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La Muerte Vista Desde La Perspectiva De Epicuro Y Lucrecio


Enviado por   •  5 de Mayo de 2014  •  3.487 Palabras (14 Páginas)  •  459 Visitas

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Visión de la muerte desde la perspectiva de Lucrecio y Epicuro.

Ha sido de mi interés desarrollar este tema pues a mi parecer estos importantes filósofos tienen ideas en común en cuanto a sus pensamientos sobre la muerte, Lucrecio al ser fiel seguidor de la doctrina de Epicuro, plasma su sentir respecto a la terminación de la vida en su obra “De la naturaleza de las cosas”, un bello poema, que se sugiere fue dirigido a su amigo Memmio, en el cuál le expresa su visión precisamente como lo dice el título de su escrito, sobre lo que hay en la naturaleza de todas las cosas, y esto abarca un gran número de temas, los cuales son de vital importancia para Lucrecio, podemos encontrar su opinión sobre la materia, el alma, las sensaciones, las emociones, la muerte, la física, la ética, la felicidad, el conocimiento, la justicia, la prudencia, el cuerpo, el placer, el dolor, las divinidades, el ánimo, la sabiduría, su cosmología del universo, lo infinito, la filosofía, la amistad, la vejez, y muchos otros más, pero en este caso, como he mencionado anteriormente, me enfocaré a la muerte, es interesante, como desde el principio del texto se puede apreciar claramente la influencia que tiene Epicuro sobre Lucrecio.

Es mi intención analizar los puntos de vista que tienen tanto Epicuro como Lucrecio sobre nuestro tema central, exponer sus argumentos respecto a éste y lo más importante, que sería responder a la pregunta: ¿Por qué Lucrecio y Epicuro coinciden en que no tenemos, los seres humanos, que temer a la muerte?, y para dar respuesta a ello, he profundizado en tres de varios escritos fundamentales que escribió el genial Epicuro, son: la carta a Heródoto, la carta a Meneceo y sus Máximas capitales, valiéndome también de dicho poema de Lucrecio, para disipar la duda que anteriormente he plasmado, será de esencial importancia observar cómo es que el tema de la muerte, en Lucrecio y en Epicuro, van forzosamente ligados de otros temas de los cuales haré mención posteriormente y los cuales no podemos omitir porque al hacer reflexión y relación con estos escritos identifico que es necesario comprender que para Epicuro y Lucrecio, la muerte no puede explicarse como un fenómeno independiente, necesita, para que esta pueda darse, por ejemplo un cuerpo, un alma, el ánimo, la sensibilidad, etc.

Comienzo con Epicuro, es importante tener en cuenta que este filósofo también escribió a cerca de un gran número de temas fundamentales de la vida, como los que abarca Lucrecio en su poema y que anteriormente he mencionado (materia, alma, cuerpo, conocimiento, etc.); y muchos de estos temas se los hizo saber mediante cartas, a algunos de sus amigos, a Pítocles, a Heródoto y a Meneceo.

Ahora bien, en cuanto al tema principal que he de tratar en este escrito, inicio con algunos fragmentos de la carta de Epicuro a Meneceo, en los cuales, desde mi punto de vista puede apreciarse la opinión de éste sobre la muerte:

Acostúmbrate a considerar que la muerte no es nada para nosotros, puesto que todo bien y todo mal están en la sensación, y la muerte es pérdida de sensación. Por ello, el recto conocimiento de que la muerte no es nada para nosotros, hace amable la inmortalidad de la vida, no porque le añada un tiempo indefinido, sino porque suprime el anhelo de la inmortalidad.

En este fragmento es claro como Epicuro relaciona a la muerte con la sensación, y se refiere a ella como falta de la misma, también puede apreciarse la relación que hace de la muerte con la inmortalidad, refiere que la muerte suprime un deseo que el ser humano siempre ha tenido, el ser inmortal, es decir la muerte es un límite al que está ligado la existencia del hombre.

Nada hay terrible en la vida para quien está realmente persuadido de que tampoco se encuentra nada terrible en el no vivir. De manera que es un necio el que dice que teme la muerte, no porque haga sufrir al presentarse, sino porque hace sufrir en la espera: en efecto, lo que no inquieta cuando se presenta es absurdo que nos haga sufrir en la espera. Así pues el más estremecedor de los males, la muerte, no es nada para nosotros, ya que mientras nosotros somos, la muerte no está presente y cuando la muerte está presente, entonces nosotros no somos. No existe, pues, ni para los vivos ni para los muertos, pues para aquellos todavía no es, y éstos ya no son. Pero la gente huye a veces de la muerte como el mayor de los males, y la reclama otras veces como descanso de los males de su vida.

En este fragmento Epicuro le hace saber a Meneceo que son personas con necedad las que temen a la muerte, pero es importante hacer hincapié en que al decir esto se refiere a que no se teme a la muerte cuando ésta se presenta sino al esperar que ésta se dé, es decir temor al sufrimiento (posiblemente se refiere a la agonía) que la muerte acarrea consigo, y refleja algo elemental que es la dualidad de opiniones que mucha gente tiene respecto a la muerte y es que la mayoría de las personas suele ver a la muerte como el mayor de todos los males, pero también hay personas que la reclaman como el descanso a todos los males de su vida, pero lo más importante es cómo vuelve a resaltar una vez más que la muerte no es nada para nosotros.

El sabio, en cambio, ni rechaza el vivir ni teme el no vivir; pues ni el vivir le parece un mal ni cree un mal el no vivir. Y así como de ninguna manera elige el alimento más abundante, sino el más agradable, así también goza del tiempo más agradable y no del más duradero. El que exhorta al joven a vivir bien y al viejo a morir bien, es un necio, no solo por lo grato de la vida, sino porque el arte de vivir bien y de morir bien es el mismo.

Aquí puede observarse la relación que hace Epicuro de la muerte con la sabiduría, expresa que aquellos que son sabios, no tienen miedo a vivir ni a morir, que el sabio, no pretende vivir más tiempo sino que el tiempo que viva pueda disfrutarlo plenamente sin miedo a la muerte, al menos así lo puedo apreciar, y sigue recalcando la necedad de las personas que invitan a los jóvenes a vivir de buena forma y a los que están ya en la vejez a morir de buena forma, porque el vivir y el morir de buena forma debe hacerse siempre del mismo modo no dando importancia más a uno que a otro.

Porque, ¿a quién consideras mejor que a aquél que tiene sobre los dioses creencias piadosas y en relación a la muerte carece por completo de temor, que tiene presente el fin propio de la naturaleza, que distingue que el límite de los bienes es fácil de alcanzar y que el de los males tiene o poca duración o pocas penas, que se ríe del destino tomado por algunos como señor de todas cosas, afirmando que unas cosas suceden por necesidad, otras por azar y otras por obra nuestra, porque ve que la necesidad es irresponsable,

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