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La Cultura Como Un Todo


Enviado por   •  25 de Mayo de 2014  •  1.733 Palabras (7 Páginas)  •  344 Visitas

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LA CULTURA ES UN TODO

Autor: Genaro Saúl Reyes Calderón

En: Flores/Gómez/Reyes/Sierra: Apreciación de las artes.Ed. Ciecsa-UANL. pp. 3-8

La cultura es un tejido en que se entrelazan las expresiones del ser humano. Nada le es ajeno, pues en su textura se encuentran todos los rasgos y actividades en los que éste ha dejado su huella.

Cuando hablamos de cultura, y de arte en particular, de inmediato nos remitimos a las grandes obras artísticas y los grandes maestros que nos han dejado su expresión a través de la historia; igual ocurre aunque nuestro punto de referencia sea el arte contemporáneo. Sea que nos refiramos a la obra con siglos de elaboración (el arte universal, para muchos) o a aquella que se acaba de editar, filmar o incluir en una galería o museo; solemos dejar de lado las manifestaciones nacidas en el seno de la cultura popular; productos que difícilmente integramos a los conceptos de “cultura” y “arte”.

Puede verse, por ejemplo, cómo en la anterior descripción en lo primero que se piensa al hablar del arte es en pintura, de ahí que de inmediato se haya hecho referencia a museos y galerías; por otro lado, se si habla de cultura se piensa en literatura, y luego en las otras expresiones artísticas.

Acercarnos a la apreciación de las artes, sobre todo de lo contemporáneo, exige despojarnos de las concepciones tradicionalistas de arte y cultura; esto es, romper con los prejuicios que se tienen en contra de la cultura popular y entender que ambas son correlativas; incluso, que la cultura popular es alma Mater de todo trabajo artístico, de toda expresión cultural.

La cultura es, como se dijo antes, un todo. No existe rasgo en que el ser humano haya dejado huella que sea ajeno a la cultura. Una pintura, una escultura, una novela, una sinfonía, una coreografía, etc., son manifestaciones culturales. Pero también lo son una danza autóctona, una obra de artesanía, la fachada y el material con que se construye un edificio; incluso una canción popular, la imagen o los colguijes que penden del retrovisor de un auto son un registro cultural, pues en todo ello están latentes el ser humano, su huella, la marca de su tiempo y la de su espacio.

En este sentido, el primer paso para acercarse a la apreciación del arte es entender que éste es una manifestación cultural y que, por lo tanto, está condicionado por su tiempo y espacio, aunque este condicionamiento no sea advertible en su época sino hasta que el momento de su creación se distancie en el tiempo.

Por tanto, hemos de partir de la idea ya anotada de que la cultura es un todo; es decir, que está integrada por aquello en que el ser humano ha dejado su huella, sea una obra material o rasgos de comportamiento, lingüísticos, etc.; razón por la cual la obra artística queda incluida en ese todo.

Sin embargo, no debemos pensar que esta “totalidad” está integrada de una manera sencilla; dicho proceso responde a un condicionamiento determinado histórica y socialmente. Esto quiere decir que la valoración o asimilación cultural dependen de pautas sociales e, incluso, ideológicas.

Pongamos un ejemplo. En la historia del arte podemos ver que se menciona una línea artística conocida como Art Deco . En su momento, 1925-1940, los puristas del arte no le otorgaron valor, pues decían que no pasaba de ser una línea “decorativa”; lo mismo se planteó para el Art Nouveau, a principios del siglo XX. Tal vez haya sido en el ámbito de la arquitectura donde se asimiló de inmediato como una manifestación valiosa.

Ahora no se discute en absoluto sobre el valor del Art Deco, ya no sólo como detalle arquitectónico sino como marca cultural de una época, y su reconocimiento incluye desde los grandes detalles arquitectónicos hasta las cosas cotidianas como la ropa o los muebles, pasando por la pintura, el cartel publicitario y la tipografía.

En otro sentido, existen muchas manifestaciones de cultura popular a las que no se les da el nivel de obra artística, pues en este condicionamiento histórico y social hemos dividido de tajo lo que llamamos “arte” y lo demás (lo “no arte”). Por ejemplo, la literatura queda incluida en el arte y nos interesa toda la obra de los autores consignados por la historia de la literatura, pero no tomamos en cuenta que la obra de muchos poetas se encuentra desperdigada en una diversidad de manifestaciones populares, como la canción, por citar un ejemplo.

Veamos un caso.

En muchas ocasiones habrás escuchado la canción Amémonos. Su letra dice así:

Buscaba mi alma con afán tu alma

buscaba yo la virgen que mi frente

tocaba con sus labios dulcemente

en el febril insomnio del amor.

Buscaba yo la mujer cálida y bella

que en mis sueños visitaba de niño

para partir con ella mi cariño

para partir con ella mi dolor.

Como en la sacra soledad del templo

sin ver a dios se siente su presencia

yo presentí en el mundo tu existencia

y como a dios sin verte te adoré.

Amémonos, mi bien, en este mundo

donde lágrimas tantas se derraman

las que vierten quizá los que se aman

tienen un no sé qué de bendición.

Amar es empapar el pensamiento

en la fragancia del edén perdido

amar, amar es llevar herido

con un dardo celeste el corazón.

Es tocar

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