La argumentación en la antigua Grecia

Clase XIV: la argumentación en la antigua Grecia

Ya habíamos hablado en clases anteriores del mito y del logos, de la relación con la oralidad y la escritura. También afirmamos que la escritura nació con el Estado de las sociedades antiguas, y que los relatos orales, por ejemplo la Odisea o la Ilíada, fueron textualizados, escritos, en algún momento de la Historia. (se considera el siglo VIII antes de Cristo como el momento de la cristalización escrita de esos relatos míticos).

Ahora vamos a avanzar sobre un proceso que se produjo en la antigua Grecia, vinculado a estas ideas que ya habíamos esbozado. En Atenas, y otras ciudades de la península helénica surgieron en los márgenes del imperio Persa una ciudades autónomas, repúblicas independientes, especialmente durante el siglo V antes de Cristo. (Han pasado 2500 años)

(En la obra Le voyage du Jeune Anacharsis en Grèce del abate Barthélemy, a fines del siglo XVlll, el autor distingue el Siglo de Solón (630-490 a. C.), el Siglo de Temístocles (490-444 a.C.) y el Siglo de Pericles (444-404a.C.). Otros autores posteriores han propuesto otras fechas para acotar el siglo de Pericles: entre 480 y 404a.C.; entre 462 y 429a.C.; entre 479 y 431a.C. e incluso hay quien lo identifica con todo el siglo Va.C)

Especialmente Atenas desarrolló un sistema democrático limitado donde las decisiones se tomaban por votación, aunque debemos aclarar que la antigua democracia griega no se parece a la idea actual de democracia. En la Atenas del siglo V las decisiones políticas importantes se tomaban por votación directa en  la plaza del mercado, a la que los griegos llamaban Ágora. Pero solo participaban los hombres propietarios de tierras, mayores de 25 años. Era una sociedad patriarcal, como todavía existen, donde el hombre, (el pater familias de los romanos) era dueño de la vida de sus hijos, de su mujer y de las esclavas y los esclavos que dependían de su casa. Tampoco participaban de las decisiones políticas los extranjeros, que generalmente se dedicaban al comercio.

A pesar de sus limitaciones democráticas, este sistema desarrolló una forma de pensamiento donde se discutía con argumentos. Fue el nacimiento de la Filosofía, y también de la Retórica. Los dioses del mito fueron dejando lugar a la lucha argumentativa y a la votación para la toma de decisiones. Podemos considerar a Atenas del siglo V antes de Cristo, (la llamada Atenas de Pericles) como un experimento social que tomará formas más globales solo en el siglo XIX. Uno de los desarrollos más importantes del punto de vista cultural fue el teatro ateniense. Utilizaremos algunos ejemplos del arte escénico ateniense para analizar el proceso del pensamiento antiguo griego.

Muchas cosas se pueden decir del teatro griego, de sus funciones políticas e ideológicas, aquí nos limitaremos a profundizar en sus estructuras argumentativas.

Un comentario que puede hacerse en este punto: la organización democrática de una sociedad ayuda al desarrollo de un pensamiento científico. La democratización de la sociedad también extiende a toda la población los beneficios de los instrumentos intelectuales del pensamiento. Y por último podemos decir que el pensamiento humano se ha formado a través del tiempo y que requiere un aprendizaje.

La paradoja de Aristóteles:

Uno de los pensadores más importantes de esa época, fue Aristóteles. Su gran importancia reside  en una notable curiosidad  y capacidad  para no aceptar ninguna respuesta instalada. La paradoja de la historia fue que su pensamiento se esclerosó, fue considerado como una autoridad máxima, aún en sus errores y estos errores se repitieron durante siglos. Investigó y escribió sobre prácticamente todas las áreas del conocimiento, como física, química, geología, química, lógica o matemáticas.

Sus teorías sobre la realidad se demostraron falsas en las investigaciones posteriores. Muchas de esas ideas, por ejemplo la de que la Tierra se encuentra estática en el centro del Universo, resultaron un lastre de conocimientos errados que la autoridad de Aristóteles permitió que sobrevivieran durante siglos como verdades científicas e incluso religiosas.  

Aristóteles es un ejemplo del problema de la autoridad intelectual como límite a la puesta en duda de los conocimientos. Ahora, en cuanto al tema que nos ocupa, la argumentación, sus ideas aún hoy son consideradas importantes.

Aristóteles delimita a la Retórica por su contexto social de producción: sitios específicos de funcionamiento en situaciones sociales particulares de la democracia griega del siglo V a.C.

Se utilizaban técnicas retóricas en los discursos frente a un auditorio, como en el caso de la asamblea, las reuniones fúnebres o conmemorativas, los tribunales, la escuela o sea en los sitios claves de la democracia porque eran aquellos en donde los ciudadanos entraban en contacto entre sí.

La unidad de marco definía a la retórica y los tres tipos de reuniones, y las tres modalidades de la palabra pública conformaron para Aristóteles tres géneros: género judicial, género deliberativo y género epidíctico.

El género judicial se utilizaba en los agones o luchas verbales de controversias en tribunales. El sistema judicial de Atenas era de jurados populares, que se rotaban cada seis meses 50 . Este modelo de enfrentamiento verbal, llamado agón logon, también se utilizaba en el teatro. Las obras dramáticas se presentaban en las fiestas dionisíacas, al final del verano. La ciudad organizaba un concurso de obras y se elegían tres obras compuestas por tres tragedias y una comedia cada una. Tenían un propósito político, especialmente de defender las ideas de la democracia griega. Por ejemplo en la obra Antígona de Sófocles, el momento cumbre lo constituye un agón logón entre Antígona, que defiende el derecho de enterrar a su hermano muerto y Creonte, su tío, que condena a Antígona por violar la ley establecida por él de prohibir el entierro de Polinices por considerarlo un traidor. Se ha querido interpretar en este enfrentamiento el conflicto entre los derechos humanos y las leyes de un determinado momento histórico.

La argumentación, en un sentido amplio, ya fue definida por Aristóteles en la Retórica –una de las primeras obras que reflexiona sobre el tema- como la acción del lenguaje a través de la cual se busca persuadir de algo a una audiencia. Ésta puede estar conformada por una o varias personas.

Teorías más recientes indican que la argumentación no sólo busca que el interlocutor admita una conclusión, sino que además lo incita a que adopte determinados comportamientos o realice determinadas acciones. En este sentido, la argumentación está presente en gran parte de los discursos cotidianos, públicos y privados: en una conversación familiar, en una asamblea, en el parlamento, en una conferencia académica, en una apelación ante el juez, en una nota de opinión periodística, en una publicidad, entre otros casos. Algunos discursos, para lograr su objetivo y de acuerdo a un campo determinado de la praxis social, se orientarán más hacia la racionalidad, de modo que buscarán proporcionar razones en su argumentación. En cambio, otros se inclinarán más hacia la emotividad, y buscarán conmover a su destinatario. ( Pathos, ethos y logos)

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