los españoles, los indígenas creían que la vida se continuaba con la muerte, y de hecho, la vida misma se alimentaba de la muerte. Nada más privilegiado en vida, que ser sacrificado para los Dioses. Mientras que para los cristianos la muerte es la antesala a otra vida, para los aztecas, la manera de participar fundirse con las fuerzas creadoras.

Pero Octavio Paz nos dice que todo funciona como si la muerte no existiera, se exalta la salud con drogas milagrosas en un siglo donde también hubo campos de concentración. Para el mexicano moderno, la muerte ha dejado de ser tránsito, ahora es su amor más permanente, su juguete favorito.

CAPÍTULO

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