La falsa ilusión del éxito

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La falsa ilusión del éxito.

Los ejecutivos al ver alguna oportunidad de negocio suelen planificarse con altas expectativas y sobrevaloran sus habilidades. Desde la visión de Lovallo y Kahneman (2010), los empresarios que comienzan con esta idea, exageran los beneficios de algún proyecto y les restan importancia a los costos (p.73). Es decir, solo ven el lado positivo y no las consecuencias. Por esta razón, algunos proyectos de gran magnitud que se han realizado, en los cuales sus resultados no han sido positivos según lo pronosticado en su planificación, han llevado a una falsa ilusión al éxito. En otras palabras, el optimismo desmedido de las empresas afecta en la toma de decisiones, lo que puede llegar a convertirse en esta llamada falsa ilusión del éxito.

El exceso de optimismo se origina por sesgos cognitivos y presiones de la organización, ya que muchas empresas que toman malas decisiones (Lovallo y Kanheman, 2010, p.74) no tienen una visión realista y sobrevaloran sus habilidades; en consecuencia, los proyectos presentan mayoritariamente resultados negativos.

Los ejecutivos toman decisiones basadas en un optimismo delirante, en lugar de ponderar racionalmente los logros, las perdidas y las probabilidades. Es aquí donde el fracaso va de la mano del proceso de las malas decisiones, el exceso de optimismo que tienen estas personas al momento en el que deben tomar decisiones, combinación de sesgos cognitivos y presiones organizacionales llevan a los ejecutivos a elaborar pronósticos demasiado optimistas a la hora de analizar propuestas para grandes inversiones. Además, imaginan escenarios de éxito, solo ven los beneficios probables que este proyecto les traería, ignorando los peligros potenciales, sin pronosticar fallas, ni las malas decisiones.

Los sesgos cognitivos son dos: el anclaje y la ignorancia de la competencia. El primero refiere al análisis de los proyectos en el mercado. Los ejecutivos evalúan un proyecto en base a un plan preliminar y lo modifican según las investigaciones del mercado o análisis, pero esto es un proceso intuitivo que puede dirigir a ciertos riesgos. El segundo alude a la empresa, cuando esta es solamente capaz de ver el potencial único y no conocer el de las demás empresas del mercado (Lovallo y Kahneman, 2010 p. 76).

Muchas personas suelen sobreestimar su habilidad personal, talento y autoconfianza, lo que conlleva a determinar metas u objetivos que no son realistas ni medibles. Un gran método para controlar el exceso de optimismo es tener una visión externa que no esté involucrada en la toma decisiones, lo que puede proporcionar una mejora en la planificación de la visión interna de las empresas; y tiene una probabilidad muy alta de producir resultados precisos y una oportunidad mucho menor de obtener productos poco realistas, ya que muchas veces la ansiedad solo hace dar cuenta de los beneficios que pueden traer (Lovallo y Kahneman, 2010, p. 80).

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