La ética del siglo XII ¿Sigue viva?

La ética del siglo XII ¿Sigue viva?

Al pensar en ética, normalmente, las personas lo confunden con lo moral y lo definen en lo que está bien y en lo que está mal pero verdaderamente, la ética no es más que la ciencia que estudio los fundamentos de la moral.

La moral es dependiente, lo que puede ser “moralmente correcto” para mí, puede ser todo lo contrario para una tribu en África ya que nuestras costumbres no son las mismas y mi moral se rige a la idea de la “opinión pública” que más adelante veremos.

La palabra ética viene del griego ethos que significa manera de hacer o adquirir las cosas, costumbres, hábitos, pero, más antiguamente, tenía un significado de morada, residencia, lugar donde se habita y se usaba en referencia a los lugares donde se habitaban los animales, es por esto que Heidegger dice que “la ética es el pensar que afirma la morada del hombre en el ser, la verdad del ser como elemento originario del hombre.” (Heidegger, 1947)

Así podemos explicar que la ética comprende la naturaleza del hombre, sus costumbres, su carácter y disposiciones que tiene en la vida, es decir, es el modo de vida de una persona comprendiendo su moral.

Las costumbres se adquieren al volver un acto normal en algo habitual y lo habitual surge de repetir actos iguales, del mismo modo, vamos adquiriendo el carácter. Estas costumbres no necesariamente son costumbres vistas como algo bueno, pueden llegar a ser todo lo contrario y así es como vamos creando nuestro carácter con respecto a nuestros hábitos.

Una persona que comete habitualmente “actos malos”, por más malos que sean, por lo menos una vez en su vida tubo que cometer algún “acto bueno” y una persona que habitualmente comete “actos buenos”, por más buenos que sean, de igual forma tendrá que haber cometido un acto malo en su vida.

Estos hábitos pueden adquirirse fácilmente y de igual forma pueden perderse y es por esto que no podemos calificar a una persona “religiosa” y decir que lleva una vida buena llena de actos buenos solo por el hecho de ser “religiosa” y no podemos calificar a una persona “atea” como una persona que lleva una mala vida llena de malos actos ya que puede ser todo lo contrario. De igual forma las intenciones de las personas pueden ser o muy buenas o muy malas, pero al fin y al cabo, son intenciones y como dice el dicho “el infierno está lleno de buenas intenciones” pero, lo que importa aquí, no son los actos buenos de la persona si no la esencia de la persona en el momento de tener que tomar la decisión de hacer un buen acto.

Todas las personas en el mundo persiguen la felicidad y casi todas le encuentran un sentido a la vida y es aquí donde aparece la moral ya que ese sentido es lo que llamamos moral.

“Platón no confía en que los hombres puedan alcanzar la virtud como resultado del esfuerzo personal,

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