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LOS SIETE PECADOS CAPITALES “LA SOBERBIA”


Enviado por   •  3 de Noviembre de 2015  •  Informes  •  2.588 Palabras (11 Páginas)  •  310 Visitas

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LOS  SIETE PECADOS CAPITALES[pic 1]

“LA SOBERBIA”

Según las escrituras sagradas la soberbia no es sólo el mayor pecado, sino la raíz del mismo pecado.

La soberbia se puede identificar como aquella persona que siente una superioridad hacia los demás individuos.

Dice Goldman que la soberbia termina siendo un elemento de vulnerabilidad para el ser humano, que cree que domina una situación y en realidad es todo lo contrario.

Quizás los soberbios no tienen presente que nuestro destinos son muy semejantes; todos nacemos, estamos consientes que vamos a morir, todos compartimos necesidades, frustraciones, ilusiones y alegrías.

Si bien se sabe la soberbia consiste en concederse más méritos de los que uno tiene.

La soberbia es la pasión desenfrenada  sobre sí mismo.

Es fuente y origen de muchos males de la conducta y es ante todo una actitud que consiste en adorarse a sí mismo: sus características son prepotencia, presunción, jactancia, vanagloria, situarse por encima de todos lo que le rodean.

La soberbia lleva al individuo a creer que puede colocarse en el lugar del que todo lo sabe cuando lo único que podemos tener los seres humanos son certezas.

El creerse dueño coloca al hombre en el estado máximo de la soberbia que puede alcanzar.

Un ejemplo de soberbia y poder lo dio Napoleón Bonaparte cuando al coronarse se mostró por encima de todos los presentes, incluido el representante de Dios en la tierra.

Los soberbios no toleran que alguien piense que puede haber otro delante de él.

La característica principal de un soberbio es el temor al ridículo.

El ridículo es el elemento más terrible contra la soberbia, por esa razón los tiranos y los poderosos carecen de sentido del humor.

La soberbia es el valor antidemocrático por excelencia.

La soberbia es la antonomasia de la desconsideración. Es decir: “primero yo, luego yo y luego también yo”. Tal vez la soberbia sea una cosa sencilla: simplemente se trata de maltratar a otro.

El remedio de la soberbia es muy simple, pero a veces duro de asumir: ser realista.

En definitiva, la soberbia es debilidad y la humildad es fuerza.  

APLICACIÓN DE SOBERBIA.[pic 2]

Rodrigo era un empresario, era dueño de muchas empresas nacionales, tenía varias mansiones, autos lujosos entre otras cosas. Pero Rodrigo tenía algo peculiar y un gran defecto, era soberbio.

A Rodrigo no le gustaba que lo contradijera alguno de sus empleados, y si alguien lo hacía lo despedía. Rodrigo tenía muchos enemigos por su carácter de prepotente, no tenía amigos y era muy amargado. Rodrigo le gustaba humillar a las personas, a sus empleadas las humillaba y discriminaba por su origen indígena. En todas las reuniones que él asistía nadie debía opinar, al menos que él lo permitirá pero como en todas las ocasiones las opiniones de sus empleados eran nulas. Rodrigo creía que él era sabio, inteligente y que ninguna persona podría estar a su altura. Rodrigo maltrataba a su esposa, porque él decía que ella solo servía para complacerlo. Tiempo más tarde Rodrigo perdió todo su dinero, debido a que nunca escucho a sus administradores y contadores de la crisis que tenía su empresa, ya que siempre los despedía y prefería contratar a personas incapaces pero que no lo contradijeran, Rodrigo nunca se dio cuenta de la realidad.


LOS  SIETE PECADOS CAPITALES[pic 3]

Según el historiador inglés John Bossy, “los siete pecados capitales son la expresión de la ética social y comunitaria con la cual el cristianismo trató de contener la violencia y sanar a la conflictiva sociedad medieval. Se utilizaron para sancionar los comportamientos sociales agresivos y fueron, durante mucho tiempo —desde el siglo XIII hasta el XVI—, el principal esquema de penitencia, contribuyendo en modo determinante a la pacificación de la sociedad de entonces”.

En un principio, los pecados eran una advertencia respecto de cómo administrar la propia conducta. No se trataba como en los diez mandamientos de ofrecer las tablas de la ley, sino de mostrar los peligros higiénicos que podrían asechar a las almas. Se trató de un listado de advertencias sobre los peligros que puede acarrear la desmesura frente a lo deseable. Hoy existe una versión más simplona de esas advertencias, que son los libros de autoayuda, donde encuentras unas fórmulas para no engordar y otras para ser feliz en tres lecciones.

SOBERBIA

Ser soberbio es básicamente el deseo de ponerse por encima de los demás. No es malo que un individuo tenga una buena opinión de sí mismo —salvo que nos fastidie mucho con los relatos de sus hazañas, reales o inventadas—, lo malo es que no admita que nadie en ningún campo se le ponga por encima.

En general, podemos-admitir que tenemos cierto lugar en el ranking humano, y que hay otros que son más prestigiosos. Pero los soberbios no le dejan paso a nadie, ni toleran que alguien piense que puede haber otro delante de él. Además sufren la sensación de que se está haciendo poco en el mundo para reconocer su superioridad, pese a que siempre va con él ese aire de “yo pertenezco a un estrato superior”.

Según las escrituras sagradas la soberbia no es sólo el mayor pecado, sino la raíz del mismo pecado.  

Dice Goldman que la soberbia termina siendo un elemento de vulnerabilidad para el ser humano, que cree que domina una situación y en realidad es todo lo contrario.

El remedio de la soberbia es muy simple, pero a veces duro de asumir: ser realista.

GULA

El pecado de la gula es el ansia inmoderada de comer, de beber, ese afán de asimilarse Codo el universo por la vía digestiva. Es un pecado que nos deja un poco perplejos en este mundo dietético en el que estamos, choca tanto con la ética como con la estética y quizá tengan más contra él los médicos que los propios clérigos.

El problema de la gula es mucho más una cuestión de higiene que de moral. Se trata de ver cómo administramos nuestros placeres y cómo podemos comer para vivir satisfactoriamente. No debemos obsesionarnos con vivir para comer, ni con vivir para evitar las calorías.

Lo peor de la gula hoy es que, mientras algunos tenemos la suerte de poder comer y ayunar a nuestro albedrío, muchas personas están privadas de lo imprescindible y no pueden siquiera alimentar a sus hijos con lo mínimo necesario.

La gula se transforma en pecado cuando ofende el derecho y las expectativas del otro al comer lo de los demás, acaparar y dejarlo con poco o nada. Olvidar eso sería el peor pecado o la peor forma de gula en nuestro tiempo.

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