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La Dualidad Y El Sueño


Enviado por   •  30 de Mayo de 2013  •  1.599 Palabras (7 Páginas)  •  239 Visitas

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LA DUALIDAD Y EL SUEÑO

Víctor Alejandro Ruiz Ramírez

Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica

BUAP

El sueño todo, en fin, lo poseía;

Primero Sueño

Sor Juana Inés de la Cruz, en su celebérrima “Respuesta a la muy ilustre Sor Filotea de la Cruz” reflexiona, entre tantos otros tópicos, sobre el sueño, mencionando que durante éste su “imaginativa” encontraba el lugar más oportuno para desenvolverse fuera de los muchos preceptos que durante la vigilia se le imponían:

[…] ni aún el sueño se libró de este continuo movimiento de mi imaginativa; antes suele obrar en él más libre y desembarazada, confiriendo con mayor claridad y sosiego las especies que ha conservado del día, arguyendo, haciendo versos, de que os pudiera hacer un catálogo muy grande, y de algunas razones y delgadezas que he alcanzado dormida mejor que despierta […]

Cuando aquella facultad interior, encargada de la recolección de las impresiones exteriores, se desembaraza se entiende que en el sueño existe la función de liberar los deseos reprimidos, pero no sólo eso, sino que en dicho fenómeno psíquico, la actividad perceptiva desempeña una función relevante porque a partir de la asimilación y selección, por medio de los sentidos, de las diversas imágenes que en el mundo se manifiestan es que el sujeto del sueño logra construir un lenguaje cuya composición es una mezcla paradójica de dichas imágenes.

Así, nos hallamos ante una ambigüedad, por un lado la realización del deseo y por otra la agrupación de significantes de diversa naturaleza que constituyen al lenguaje onírico. En relación a tal ambigüedad, Paul Valéry trata el problema de la dualidad paradójica que se presenta en la realización del deseo donde “El sueño está de ese otro lado de la voluntad, y no se obtiene nada mediante la voluntad desde el umbral del sueño.” Es decir, durante el sueño una fuerza impulsa a la generación de imágenes que representan, por un lado, acciones que en la vigilia no llevaríamos a cabo por diversos motivos, ya sea por el tabú, o por falta de competencia; por otro, la simple creación de espacios y tiempos imposibles. Por ello, el sueño es la fusión de contrarios: “Aquí, mezcla íntima de lo cierto y lo falso”, dice Valéry, y pone como ejemplo un sueño donde un tigre le aprieta el cuello, lo cual él lo llama “lo falso”, y a su falta de aire “lo cierto”, porque, desde su perspectiva, los sueños repercuten en el cuerpo del sujeto que sueña.

Al respecto del sujeto que sueña es menester especificar una distinción frente al sujeto del sueño, ya que ambos son distintos. En principio me atrevo a decir que el sujeto que sueña es productor del sujeto del sueño, es decir, aquel se desdobla en el segundo. Se podría pensar en una alteridad sólo en el sentido de que ese sujeto del sueño es una parte del sujeto, me explico mejor, se trata de una parte que el sujeto no se atreve a reconocer o más aún a no manifestarlo despierto.

El sueño se vuelve el lugar donde surge el sujeto del sueño. Este sentencia al estilo Perogrullo lanza una pregunta ¿el sujeto del sueño tendrá un hacer distinto del sujeto que lo sueña? En general realizará el hacer en los tres planos distintos que el sujeto primero, es decir, que llevará a cabo un hacer, pragmático, un hacer cognoscitivo y un hacer pasional, pero la diferencia entre ambos sujetos está en la prohibición, aquello que no le es permitido. Mientras que el sujeto está consciente de dichas prohibiciones y reconoce sus limitantes cognitivas, el sujeto del sueño es inconsciente de su competencia y sus actos, los lleva a cabo por un impulso de realización debido la carencia que incita el deseo el cual es el motor de dichos actos.

Otro sueño que toma como ejemplo Valéry es el de una ópera que compone y que le recuerda que no conoce la música, con ello se nota la realización de un acto sin competencia previa. Podríamos suponer que también hay un adelanto a la expectativa, el sujeto se distiende por el deseo, sin prevenirse efectúa algo no ocurrido en la vigilia: “En el sueño actúo sin desearlo; deseo sin poder; se sin haber visto nunca, antes de haber visto; veo sin prever.”

Ante la dualidad paradójica, el sujeto del sueño crea imágenes que en la vigilia no podrían efectuarse; imágenes de naturaleza táctil, olfativa o gustativa, no son posibles de reproducir en la mente estando despierto, sólo se puede pensar en imágenes acústicas y visuales; pero la fuerza del sueño arranca de tal forma al sujeto que sueña de su realidad psíquica que a través de la reproducción de sabores, olores y caricias (por citar algunas formas de manifestación del gusto, el olfato y el tacto) lo conduce a una aproximación más íntima a su mundo perceptivo. Existe un afán por simular las funciones corporales propias de la vigilia en el sujeto del sueño, con lo cual se lleva a una fantasía más verosímil al sujeto que sueña, tal como si lo hubiera vivido.

El segundo

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