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Laberinto De La Soledad


Enviado por   •  10 de Marzo de 2014  •  2.084 Palabras (9 Páginas)  •  233 Visitas

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Los hijos de la Malinche.

“Tú y yo, miembros de esa masonería: la orden de la chingada.

Eres quien eres porque supiste chingar y no te dejaste chingar;

eres quien eres porque no supiste chingar y te dejaste chingar:

cadena de la chingada que nos aprisiona a todos(…)”

Carlos Fuentes, La muerte de Artemio Cruz

Octavio Paz abre este capítulo con una crítica al capitalismo donde el hombre pierde su condición de humano para convertirse en una mercancía más, ya que, al no ser dueño de los recursos solo le queda vender su fuerza de trabajo la cual (como toda mercancía) esta condicionada a la oferta y la demanda del mercado.

El capitalismo, al guiarse por la filosofía de la máxima ganancia con los mínimos gastos, busca explotar al obrero hasta sus últimas consecuencias, sin importarle en lo absoluto sus sentimientos o sueños. Una mordaz crítica ya había recibido el sistema con la película de Charles Chaplin Tiempos modernos en 1936, donde, a través de la sátira y lo cómico se revelan las contradicciones y abusos de éste.

Aunque después Paz se convirtiera en un emisario y defensor del libre mercado, las ideas plasmadas en este capítulo coinciden de manera muy importante con el contexto mundial. El mundo polarizado en dos bloques Capitalismo y Comunismo, Paz pertenecía a este último (como muchos jóvenes de esa época) convencido de que los grandes problemas que enfrentaba el mundo radicaban en el sistema predominante.

Como máximo exponente del capitalismo encontramos por excelencia a los Estados Unidos de América, el cual por aquellos años era participe en la famosa frase atribuida a Porfirio Díaz: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”. Valida para muchos y para otros no tanto, pues no se puede negar que el american way of life sigue siendo el sueño de más de un mexicano, como dice Carlos Fuentes en La muerte de Artemio Cruz: “desde entonces clavaste la mirada más arriba, en el norte, y desde entonces has vivido con la nostalgia del error geográfico que no te permitió ser en todo parte de ellos: admiras su eficacia, sus comodidades, su higiene, su poder, su voluntad y miras a tu alrededor y te parecen intolerables la incompetencia, la miseria, la suciedad, la abulia, la desnudez de este pobre país que nada tiene; y más te duele saber que por más que lo intentes, no puedes ser como ellos, puedes sólo ser una calca, una aproximación(…).”

Son precisamente estos soñadores frustrados, los que valoran más lo extranjero que lo mexicano (sin caer en nacionalismos recalcitrantes) los malinchistas, a los cuales podríamos bautizar de mil un maneras tal y como la historia nos lo ha demostrado. Son ellos los que buscan negar sus raíces indígenas, su parentesco con la Malinche, pero que precisamente con estas posturas recalcan la conducta por la cual Malinalli pasó a la historia: entregarse a los conquistadores.

Conquista y colonia.

La conquista de Tenochtitlán es por obviedad un punto clave de la historia del país, a partir de este acontecimiento comenzaría a formarse el país que somos ahora, reflejo de todas las cargas históricas que desde entonces se gestaron.

Para los españoles la conquista de la capital Azteca no necesitó demasiado esfuerzo, la alianza con los Tlaxcaltecas y el servilismo de los demás ayudaron a derrocar al imperio. No se puede considerar que éstos hayan actuado de una manera traicionera, pues cabe resaltar que los aztecas eran los principales opresores, la alianza para derrocar al imperio fue la salida que los pueblos oprimidos vieron para liberarse.

Así nace la Nueva España, la cual, a partir de ahora será una de las principales colonias de España en el nuevo mundo. Como apéndice de la Corona Española, ésta debía tener su misma religión y mismos cultos. La tarea de convertir a los indígenas a la nueva religión (el catolicismo) no fue cosa fácil. Sus cultos paganos se anteponían a los intentos de los encomenderos de enseñarles la “verdadera fe” (sic). Como producto de esta resistencia indígena a aprender el catolicismo, surgieron nuevos santos, con la tarea de mezclar la tradición indígena con la nueva fe. Producto de este mestizaje religioso surgieron figuras como Juan Diego y la Virgen María.

Estas son las raíces de las creencias actuales de la nación, basadas en la tradición indígena y la fe española. La Nueva España, como una colonia al servicio de la explotación de sus recursos, razón por la cual el oscurantismo se afianzó en el territorio. Bajo ese clima desilusionante nace la figura de Sor Juana Inés de la Cruz, quien se hizo monja tan solo por tener acceso a los libros y, por ende, al aprendizaje. Crítica de su época, Sor Juana desafió a su tiempo ya que, su condición de mujer era razón más que suficiente para su discriminación.

Moctezuma fue traicionado por los Dioses “Los dioses lo han abandonado. La gran traición con que comienza la historia de México no es la de los tlaxcaltecas, ni la de Moctezuma y su grupo, sino la de los dioses.” Los aztecas, al ver como sus máximas deidades no responden a sus acciones de entrega no tienen otra alternativa que dejarse caer. Punto crucial de la personalidad del mexicano, al sentirse traicionado sabe que solo cuenta consigo mismo, son él y su soledad.

De la independencia a la Revolución.

“La revolución beneficia al pobre, al ignorante, al que toda su vida ha sido esclavo,

a los infelices que ni siquiera saben que si lo son es porque el rico convierte

en oro las lágrimas, el sudor y la sangre de los pobres...”

Mariano Azuela, Los de abajo

Desde la Independencia de la Nueva España, la historia del país ha sido una continua lucha de interese e ideologías, como Octavio Paz bien apuntala en este ensayo: Morelos buscaba la completa independencia del país e Hidalgo solo quería cierta autonomía. Consumada la independencia los excesos vuelven a hacerse presentes: Iturbide se autoproclama emperador y es derrocado, se viene una suerte de pronunciamientos que solo consiguen dividir a un más al país. Como figura central de esta época se encuentra el general Antonio López de Santa Anna, “el seductor de la patria” como lo bautizara Enrique Krauze y lo popularizará Enrique Serna.

La venta y pérdida del territorio, las traiciones, la imposición

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