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LOS ORÍGENES DE LA POLÍTICA EN PLATÓN

Juan Rodriguez CarbonellApuntes5 de Julio de 2022

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SEPARATA COMPLEMENTARIA

PARA EL CUARTO CONTROL

  1. LOS ORÍGENES DE LA POLÍTICA EN PLATÓN

Se podría decir que la política como ciencia, como un estudio riguroso del arte política surge en la antigua Grecia, en concreto en Platón, no significa eso que él fuera el primero ni el único en pensar la política, pero si podemos decir, que es el primero que escribió extensos tratados, dando definiciones y explicaciones tratando de desentrañar el fenómeno político, dicho sea de paso, lo político adquiere carta de ciudadanía en la filosofía platónica.[pic 2]

Platón parte de la idea de la imposibilidad de concebir al ser humano en estado de aislamiento, en este sentido Platón sigue a su maestro Sócrates en contra del individualismo de los sofistas. De ahí qué que piense que el individuo por sí solo no puede realizar el bien, ni realizarse a sí mismo, sino que tiene necesidad de una organización social a la cual tiendan los demás individuos como él. Esto es, la sociedad es realidad que surge necesariamente de la condición de la naturaleza humana.

1.1. El Estado como organismo

Esta sociedad u organización social es concebida por Platón como un organismo, un sujeto, una especie de hombre grande, que por lo mismo está compuesto de partes, donde cada una tiene su propia función armonizándose unas con otras, para que el organismo pueda funcionar o mantenerse vivo. Dicho en breves palabras: el concepto platónico de estado es el de Estado orgánico.

1.2. La función ética del estado

El fin principal de este Estado orgánico tiene un carácter marcadamente ético, pues tiene como fin la elevación moral de sus ciudadanos. El Estado de procurar el mayor bien de los ciudadanos; pero no un bien material, lleno de comodidades y placeres, sino más bien y sobre todo, el bien moral, es decir, hacer de los ciudadanos personas justas.

Para que el estado cumpla su rol ético, éste debe tener un orden jerárquico, a semejanza del alma humana, donde hay una jerarquía entre sus facultades. Platón concebía que el alma humana estaba constituida de tres partes, o mejor dicho facultades: una parte racional, la superior la que dirigía, le seguí la parte irascible que tenía que ver con las pasiones nobles (valentía, amistad, generosidad, etc.), y finalmente, la parte apetitiva que tenía que ver con las bajas pasiones (comida, bebida, y sexo). Pues bien, Platón concebía las partes del estado semejantes a las partes del alma humana.

1.3. Las partes del estado

Las partes del estado serían las clases sociales que componen el estado. Según Platón, son tres las clases. La gran mayoría del estado lo componen la clase de los productores. Pues no puede haber una ciudad sino hay quienes la sustenten materialmente. En efecto, la clase de los productores surgen naturalmente debido a la división del trabajo que surge cuando muchas personas empiezan a convivir. Esta clase la asemeja Platón a la parte apetitiva del alma, a la que se deja llevar por las bajas pasiones. Por tanto, para que esta esta clase cumpla su función propia de satisfacer las diferentes necesidades del estado (alimento, vestido, alojamiento, herramientas y armas, etc.) deben cultivas preferente la virtud de la templanza, o sea, contener y gobernar los deseos de placer. Pues, un estado no puede subsistir con pueblo vicioso y perezoso.

Como siempre hay varios estados, que mutuamente se disputan territorios y recursos naturales, además que hay siempre ciudadanos que no quieren contribuir al bien del estado. Entonces, debe haber una clase selecta que se encargue de defender al estado de sus enemigos exteriores: otros estados que amenazan a la supervivencia del propio estado; y defenderlos los enemigos internos, quienes van contra el bien común. Esta es la clase de los guerreros, los defensores y custodios del estado, cuya virtud principal es la fortaleza y el coraje, deben además ser robustos, leales, sagaces. Como se puede ver, esta clase está emparentada a la parte irascible del alma.

En la cúspide del estado están los filósofos y gobernantes, son una minúscula clase en donde recae las responsabilidad de dirigir, gobernar, vigilar toda la ciudad. Su virtud propia es la prudencia y la sabiduría. El gobernante es aquel que habiendo salido de la caverna de la ignorancia ha alcanzado la propia sabiduría, vuelve a entrar al fondo de la caverna para rescatar a los que todavía andan entre las sombras para guiarlos hacia la verdad. Esta es la vocación que anima a los gobernantes filósofos.

Como podemos ver, Platón concibe el estado de modo aristocrático. Ahora bien, la función de los gobernantes filósofos no tiene sólo como función gobernar, sino educar, educar a los guerreros y productores para que cumplan su función, para que sean ciudadanos morales. Así pies, si cada clase cumple su cometido reinará la justicia en la ciudad, se tendrá un estado justo.

 


2- EL HOMBRE COMO UN SER POLÍTICO EN ARISTÓTELES

Aristóteles, posiblemente el alumno de Platón más recordado en la historia. Nació en el 384 a.C y falleció el 322 a.C. En vida fundó el liceo y escribió sobre diversos temas, es por esto que se le considera fundamental en la historia de la cultura occidental. Sus libros más destacados son: “Metafísica, Política, Ética a Nicómaco, Poética, Física y Retórica”. La ética de Aristóteles era Teleológica y tanto su forma de pensar como su forma de enseñar, eran sistemáticas. Gracias a eso podemos decir que cuanto sabemos de la obra de Aristóteles no es muy diferente a lo que dijo en realidad.[pic 3]

El hombre, para Aristóteles, se hace haciendo y vivirá alternando entre fines y medios hasta conseguir la felicidad. Y uno de los medios principales para hacerlo es la vida comunitaria. Esto hace el vivir e interactuar en sociedad esencial para la realización de todo hombre. Finalmente, sobre las reacciones que surjan entre el humano y su entorno social Aristóteles escribe la “Política”.

2.1. El zoom politikon

Siguiendo la inspiración de maestro Platón, Aristóteles planteará radicalmente que el ser humano es un animal político pues necesita vivir en una comunidad para su vida sea viable. Hay una frase de Aristóteles que grafica bien esta idea: “un hombre fuera de la ciudad es un dios o una bestia”. Así pues, los humanos somos seres sociales por naturaleza, pues tenemos una inclinación originaria a vivir en grupo. Por lo tanto, la sociedad no es, por consiguiente, una formación artificial (como se considerará muchos siglos después en la Modernidad), sino una necesidad natural, para que las personas conserven bien su vida y alcanzar su propio fin que es ser feliz.

2.2. Las formas de sociedad

Como justamente, el individuo aislado es insuficiente para bastarse a sí mismo. Por eso necesita de la agrupación con sus semejantes, la cual adquiere diferentes formas. Así pues, Aristóteles que la forma básica de sociedad es la familia. La familia surge del vínculo entre el varón y la mujer en el matrimonio, de dónde surge los hijos, la prole, que constituirá la familia. Por eso, el matrimonio entre el varón y la mujer es reconocido por el Estado, porque su vínculo es de interés público, ya que es la fuente de la generación de nuevos ciudadanos. Es por ello que las antiguas comunidades eran familias numerosas, que Aristóteles describe cómo “pequeñas comunidades gobernadas por un padre (patriarca), sus hijos y los hijos de sus hijos”.

La asociación de familias dará lugar a otra forma de sociedad: la aldea o la tribu. Las familias se asocian bien para defenderse de enemigos comunes, o bien para aprovechar mejor los recursos naturales, o bien para mutuamente ayudarse en la satisfacción de sus necesidades básicas.

La sociedad o comunidad política que surge de la agrupación de varias aldeas se llama ciudad. La ciudad es aquella sociedad que permite satisfacer totalmente las necesidades de las personas, no sólo las básicas, sino las superiores como las del aprendizaje. Es en la ciudad donde, efectivamente, los seres humanos pueden ser plenamente felices. Ser ciudadano es en cierta medida realizarse como seres humanos, por eso, lo peor que le podía pasar a alguien es ser expulsados de la ciudad. Para Aristóteles, la ciudad es la obra más excelente que el hombre puede realizar sobre la tierra. Es el lugar por excelente para llevar una vida humana digna. Como vemos, al igual que Platón, para Aristóteles ética y política se condicionan y se complementan a la vez en la Ciudad.

Finalmente, podemos interpretar el pensamiento de Aristóteles en el sentido de que, así como el individuo nace en el seno de una familia, las familias y los individuos, a su vez, nacen en el seno de una ciudad. Y así, si la familia es anterior cronológicamente a la ciudad, la ciudad es anterior, por naturaleza, a la familia y a los individuos.

2.2. Formas normales y degenerativas de gobierno

Aristóteles no tiene un ideal absoluto para la constitución como lo tenía Platón; de acuerdo al carácter del pueblo y a las condiciones históricas, puede ser más adecuado el gobierno de uno o de pocos o de todos (monarquía, aristocracia, república) con tal que sea ejercido en el interés público y no en el de los gobernantes, como en las formas degenerativas (tiranía, oligarquía, democracia). Aunque Aristóteles no dice explícitamente la mejor forma de gobierno, sin embargo se deduce que es la monarquía y la aristocracia, pues dice que la mejor forma de gobierno es aquella “en que gobiernan los mejores” (Política, 1279a17-21). Seguidamente daremos una breve explicación de cada una:[pic 4]

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