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La Entropía como parte de la Condición Humana

KarinaZamTrabajo9 de Febrero de 2015

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La Entropía como parte de la Condición Humana

Introducción

La relación existente entre la entropía, y la condición propia del ser humano, en lo esencial con su condición biológica, es un tema fascinante, que no ha dejado de asombrar a científicos de disciplinas tan diversas como Física y Política, o bien Biología y Filosofía; esto no es gratuito, las leyes del mundo de la termodinámica (parte de la física que contiene a la entropía), con su rigorismo en cuanto a los “balances energéticos” y el “flujo de energía”, bien pueden aplicarse -toda proporción y enfoque guardados-, al ámbito de la actividad humana.

Para entender -en la mejor medida posible-, la relación entre la entropía y ser humano, se torna indispensable conocer las 2 primeras leyes de la termodinámica, pues sus postulados -hoy día plenamente aceptados-, han de ser bien comprendidos, sobre todo el que atañe al desorden entrópico. La termodinámica es la rama de la física que nos permite tener “cuentas claras” en cuanto a los balances de energía, de todos los procesos que ocurren en nuestro planeta, para ello ha formulado leyes esenciales, dado lo extenso del tema, en este trabajo examinaremos brevemente las primeras dos.

La primera ley afirma que “la energía no se crea ni destruye, únicamente SE TRANSFORMA”

La segunda ley nos dice que la entropía del Universo está en crecimiento constante, y su entendimiento nos obliga a entender a su vez, este concepto de Entropía.

Esta no es sino una medida del “desorden” o “caos” del universo; dicho de otra forma: para realizar un trabajo, se necesita invertir energía, y parte de ella se desperdicia disipándose en calor, que no puede emplearse para realizar más trabajo; de esta forma las máquinas utilizan combustible (petróleo, carbón, diesel, gas etc.), y los seres vivos energía química (almacenada en sus grasas, carbohidratos, proteínas etc.); y así tanto máquinas como seres vivos, desprenderán calor una vez consumida la energía en hacer trabajo.

Desarrollo

Somos seres inmersos en la entropía.

Ya Heráclito, desde la antigua Grecia, vislumbró un hecho, que una vez analizado le animó a manifestar una idea, esencial para la comprensión del mundo como un todo, y que ha quedado grabada para la posteridad, gracias a su inmortal aserto: “Todo es flujo, nada es estacionario”. En tanto casi mil años después, el poeta Rubén Darío en su poema “Los motivos del Lobo” escribe: “y recomencé a luchar aquí, a me defender y me alimentar, como hace el oso y el lobo, que para vivir tienen que matar”.

Esto no es sino una manifestación de que todo en el Universo es movimiento, acción, dinámica, en suma: flujo de energía.

Desde tiempos remotos los hombres de ciencia tuvieron la idea de que todo proceso demandaba energía, la cual a su vez se gastaba en realizar algún esfuerzo, lo que se denominó “trabajo”, esta idea, muy conocida pero vagamente discernida y expresada, fue estudiada con todo rigor científico y técnico, desde inicios del Siglo XIX, así en 1824 el famoso científico francés Sadi Carnot, afirma que una máquina térmica no puede funcionar, sin el paso de calor de una fuente caliente, hacia una fría; este principio esencial fue retomado por el físico alemán Claussius que lo reformula diciendo “El calor no pasa por sí mismo de un cuerpo frío hacia uno caliente”, lo que origina el concepto que el mismo en 1876 denomina Entropía; y por el hecho de que los biólogos no comprendieron, durante un lapso prolongado de tiempo, el punto de vista de los físicos respecto a la entropía, y no pudieron en ese entonces -o no quisieron-, no fue sino hasta 1932 en que Von Newmann, aprovechó los supuestos de la termodinámica, y especialmente lo relativo a la disipación energética, o Entropía, para aplicarlos de una manera racional a la biología. (Newman Von, 1932).

Respecto a la segunda ley de la termodinámica, la de la Entropía, y que es la que verdaderamente nos interesa, analicemos un poco su relación con la condición humana, sobre todo con la biológica. Los físicos dejaron de considerar al Universo como unenorme cúmulo, siendo entendido mucho mejor como un “algo” que va cambiando, gastándose, y por tanto -al igual que los seres vivos-, envejeciendo, así por ejemplo, el mar va gastando la costa, el viento las montañas etc., todo por un proceso que lleva tiempo, por lo que se desarrolló la idea de que había “una flecha del tiempo”, que se disparaba desde un pasado remoto hacia el futuro.

La biología de aquellos años de mediados del Siglo XIX, se empeñaba en demostrar que los seres vivos no habían existido siempre, sino se crearon a partir de una evolución, lo que marcó paralela a la flecha del tiempo, una “flecha de la vida”, en sentido contrario a la entropía, esto demandó introducir conceptos como sistema y equilibrio, que servirán para entender mejor lo que es la entropía, y para ello había necesidad de reducir la realidad a “sistemas”. Un sistema es lo que elegimos como objeto de estudio, y se formaliza que un sistema es aislado cuando no pierde ni gana nada, y nada lo perturba; evidentemente el único sistema así es el propio Universo, y el equilibrio es el estado más probable de un sistema, si bien esto no sirve para estudiar muchos procesos. A mediados de la década de los 40 del S. XIX , los biólogos tenían suficiente conocimiento de lo que es la energía libre que consumen los procesos biológicos, y las relaciones entre orden, energía e información, planteando que un sistema biológico (en el incluidos los entes humanos), no es un sistema aislado, puesto que intercambia energía, y al hacer un balance energético, se tiene que tomar en cuenta el sistema biológico MAS su medio, llegándose así a un muy alto grado de organización y de alejamiento del equilibrio, en que el medio sufre un gasto energético y una desorganización mayor, por lo que el segundo principio debe aparecer: crece la entropía de todo (organismo + medio) (Blanck-Cereijido, 2002, pp 25-27).

Los biólogos entonces adoptaron el modelo de sistemas de estado estacionarios, que se mantienen por la existencia de procesos balanceados (entrada y salida de energía).

Aún mejor para entender este concepto entrópico: la energía solar en su continuo flujo, hizo que las moléculas de los elementos que estaban en la tierra, antes de la aparición de la vida, se unieran entre sí para formar compuestos “prebióticos”, los cuales con más energía consumida, y más energía disipada como calor, se transformaron en estructuras más complejas, que por otra serie de transformaciones dieron origen a seres unicelulares, que como lo anterior, por crisis sucesivas, forjaron un genoma, el cual sufrió nuevos desequilibrios, que empujaron a nuevas crisis, tras lo cual se formaron seres más complejos. Por ello es esencial saber que todo este funcionamiento, toda esta vida, se ha condicionado, tanto por el aporte energético como por su disipación final, y esto no es otra cosa que el aumento de la entropía.

Conclusión

Conceptos de Entropía y Condición Humana.

Cuando se empezaron a formular las leyes de la termodinámica, y se arribó a la segunda de ellas, la de la Entropía, esta se definió como una medida del desorden o caos del universo, ¿ pero qué significa esto?, simple y llanamente que todo proceso dentro de un sistema demanda el concurso de energía, que servirá para hacer un trabajo, y que una vez gastada, pasará de energía útil (capaz de realizar un trabajo), a energía inútil (incapaz de efectuarlo), esta última es calor, el cual se disipa hacia el entorno circundante, y ya no es posible hacer algún trabajo. De forma que el universo recibe una cantidad creciente de calor, para contrarrestar el desorden, a menos que se trate de un sistema abierto.

Hay pues una similitud asombrosa entre la entropía y la condición humana (si consideramos al ser humano un sistema abierto): los seres humanos comprendidos en la llamada vita activa, realizan 3 actividades fundamentales: labor, trabajo y acción. La labor es la actividad biológica del cuerpo humano, de lo que se desprende que su condición es la vida misma; el trabajo es la actividad correspondiente a lo no-natural, lo que proporciona el mundo de las cosas artificiales, en tanto la acción, es una actividad que se da entre los hombres sin intermediación de materia o cosas externas, es la condición humana de la pluralidad. Por ello la labor, con su consecuente flujo energético, asegura no solo la supervivencia individual, sino la vida de la especie, en tanto que el trabajo, como producto artificial del hombre, concede una medida de permanencia y durabilidad. El mundo donde la vita activa se consume, se forma en gran medida de cosas producidas por las actividades humanas, y estas a su vez condicionan a sus creadores, de forma que tal como sucede con la termodinámica, en que la vida física como tal, está condicionada por el flujo energético, el hombre es un ser condicionado.

Si lo dijéramos de una manera muy sintética, la relación entre Entropía y condición humana, tiene un símil con el mito griego de Sísifo: Hay que arrastrar una y otra vez la piedra, hasta muy arriba, para que en seguida caiga de nuevo, lo que es decir que nuestro paso por la vida consiste, en gran medida, en esfuerzo y trabajo “gasto energético”,

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