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La Moral Kantiana


Enviado por   •  7 de Julio de 2014  •  2.185 Palabras (9 Páginas)  •  354 Visitas

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INTRODUCCIÓN

La filosofía moral no puede estar limpia de lo empírico, pues el hombre se forma a través de la experiencia, de las costumbres que adopta del entorno donde se desarrolla.

El hombre, en su esencia natural, busca ser feliz, pero para cada individuo ésta es relativa, pues lo que para uno representa satisfacción o bienestar, para el otro puede no serlo.

Para Kant, la ley moral debe buscarse en una filosofía pura donde los principios puros no se mezclen con los principios empíricos, pues lo que el conocimiento vulgar de la razón concibe de manera mezclada y confundida, la filosofía lo expone en forma separada.

El autor establece que el fundamento de la obligación debe basarse en los conceptos de la razón pura práctica, pero que las costumbres pueden ser corrompida, porque lo que aparentemente es bueno, no basta que sea conforme a la ley moral, sino que tiene que suceder por la ley moral.

Afirma que el hombre tiene un destino verdadero de la razón pero que tiene que producir una voluntad buena, mas sin embargo, siempre tiene la duda de si hay otra intención oculta, siendo contradictorio.

En muchas cuestiones prácticas, entra la subjetividad, pues lo objetivo que es lo observable, es la acción que el hombre demuestra, pero no se puede descubrir a simple vista la finalidad.

Las acciones hechas por deber tienen su valor moral; en ello va involucrado el principio formal del querer o de la voluntad.

Asegurar la felicidad es un deber del hombre, pero sin infringir los deberes ni los de los otros, debe fundarse en principios de acción.

ENSAYO SOBRE LA MORAL DE KANT.

El ser humano está lleno de deseos, de necesidades; trata de satisfacerlos buscando en la vida lo que le da la felicidad; es la naturaleza del hombre prodigarse lo que le causa beneplácito, tranquilidad, comodidad, placer, etc.

Comparto la idea de Kant, de que el hombre al tratar de alcanzar su propósito, se exige un todo absoluto de un bienestar máximo en el estado actual y en el futuro; igual que él, opino que la felicidad es relativa para cada ser humano, pues según lo que cada individuo necesita es lo busca para ser feliz.

Este “ideal de la imaginación”, según Kant, no de la razón, tiene fundamentos empíricos, pues es la necesidad práctica de la acción el medio para fomentar la felicidad.

Y en ésta búsqueda constante, va adquiriendo la habilidad (Kant la llama sagacidad) para ir eligiendo los medios que lo conducirán al bienestar propio máximo.

Según el autor, el hombre tiene inclinaciones que demuestran una exigencia, el desear las sensaciones que lo hacen sentir bien. Esto tiene relación con una voluntad dependiente que no siempre es conforme a la razón y en la que se halla un interés involucrado.

Esta filosofía material, de la libertad o de las costumbres, tiene una parte empírica manejada por Kant como antropología práctica en la que descubre que lo que hacen las personas está expuesto a corrupciones, porque se mezclan principios puros con empíricos menoscabando la pureza de esas costumbres.

Pero es difícil que la experiencia quede separada de los principios puros porque es lo que el hombre vive cotidianamente y lo va conformando paulatinamente según sus vivencias; el hombre debiera actuar selectivamente en el uso de la voluntad, con reglas prácticas basadas en principios universales.

Pero los principios que resultan necesarios objetivamente como ley universal, sin embargo, no son valorados subjetivamente con universalidad, pues admiten excepciones que causan controversia en ciertos casos, pues lo subjetivo no es válido para cualquiera.

Tales principios morales no deben fundarse en las propiedades de al naturaleza humana, sino, que deben subsistir de sí mismos; ésta es una buena aportación de Kant, pues cuando entran otras cuestiones subjetivas no estipuladas previamente, existen discrepancias en los seres humanos en cuando a la validez y práctica de éstos.

Las reglas prácticas derivadas de los principios hacia la naturaleza racional debiera contemplar la naturaleza humana pero anticipadamente y sin perder de vista la moralidad para un buen equilibrio de las acciones.

Cuando Kant supone que la acción del hombre sirve como medio para lograr su propósito, la considera buena, y que representa la regla práctica en relación con la voluntad, pero de manera tajante afirma que de manera irracional realizó la acción sin saber que la acción era buena o no, o también porque considera que sus máximas pueden ser contrarias a los principios objetivos de una acción práctica.

Cuando considera que la acción es buena en sí, es porque es necesaria en una voluntad conforme con la razón, como un principio categórico, es decir, sin referencia a ningún otro fin que al que es esencial en el hombre como parte de su naturaleza, por lo tanto, es objetivamente necesaria tal acción, valga la redundancia.

En lo anterior deja clara la relación entre las leyes objetivas del querer en general y la imperfección subjetiva de la voluntad de los seres racionales, pues al llevar a cabo las acciones consideradas buenas para su propósito, el hombre las ejecuta sin remordimientos, de acuerdo a su propia decisión, a sus fundamentos personales.

Haré mención al ejemplo que maneja el autor sobre el hombre que ha sufrido desgracias y ya no desea la vida pero la mantiene sin desearlo porque considera que es un deber, no por inclinación o miedo; éste le atribuye a su decisión un contenido moral, no así, cuando el individuo conserva su vida conforme al deber, pero no por deber.

Kant afirma que “sólo un ser racional posee la facultad de obrar por la representación de las leyes, o sea, por principios; posee una voluntad”; ésta es una razón práctica, porque las acciones se demuestran de manera objetiva y subjetivamente son necesarias, o sea que, la voluntad es una facultad de elegir, sólo lo que la razón conoce como bueno, en forma práctica.

Coincido en que es real que la voluntad del hombre no siempre es plenamente conforme con la razón, es decir, la relación de las leyes objetivas a una voluntad no enteramente buena es representada como la determinación de la voluntad de un ser racional por fundamentos de la voluntad, a los cuales esta voluntad no es por su naturaleza obediente por completo.

La razón pues, entra en conflicto con la voluntad, pero los demás no lo sabemos, pues lo subjetivo, es intangible, sólo quien lo siente lo conoce.

Pero Kant,

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