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La voluntad humana


Enviado por   •  30 de Noviembre de 2015  •  Monografías  •  9.632 Palabras (39 Páginas)  •  138 Visitas

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Sumario

  1. LA VOLUNTAD
  1. Naturaleza de la voluntad
  2. Objeto de la voluntad
  3. Facultad espiritual de la voluntad
  4. El proceso de la voluntad
  5. Purificación de la voluntad
  6. Acción y voluntad
  7. Voluntad divina
  8. Voluntad humana

         

  1. LAS VIRTUDES DE LA VOLUNTAD
  1. Naturaleza de las virtudes de la voluntad
  1. Fuentes
  2. Adquisición de la virtud

  1. EL ACTO VOLUNTARIO
  1. Desear y querer
  2. Lo voluntario e involuntario
  3. Principios intrínsecos de la acción
  4. Ejecución de la acción

  1. LA EDUCACIÓN DE LA  VOLUNTAD
  1. La educación temprana
  2. La educación efectiva        
  3. La educación preventiva
  4. La educación con el ejemplo
  5. La educación motivada
  6. La educación personalizada

Introducción

Este trabajo es una investigación sobre el tema de la voluntad humana, divina en la antropología y filosofía, centrada principalmente en el pensamiento Aristóteles, de Tomás de Aquino, entre otros.

Por consiguiente, adoptando una perspectiva, el objeto de este proyecto de investigación, se sitúa principalmente en el ámbito de la antropología filosófica y, además de asentarse sobre ciertos presupuestos metafísicos, comporta, a la vez, implicaciones éticas y teológicas de gran alcance.

1. LA VOLUNTAD

Según Lucas (1995: 161), “la voluntad es una facultad o capacidad de producir actos, estos actos son llamados: querer, actos volitivos, volición etc.”. Los actos procedentes de la voluntad son actos tendenciales, se diferencian de las tendencias estudiadas hasta hoy en día, en cuanto se dirigen hacia los objetos tratados solo por el conocimiento intelectual.

          Sellés (1998:97), nos dice que a la voluntad “no la conocemos con la razón, porque ésta no conoce a la voluntad por dentro, es decir, en su vida propia, en su propia verdad, sino que conocemos esta potencia con una luz superior: la sindéresis”. Debemos considerar a la voluntad desde una instancia superior a la operativa, porque es una facultad espiritual (Padial, 2000: 97)

          Yepes y Aranguren (2003:44), citan a Tomás de Aquino, “la voluntad es una función intelectual. Es el apetito de la inteligencia o apetito racional”, por el cual nos inclinamos al bien conocido intelectivamente. Santo Tomas también nos dice “que la voluntad sigue necesariamente a lo que es firmemente creído por la razón y que no puede apartarse de aquello que dicta la razón. Esta necesidad, empero, no es coacción, sino que se debe a la naturaleza de la voluntad” (García, 2006:144).

          Debido a que la existencia de la voluntad es tan evidente no se necesita de pruebas. Pero sim embargo ha habido pensadores que han pretendido reducirla a otras actividades psicológicas, como el conocimiento o las tendencias sensibles, es decir que reducen la voluntad al conocimiento intelectual las teorías intelectualistas como las de Espinoza, quien dice que la voluntad corresponde a las ideas claras de la razón, como la pasión corresponde a las ideas confusas de la imaginación (Lucas, 1995:161).

“La voluntad se plasma en la conducta; dando origen a las acciones voluntarias. La voluntad aparece en la acción, se hace presente al actuar. Una acción voluntariamente es una acción conscientemente originada por mí, es decir una acción mía. Lo voluntario se puede definir también como aquello cuyo principio está en uno mismo y que conoce las circunstancias concretas de la acción. El hecho de tener voluntad implica la responsabilidad: al hombre se le pueden pedir cuentas de lo que hace porque lo hace queriendo. El hombre es responsable  de sus acciones ante los demás, ante la ley, ante la comunidad”. (Yepes y Aranguren, 2003: 45).

  El estudio de García (2006:143,144), concluye que “la voluntad sigue al entendimiento, no le precede, y apetece necesariamente aquello de se le presenta como un bien que sacia por completo el apetito; pero elige libremente entre aquellos otros bienes cuya apetencia le es propuesta por un juicio variable. Por consiguiente, la elección sigue al último juicio práctico, pero de la voluntad depende que dicho juicio sea o no el último”. De acuerdo a esto se le atribuye a Santo Tomás de que la voluntad sigue necesariamente al entendimiento en dos oportunidades: “primero, cuando éste le presenta al bien sumo, absolutamente saciativo de ella, y segundo, cuando el entendimiento formula el último juicio práctico, que determina inmediatamente la elección, pero en este caso hay que hacer constar que ese juicio práctico es último precisamente por la voluntad”. Por otro lado, las pasiones no determinan rigurosamente a la voluntad (García, 2006: 44).

           La voluntad no es solamente la propiedad del hombre, sino también un ánimo. La Voluntad se manifiesta como un aspecto experiencial distinto a la misma realidad. “Denominamos voluntad no sólo a lo que revela y actualiza la estructura de autogobierno y autoposesión, sino también a aquello a lo que recurre el hombre y hasta en cierta forma utiliza, para conseguir sus objetivos” (Wojtyla, 1982:135).

  La voluntad se basa en la conducta, dando inicio a las acciones voluntarias. Se presenta en la acción, una acción voluntaria es una acción conscientemente iniciada por uno mismo, una acción propia (Yepes y Aranguren, 2003:45). “La voluntad es entendida como lo tendencial, lo no posesivo”. Si los actos intelectuales tienen su fin simultáneamente a su ejercicio, los actos volitivos tienden hacia un fin que no poseen, y se suspenden al lograrlo. “La voluntad es lo imperfecto”. El ser que es capaz de poseer es el hombre, “la tendencia marca la  dirección hacia la posesión, pero de ninguna manera significa posesión”.

  Según Padial (2000: 97), “al definir el alma humana, Aristóteles dice telegráficamente: Psiche, órexis kai praxis. El alma, deseo y operación inmanente. Así, la voluntad es entendida como lo tendencial, lo no posesivo. Si los actos intelectuales poseen su fin simultáneamente  a su ejercicio, los actos volitivos tienden hacia un fin que no poseen, y cesan al lograrlo. La Voluntad entonces se asimila al deseo, y entonces la voluntad es lo imperfecto. Justamente es el ser capaz de poseer que es el hombre, la tendencia marca la dirección hacia la posesión, pero de ninguna manera significa posesión. Como la tendencia se dirige hacia la posesión, se subordina a ella. De aquí que la voluntad sea lo imperfecto en la naturaleza humana. Lo único noble del hombre era su actividad desinteresada, la teoría. Las actividades voluntarias no eran desinteresadas, sino tendenciales y abocaban al orden de las tenencias útiles o se dirigían hacia el saber. La teoría puede considerarse desinteresada porque en su ejercicio ya tiene su fin”.

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