LAS MENTIRAS Y LAS BUENAS RAZONES

LAS MENTIRAS Y LAS BUENAS RAZONES

La mentira puede ser definida como todo lo contrario a lo que es verdad y es utilizada principalmente para engañar al receptor sobre cualquier hecho, ya sea pasado o presente. Es algo tan natural y común que se encuentra en nuestra vida diaria, no hay alguien que en su vida no haya dicho una. Es algo visto de una mala manera pero en mi opinión no debería ser así, pues considero la mentira como algo más que forma parte del engaño y de las malas acciones de quien las dice, mentir solo es la herramienta que se utiliza para ocultar lo malo que hemos hecho, en sí, lo negativo de la situación no es lo que decimos para ocultar la verdad, si no los hecho que nos llevan a decir mentiras, entonces, ¿por qué decimos que la mentira es mala si  en realidad son nuestras acciones las que deberían ser etiquetadas de esa forma? En mi opinión, se basa en un conjunto de hechos y acciones circunstanciales las que nos llevan a pensar eso, para empezar, el primer hecho que nos lleva a pensarlo es la religión, debido a que en los diez mandamientos, la mentira se encuentra en la octava posición, que aunque no es de las primeras, tiene un poco de importancia en la moral de las personas que ocupamos la religión católica, pues es una de las reglas que debemos seguir. Pero no solo es la religión la que nos lleva a ver la mentira como algo malo, sino que es algo que por naturaleza se inculca en nuestra educación desde pequeños. Más en lugar de no mentir, deberíamos aprender a no realizar actos que desencadenen el uso de estas mentiras.

El ser humano a pesar de saber que las mentiras son malas, las utiliza de manera común, al ver que las mentiras en ocasiones nos evitan situaciones negativas en nuestro día a día, somos propensos a desencadenar una mentira tras otra, pero esto también nos puede llevar a pasar por situaciones desagradables y a dañar lo sentimientos de quienes las reciben, que en general son personas con las que interactuamos en nuestro día a día, cosa que nos puede llevar de igual forma a dañar nuestras relaciones sociales y afectivas.

Un artículo publicado por la revista "Nature Neuroscience", explicó que los seres humanos tenemos una “amígdala”  en el cerebro dónde se llevan a cabo los registros de los sentimientos que se activa cuando la mentira que decimos tiene un objetivo claro: obtener un beneficio.

Es por eso que como adictos, las personas buscamos llenar esa amígdala con cada vez más mentiras y eso nos lleva a ser mentirosos compulsivos. La conclusión de este estudio podría ser el porqué de cuando mentimos, mantenemos esa mentira a pesar de seguir creando una tras otra explicado por el efecto bola de nieve.

En conclusión personal, lo malo de las mentiras no es lo que decimos, si no lo que hacemos y el cómo nos lleva a evadir la verdad utilizando estas oraciones.

Finalmente para decir mentiras debemos tener una buena razón porque si no es así, entonces estamos mintiendo solo por el hecho de hacerlo y no por un argumento válido que nos permita defendernos en caso de que nuestra mentira sea descubierta, pues los argumentos son las razones en las que basamos nuestra postura, además nuestros argumentos siempre serán mejores si los basamos en buenas razones, porque una buena razón es una prueba o una demostración de lo que queremos afirmar, mientras que una que no lo es sólo persuade, pero no convence. Las buenas razones tienen un por qué, las que no son buenas razones no lo tienen y terminan siendo una imposición, esto nos ayudará a la hora de pensar cuando tengamos que argumentar sobre ello. A la hora de argumentar debemos persuadir a la otra persona de nuestras razones para cometer tales actos y mostrar nuestros puntos de vista al respecto.

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