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La Objetividad Del Valor


Enviado por   •  22 de Enero de 2015  •  3.939 Palabras (16 Páginas)  •  768 Visitas

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LA OBJETIVIDAD DEL VALOR

Capítulo XIII

Hemos visto que el valor se puede definir como todo objeto en cuanto que guarda relaciones de adecuación con otro objeto. Esto significa que cualquier objeto puede ser valioso, todo depende de su armonización con otras cosas. Esta armonía o integración con otras cosas no depende de que un sujeto la capte o no; el sujeto no crea dicha armonía, sino que se da antes de que una persona la descubra y la observe. Aquí está la base de la objetividad de los valores. Además, un valor tiende siempre hacia dos polos, dado que la adecuación o armonía entre dos cosas puede tener muchos grados o gamas entre los dos polos que suelen considerarse; he aquí la base de la bipolaridad. En tercer lugar, los valores son preferibles, es decir, muestran un cierto atractivo a las facultades humanas. En cuarto lugar, los valores son trascendentes, es decir, los objetos valiosos no agotan el concepto o esencia del valor que entrañan, de aquí la diferencia entre valor y bien que proponen muchos autores. En quinto lugar, los valores son jerarquizabas, es decir, todos ellos guardan entre sí un cierto orden en relación con las preferencias y características del ser humano.

1. La objetividad y la subjetividad de los valores.

La objetividad y la subjetividad del valor ha sido una de las características más comentadas y discutidas entre especialistas y no especialistas. En este libro sostenemos la tesis de que los valores son objedvos y, sin embargo, también vamos a explicar por qué razón en ciertos casos no puede descartarse la subjetividad.

Decir que los valores son objetivos equivale a sostener que éstos existen en la realidad independientemente de que sean conocidos o n.o. Afirmar la subjetividad del valor quiere decir que los valores son creados por el sujeto. Nótese que las dos posturas son compatibles entre sí, no se excluyen, pues al mismo tiempo que existe una relación de adecuación entre dos cosas (en lo cual consiste la objetividad del valor) es también posible que una persona añada por su cuenta un elemento de preferibilidad al mismo

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LA OBJETIVIDAD DEL VALOR

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objeto. Podemos enunciar una infinidad de casos en los que se da la objetividad y la subjetividad de un valor al mismo tiempo.

La relación de parentesco entre tío y sobrino se da en la realidad, independientemente de que alguien la conozca o no. Un hijo puede desconocer a sus padres, pero de todas maneras se da esa relación de manera objetiva y puede llegar a descubrirse por medio de una investigación. La relación entre dos notas del piano (un do grave y un do agudo) se da objetivamente, y es independiente, ya sea que una persona la detecte o no.

La relación de adecuación entre un pensamiento y la realidad que expresa también se da de manera objetiva, independientemente de que el sujeto dude acerca de ella. Esto es lo que hemos llamado verdad lógica. De hecho sucede que la mente humana emite afirmaciones que están de acuerdo con la realidad, esto es la verdad lógica, y tampoco faltan ocasiones en que la mente humana sostiene juicios que no corresponden a la realidad, esto es la falsedad. No faltan casos en los que una persona llega a darse cuenta de su error y rectifica su juicio ya que la verdad es un valor y es algo objetivo, no se inventa. Está por demás decir que en algunos casos es sumamente difícil llegar a una completa certeza acerca de un evento o una tesis sostenida popularmente, aunque en otros casos la verdad es indiscutible. El equipo de Francia obtuvo el primer lugar en el Mundial de 1998. El Presidente Kennedy fue asesinado en 1963. La Princesa Diana murió en agosto de 1997. Estos ejemplos se pueden multiplicar hasta la saciedad. Todo esto muestra que el valor verdad es objetivo, aun cuando en ocasiones sea muy difícil desentrañar la verdad completa de los eventos enunciados.

Lo mismo podemos sostener cuando se trata de otros valores. Las virtudes que una persona posee son algo objetivo, se dan en la interioridad de esa persona, no son inventadas, no dependen de la opinión que emite la gente. Es así como se puede hablar de las virtudes de la Madre Teresa, o del talento artístico de un director de cine, o del genio de un Premio Nobel. Sin embargo, aquí podemos detectar la superposición de elementos subjetivos. Habrá personas que no aprecien las virtudes de un Premio Nobel de la Paz o los méritos de un literato famoso. Pero esto no destruye la objetividad del valor.

En el caso del valor belleza el tema se complica demasiado. Sin embargo, podemos señalar algunas obras en las que innegablemente se da la armonía que implica dicho valor. Pongamos por caso la música clásica de Bethoveen, de Mozart o de Bach. El juicio que expresa la apreciación de esos valores está sometido a muchos factores que ya no dependen del valor mismo, y por ese motivo suele darse con facilidad el desacuerdo en los temas estéticos. Una persona inculta o perteneciente a otra cultura podría diferir notablemente en sus juicios acerca de cuestiones estéticas, el tipo de educación que recibe una persona va a influir de manera importante en su percepción y apreciación de los elementos culturales puestos a su consideración. Con toda razón se dice que “en gustos se rompen géneros”.

El valor “utilidad” reside objetivamente en una máquina de escribir, aunque ésta caiga en poder de unos salvajes analfabetos que no conozcan su uso y, por tanto, su utilidad.

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INTRODUCCIÓN A LA ÉTICA

El valor moral de una persona reside en ella aun cuando otros lo juzguen en sentido opuesto e inclusive cuando el propio sujeto no sepa valorar su actitud honesta. A propósito de esto, se puede añadir aquí que no es raro que se den casos de alto valor moral en los que el propio sujeto no se percate de los niveles en que está viviendo, a veces tan inaccesibles para el común de la gente. También sucede (y esto es lo más común), que la persona se sobrevalorice en el orden moral, intelectual o estético.

Podemos concluir entonces que no es lo mismo el valor que la valoración. El valor es objetivo, y se da independientemente del conocimiento que de él se tenga. En cambio, la valoración es subjetiva, o sea, depende de las personas que juzgan. Sin embargo, hasta la misma valoración, para que sea valiosa, requiere un grado de objetividad, es decir, necesita basarse efecdvamente en los hechos reales que se están juzgando y no ser un producto arbitrario de las tendencias viciosas o circunstancias desfavorables

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