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La ética Del Budismo


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2012  •  1.654 Palabras (7 Páginas)  •  345 Visitas

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La Ética del Budismo

El Budismo es un completo sistema de vida, por lo que no es posible limitarse a hacer alguna de sus prácticas y pretender así progresar por el camino espiritual. Las enseñanzas del Buda deben integrarse en la vida con el propósito de alcanzar la liberación. De aquí que la ética deba ocupar un lugar importante en las preocupaciones del practicante.

En la visión budista del mundo todos los seres participan de la naturaleza de la mente iluminada y, dado que el universo no tiene ni principio ni fin, son también eternos y se mueven en una continua transmigración en el samsara mientras no se iluminan.

El Karma, o ley de causa y efecto, sujeta a los seres a las consecuencias de sus actos, sin necesidad de que ningún ente superior premie o castigue: es una fuerza impersonal y mecánica, por lo que son los mismos seres quienes deciden continuamente su futuro con los actos presentes y quienes sufren los resultados de sus actos pasados. Uno de los propósitos de la meditación es el de ser consciente en todo momento para observar el surgimiento de emociones conflictivas y transformarlas de modo que los actos individuales sean siempre correctos.

La Vida

Para un budista la acción más negativa es la de atentar deliberadamente contra la vida de otro ser, especialmente si es sensible y se utiliza premeditación y crueldad. La violencia de cualquier clase debe ser rechazada sin contemplaciones, sin que el fin pueda jamás justificar los medios.

Es evidente que esto excluye el asesinato de seres humanos, pero puesto que nos referimos a todos los seres, ¿deben los budistas ser siempre vegetarianos? Esto ha sido a veces interpretado así y el vegetarianismo es práctica común para la mayoría de los monjes y para todos los budistas en ciertas ocasiones, pero las respuestas tajantes y el casuismo detallado son ajenos a la vía media de Sakyamuni. La realidad es que el hombre, entre otros seres, no es naturalmente vegetariano y en determinadas fases de su vida y en muchos lugares del planeta, como el Tíbet, por ejemplo, vivir sin recurrir a las proteinas animales no es fácil. El cuidar la propia vida es un deber y no es lo mismo comer la carne de un animal que matarlo por deporte o disfrutar con su sufrimiento. Por otra parte, el karma de muchos seres les lleva a ser víctimas de otros. Sin embargo, nunca debemos perder de vista el carácter sagrado de la vida y debemos agradecer el sacrificio de los seres que mueren para que otros vivan. Nunca es excusable hacer sufrir innecesariamente a un ser por bajo que nos parezca en la escala biológica. Por ello, el budista tiene también una obligación hacia la naturaleza que le rodea, hábitat propio y de los demás seres y debe hacer lo posible por conservarla y no destruirla. En esta línea de razonamiento ¿qué pensar entonces del aborto? En principio debe ser considerado una acción muy negativa, puesto que impide a un ser alcanzar la existencia, pero tampoco es lo mismo un aborto frío y premeditado por razones egoístas, que un recurso para salvar la vida de la madre, el de un feto claramente inviable u otros casos que puedan disminuir o anular la negatividad de la acción. Prohibir el aborto por ley puede ser tan malo como alentarlo irresponsablemente; en última instancia es algo difícilmente evitable por la fuerza y que hay que cargar sobre el karma de quien lo lleva a cabo.

Lo mismo sucede con el suicidio, puesto que la vida propia debe ser también conservada. El suicida comete su acto por desesperación u orgullo y al cometerlo evita que madure su karma y deja su ser varado en lo más profundo de la emoción que le domina y más atado aún al samsara. Por esta razón, no debe llevarse el desapego budista hasta el extremo de que nuestra salud se resienta por exceso de ascetismo, ni aturdir la mente con drogas blandas o duras que la embotan, impiden cualquier clase de progreso espiritual y hacen más espesos los velos de las ilusiones. Debemos cuidar el cuerpo porque la humana es una existencia preciosa que no todos los seres alcanzan y la más ventajosa para elevarse en el camino hacia la iluminación. El suicida cree que pone fin a su sufrimiento, pero se hunde más en él.

¿Qué hacer entonces cuando nos llegan la enfermedad y el dolor? Los trataremos de la mejor forma posible, sin hacernos los duros ni padecer sufrimientos innecesarios, pero debemos aceptar el dolor inevitable y entender que es el resultado de nuestro propio karma.

Las emociones

De todas las emociones que nos causan conflicto la aversión y sus extremos, la ira y el odio, es una de las más fuertes y también la que más fácil resulta identificar. Debemos estar sobre aviso para detectarla en su nacimiento y reconducirla. La aversión es producto del dualismo que nos

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