“La modernidad como una falsa ilusión de la felicidad”

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La modernidad y la vida moderna del hombre es un tema que se encuentra en boca de todos, abordado inconscientemente por muchos sin verlo como un tema teórico o desde un razonamiento filosófico, así mismo con diversos puntos de vista, ya sea a favor o en contra.

A lo largo del tiempo la modernidad a influido en todo para instalarse como rutina diaria en la vida de todos, ¿cómo se manifiesta en la personalidad? Si bien llega un punto en que siempre se demuestra que la realidad supera la ficción, ¿cómo nos afecta a nosotros, tanto de manera individual o en grupo? ¿qué sucedió con la imaginación? ¿qué pasa con el arte? ¿la modernidad nos afecta más de lo que nos beneficia o al contrario?

La modernidad propone un grupo de metas y el mundo moderno es lo que cada individuo se propone como meta; actualmente contamos con infinidad de aparatos  electrónicos, teorías y trabajos, provocando a su vez que muchas veces el ser humano se exija mas de lo que puede dar, los medios de comunicación también han ido influyendo en los pensamientos, pero no siempre toda la información es acertada o verdadera, pues entre mas sabe el hombre más piensa, y se generan datos problemáticos, los cuales causan mas conflictos internos. Pues bien dicen, la ignorancia hace la felicidad, dicen los sabios.

Un ejemplo de las redes sociales (tema que parece indispensable en cualquier conversación o la vida cotidiana) es como la cantidad de likes, vistas reproducciones, etc. (dependiendo de la red social) eleva o afecta el autoestima de las personas, esto llegó con el modernismo; si bien la modernidad cumple las expectativas de cada uno, entonces tendrá felicidad aparentemente, porque actualmente se vive con un vacío que constantemente hay que cambiar. La felicidad ya no depende de una primera persona, ahora depende de un segundo incluso hasta un tercero, la felicidad esta confundida con el deseo.

 Los trabajos de Lipovetsky (2008 y 2010), por su tema de la modernidad, se relacionan con Canclini. La época contemporánea es la de la globalización, la del “capitalismo planetarizado, de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación” (Lipovetsky, 2008:55). Se ha convertido en el elemento estructurante que se “filtra en todas las dimensiones de vida social, cultural e individual” (Lipovetsky, 2008:57). “nos encontramos con la cristalización del “homo consumericus” (Lipovetsky, 2010:120).El consumo como diría Canclini, se vuelve un indispensable para fundar y comunicar las diferencias.

La modernidad supone un quiebre con el pasado y un reemplazo con el futuro, la necesidad de buscar el placer y el bienestar en todos los ámbitos de la vida ha creado un confort. La imaginación ya no es individual, ahora es colectiva, ya no representa, ahora soluciona, ha roto con la vida y con el arte, pues el arte en la modernidad también es una falsa ilusión de felicidad, genera complejo de intelectualidad y los consumidores de arte sienten que su estatus aumenta con la comercialización vacía de un arte que ya no importa, genera falsa ilusión porque en un acto supuestamente de representación y abstracto pensamiento no es mas que la manifestación de un capitalismo, no es arte lo que se representa, es dinero lo que ven, el arte esta muerto y el artista mucho más. Estas llamadas obras ahora se generan en serie, ya no son únicas, son reproducibles, comerciable, y aunque muchas veces se le atribuye a Marcel Duchamp por su concepto de arte contemporáneo, arte que puede hacer cualquiera, sin la más mínima idea de lo que realiza desde la comodidad de un sofá, incluso desde un retrete, el arte se encuentra en cobrar millones por nada, en convencer a los demás de apoyar una idea vacía, en hablar mucho y no decir nada para justificar lo más repugnante y apantallar algo que no hay. En la sociedad de consumo todo puede pasar por arte gracias a artistas modernos y contemporáneos, el considerado artista Piero Manzoni defecó en latas y lo título«Mierda de artista», lo peor, es que se vendió todo.

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