El Laberinto De La Soledad
diegomkz4 de Junio de 2014
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El Laberinto de la Soledad by Diego Márquez
El Laberinto de la Soledad de Octavio Paz, es un ensayo que nos lleva de la mano no solamente por la soledad individual, sino que a través de una perspectiva nacional, tomando así connotaciones mexicanas de carácter político, social y hasta cierto punto antropológico de nuestro país, un ente que ha ido recreándose con el hastío de los años.
En el primer capítulo del libro Paz hace especial hincapié en la adolescencia, cómo durante esa etapa de la vida por vez primera le damos importancia a la existencia de nuestro ser, tomamos conciencia de nuestra esencia, y cómo en ese carácter existencial encontramos una increíble soledad. Trata de cómo comenzamos a lidiar con nosotros mismos y cómo tratamos de recrearnos mediante diferentes tácticas. Paz hace una comparación entre México y los Estados Unidos escenarios de distintas culturas sociales, a sus diferentes puntos de vista frente a la vida, la muerte, la aceptación y la rebeldía.
Después de tocar estos puntos Paz nos lleva a explorar las “Mascaras Mexicanas”, mil y un caras de México, habla de cómo el mexicano usa distintos antifaces para lidiar nuevamente con su soledad, su vida, su existencia. La Revolución llevo a México a un carácter contemplativo, dando paso a la convergencia y florecimiento del arte y la poesía, que si bien abrió un panorama, también cerro mundos. Contempla pues, la singular forma del mexicano al expresarse frente al mundo, tan lejos de él y de sí mismo, dando suma relevancia al machismo impreso en nuestra cultura, connotándose desde nuestro tan querido y presumido albur, hasta el papel de la mujer en nuestra sociedad, los obstáculos a los que ella se enfrenta (la heredada sumisión y doble moral hacia su imagen) y como es ella el principal mástil y soporte de la identidad mexicana.
Avanzando en el ensayo nos encontramos con la interminable fanfarria, las infinitas festividades mexicanas “Todos Santos, Día de Muertos”, los mexicanos no necesitamos motivos para la celebración “Cualquier pretexto es bueno para interrumpir el tiempo”, fiestas populares, regodeos y tradiciones, existen a lo largo y ancho del país, patrimonio del pueblo a la vida misma, lujos que el mendigo y el miserable poseen sin restricción. En la fiesta la masa se burla de sí misma, de sus dioses, políticos, situaciones, adversidades, retos e incluso la muerte, se abre y cierra al desahogo y sentimentalismos, encuentra la salida, la salvación.
El mexicano emprende una batalla día a día con su pasado, una relación pasivo-agresiva con su propio ser, los estigmas que él mismo se ha generado y acarreado a través de la historia encuentran su clímax en la soledad que imprimen en el individuo. Las circunstancias del tiempo y la sociedad influyen directamente en la actitud del mexicano hacia su historia, lastimada y herida por guerras y conquistas, nacida de la primera traición, pecaminosa y profana, la eva mexicana, la malinche, la chingada. Su contraparte histórica, la reivindicación La Virgen de Guadalupe, juega el papel de la balanza en el abandono que sufrimos tras las llagas abiertas por la conquista.
La Iglesia se vuelve el centro orbital de la conquista, los habitantes de Mesoamérica abandonados por sus dioses vieron el cobijo en un nuevo ídolo ensangrentado en la cruz. La figura de Sor Juana Inés de la Cruz surge cómo la epítome de la rebeldía femenina, mujer letrada y reflexiva que tuvo al mundo en un tiempo equivocado.
Proseguimos con la crítica hacia la lucha de independencia y cómo ésta no logró un gran cambio en la forma en la que México estaba dispuesto, si bien la clase criolla logro cambiar sus ataduras, para el campesino y el obrero, las cosas siguieron casi igual. En el afán de cambiar, se desata el movimiento de la Revolución, que impetuoso y
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