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Etica Del Siglo Xxi

elfreiel1 de Junio de 2012

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FACILITADOR:

Prof. José Gregorio Taly

PARTICIPANTES:

Adyaceglis Sánchez

Yudeili Ebariste

Freires Elías

INDICE

Desarrollo………………………………………………………………………….. 3

La Equidad y lo Justo………………………………………………………………. 4

Justo y Equitativo…………………………………………………………………... 4-5

La Equidad y la Igualdad…………………………………………………………… 5-6-7

La Equidad y las diferencias………………………………………………………… 7-8

Justicia distributiva y Justicia social…………………………………………………... 8-9-10

Discriminación y Desigualdad………………………………………………………. 11

Conclusiones……………………………………………………………………….. 12

Referencias Bibliográficas…………………………………………………………………… 13

INTRODUCCION

En búsqueda de la justicia, la equidad orienta una acción consciente y deliberada dirigida a impactar en los determinantes sociales, culturales, políticos, económicos e institucionales que producen tratos, condiciones y/o posiciones «injustas», «inaceptables» en la vida concreta de las personas dentro de cada sociedad. La equidad se define como igualdad de oportunidades pero ésta no es factible sin una real igualdad de derechos y de poderes plenamente aceptados y socialmente ejercidos. Es así como en una sociedad excluyente. Las leyes positivas son las que establecen el derecho rigoroso; los principios de la ley natural son los que establecen el derecho menos rigoroso conforme á la igualdad natural, y los que por consiguiente determinan lo que es equitativo ó inicuo. La justicia está, pues, fundada en la ley; pero la ley misma, para someter las voluntades á la obediencia, y para no ser tiránica, debe estar fundada en la equidad, cuyas sanas máximas son eternas, y deben ser el tipo de todas las leyes.

EQUIDAD Y LO JUSTO

El término equidad proviene de la palabra en latín “aéquitas”, el que se deriva de “aequus” que se traduce al español como igual. De este modo, la equidad busca la promoción de la valoración de las personas sin importar las diferencias culturales, sociales o de género que presenten entre si.

La equidad se define como un principio asociado a valoraciones éticas, morales y políticas sobre la idea de lo que es «justo». En la equidad lo justo se enfrenta al hecho de que las personas tienen diferencias en sus condiciones de partida, circunstancias y capacidades, lo que afecta sus horizontes de vida independientemente del talento o del esfuerzo realizado. Las ventajas o desventajas que estas diferencias producen no son producto de una ley «natural», del azar o de la suerte, del comportamiento singular de algunas personas, sino que obedecen a desigualdades y a jerarquías en el orden social existente que de manera sistemática crean tratos, posiciones y condiciones diferenciales en el acceso y control sobre el poder, la riqueza, la propiedad, los derechos y las oportunidades, e intervienen en el menoscabo de identidades y opciones de las personas y grupos humanos para realizarse.

JUSTO Y EQUITATIVO

Estos términos designan en general la naturaleza de nuestros deberes hacia los demás. Lo que distingue el sentido de estas palabras, es la idea del fundamento en que estriban estos deberes. Lo que es justo se hace en virtud de un derecho perfecto y rigoroso; su ejecución puede exigirse por la fuerza sino se satisface voluntariamente. Lo que es equitativo no se hace sino en virtud de un derecho imperfecto y no rigoroso: su ejecución no puede exigirse, sino que pende del honor y de la conciencia de cada uno.

El contrato de alquiler da al propietario el derecho perfecto de exigir del inquilino, aun por fuerza, el alquiler ó paga de la casa; es pues justo pagarlo, y es una injusticia eludir ó rehusar su pago. El pobre no tiene sino un derecho imperfecto á la limosna que pide, y no puede exigirla de justicia; pero el principio de la igualdad natural la constituye un deber para la conciencia del hombre rico; es pues equitativo cumplir con esta obligación, y el dispensarse de ella cuando se puede cumplirla, si no es una injusticia es al menos una iniquidad.

Las leyes positivas son las que establecen el derecho rigoroso; los principios de la ley natural son los que establecen el derecho menos rigoroso conforme á la igualdad natural, y los que por consiguiente determinan lo que es equitativo ó inicuo. La justicia está, pues, fundada en la ley; pero la ley misma, para someter las voluntades á la obediencia, y para no ser tiránica, debe estar fundada en la equidad, cuyas sanas máximas son eternas, y deben ser el tipo de todas las leyes.

Los árbitros juzgan ordinariamente mas bien por las reglas de la equidad que por el rigor de la justicia; pueden hacerlo así, porque las partes son libres en instaurar demanda ante los tribunales, si no quieren conformarse con la decisión de los árbitros; y deben hacerlo así, porque ejercen un ministerio de conciliación y de paz, que siempre supone medios razonables. Los jueces subalternos ó inferiores, son unos jueces de rigor que no deben desviarse en nada de la justicia, porque no son más que los ministros de la ley. Los jueces de los tribunales supremos deben juzgar según equidad cuando la ley, por cualquiera razón que sea, está en contradicción con sus máximas; pues la parte de autoridad que les está confiada por el legislador los hace á la vez ministros é intérpretes de la ley.

LA EQUIDAD Y LA IGUALDAD

La igualdad es aquella que hace alusión al derecho inherente que tienen todos los seres humanos a ser reconocidos como iguales antes la ley y de disfrutar y gozar de todos los derechos que se le otorgan, sin importar su origen nacional, su raza, sus creencias religiosas o su orientación sexual. El derecho a la igualdad es el derecho que tenemos todos los seres humanos a no ser discriminados por nuestras condiciones o creencias, este derecho nace como consecuencia de los terribles rechazos que han tenido que enfrentar las minorías alrededor del mundo. La equidad y la igualdad están unidas pero no pueden reemplazarse una a la otra.

La igualdad fundamental, en cuanto persona, es la base de la equidad. La equidad puede demandar una distribución desigual de recursos a favor de una igualdad de resultados, ajustándose a las diferencias biológicas, sociales y político-organizacionales determinantes de las desigualdades existentes. “Igualdad” y “Equidad” suelen usarse habitualmente como sinónimos. Sin embargo, si bien símiles, son conceptos connotativamente distintos, (quizá mejor comprendida su diferencia en las políticas sanitarias que en las educativas).

De allí que, referido a los grupos humanos, el concepto de equidad queda naturalmente implicado con el de justicia que connota igualdad y equilibrio, (lograr el equilibrio de la balanza requiere contemplar las diferencias de peso en los platillos para distribuir adecuadamente el mismo).

Hoy, nuestra sociedad da mucha importancia a la igualdad entre todos los individuos. Igualdad de oportunidades y derechos, igualdad ante la ley e igualdad de dignidad son temas recurrentes. También nos interesa la “equidad” económica.

Esta importancia de la igualdad es algo relativamente nuevo en la historia. Por muchos siglos, las diferencias entre hombres libres y esclavos, entre patricios y plebeyos, entre ciudadanos y metecos, eran consideradas naturales, y no se cuestionaban mucho, salvo excepcionales movimientos de reivindicación social. En la Edad Media, específicamente en los feudos occidentales, incluso se consideraba al siervo como parte de la tierra que debía cultivar.

Hoy, consideramos la igualdad un valor, y de dicho valor desprendemos que la equidad económica también lo es. Muchas personas parecen ver a la gente rica, a los empresarios y a la clase política con cierta antipatía, pues se les considera personas con prerrogativas especiales en base a su estatus social o material.

¿Cuál es la “lógica” detrás de la igualdad y la equidad? Parece que medio Chile considera a los empresarios y políticos como “usurpadores”, de tal manera que la propiedad privada que ellos detentan parece ser un robo, o una injusticia, suntuosos tesoros conseguidos por la explotación del trabajador, legitimada por un perverso sistema que no solo concentra la riqueza en unos pocos, sino que además legisla para los poderosos, y, de forma corrupta, los favorece en los juicios y en las políticas públicas. Además, muchos sienten que el rico tiene deberes especiales. En una entrevista nocturna reciente, un famoso cantante se refería a Sebastián Piñera diciendo: “¿Por qué no se deja de ganar dinero? ¿Por qué no llena Chile de colegios?”

Sin embargo, casi todos creemos que el mérito debe ser premiado, y que no se debe calumniar a una persona así como así, y que la existencia de propiedad privada es algo bueno. También aceptamos que los seres humanos son distintos, y nos gusta la meritocracia. Aún así, seguimos sospechando

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