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La ética de Sócrates y su intelectualismo moral

slump museEnsayo5 de Octubre de 2021

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La ética de Sócrates y su intelectualismo moral

Sócrates consideraba que quien hace el mal es porque no tiene conocimiento del bien y si

se lo mostráramos este sería capaz de corregir su error. Podemos plantear el caso hipotético

de un vendedor, el vendedor consiguió una manera más rápida de obtener ingresos mediante

estafas y robos; él cree que el bien es ganar dinero, pero cuando las personas descubran la

verdad se sentirán mal y tendrán malos sentimiento hacia él logrando que esté intranquilo

ante la situación. Siguiendo esta idea, si el vendedor hubiera aprendido el camino correcto

habría preferido actuar virtuosamente y su consciencia estaría tranquila, puesto que la mejor

almohada para dormir es una buena consciencia y es preferible sufrir una injusticia antes que

cometerla, según Sócrates.

También famoso por cuestionarse todo y su frase “Solo sé que no sé nada”. Su método de

enseñanza se articulaba en dos momentos: Irónica – refutativa, en la cual la ironía funciona

como base para refutar las teorías del interlocutor; y la mayéutica, donde mediante diversas

preguntas hacia que el interlocutor se diera cuenta de su ignorancia y llegara a sus propias

conclusiones.

La ética de las virtudes

La ética de las virtudes de Aristóteles se fundamenta primordialmente en el equilibrio de

nuestra personalidad, es decir, la conjunción del carácter (que es la forma en que nuestra

persona se desarrolla a través del aprendizaje) y el temperamento (que es la actitud natural

con la que cada quien nace). Según Aristóteles, a todas las personas les ocurren cosas que no

pueden controlar, que son las pasiones, y llegan a apoderarse de nosotros sin pasar por la

razón, mientras que, a su vez, están las acciones, que son aquellas cosas que efectivamente

hacemos con conciencia y por elección.

Para Aristóteles es de suma importancia crear una correlación adecuada y sopesada entre

las acciones que tomamos y las cosas que nos pasan de manera que podamos conseguir la

felicidad, a lo cual denomina la prudencia y la cual no cree presente en las cosas que nos

ocurren, sino en las que realizamos. Aristóteles pregona la prudencia como un término medio

entre el despilfarro y el egoísmo, en el que, al no ser todas las situaciones de los seres

humanos iguales, no puede existir un término medio preestablecido que todos puedan seguir

al pie de la letra, puesto que, según esta situación de cada uno, se podría llegar o a un extremo

o al otro y pasar de largo el término medio de la prudencia. Aristóteles nos dice que no basta

con ser una persona prudente de buenos valores de vez en cuando, sino que exige una

autodisciplina en la que nosotros mismos seamos pensadores de esas virtudes y las pongamos

en práctica cada vez que nos sea necesario, de modo que se convierta en un hábito natural de

nuestra persona y no en episodios anecdóticos.

La ética formal de Kant

La ética formal de Kant, es decir, su sistema filosófico, está basado en los imperativos

categóricos e hipotéticos. Según Kant, todos los hombres tenemos la capacidad de juzgar

nuestras acciones y de inherentemente saber cuándo una acción es mala sin necesidad de la

experiencia o el aprendizaje, el tiempo ni el lugar, de manera que la moralidad es absoluta,

lo cual podríamos llamar el imperativo categórico, en el cual no necesito formular un juicio

para saber que tal o cual acción es mala. Pero Kant dice que en esta emisión de valores

normalmente puede intervenir la razón, que por sí sola actúa diferente; en estos momentos

que la razón interviene

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