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Libro Filosofia Moderna

Elrey09413 de Abril de 2015

705 Palabras (3 Páginas)204 Visitas

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--¿Cuál es el contexto intelectual en el que se enmarca la aparición de la encíclica Spe salvi?

--Rodrigo Guerra López: La nueva encíclica es un mensaje que rebasa por mucho la vida intelectual. Sin embargo, aparece en un contexto en que el pensamiento, en varias de sus rutas más recientes, se encuentra sumergido en un gran desencanto. Las promesas de la modernidad racionalista no sólo no se han cumplido sino se han vuelto en contra del propio ser humano. Por otra parte, el irracionalismo postmoderno intenta seducir la conciencia desde una aparente disidencia y ruptura radical, pero tampoco logra responder a las inquietudes constitutivas del corazón humano real. En esta encrucijada Spe salvi es un valiente anuncio sobre la posibilidad de un nuevo inicio para nuestra libertad, y desde ella, para nuestra razón.

--¿Qué significa «un nuevo inicio» para la razón?

--Rodrigo Guerra López. Significa que cada persona puede recomenzar siempre a través de sus decisiones vitales e intelectuales. La modernidad ilustrada ha manifestado su agotamiento. La postmodernidad, con todo y su énfasis anti-racionalista, recae por vías insólitas en las deficiencias que pretendía combatir. Muchos postmodernos son tardomodernos vergonzantes. Sólo la razón que se deja interpelar por la radical novedad e imprevisibilidad del acontecimiento cristiano puede evitar sofocarse, puede encontrar razones para no claudicar en su misión, para recomenzar en su itinerario y experimentar así verdadera esperanza, es decir, certeza sobre una Presencia que nos abraza y nos excede de manera continua, «performativamente», cambiando la vida, como dice el Papa.

--¿Es posible encontrar algunas ideas esenciales en la encíclica "Spe salvi" que sean significativas para los filósofos y para los políticos?

--Rodrigo Guerra López: Hay dos ideas fuerza en materia de filosofía y política, que me parecen como ejes que cruzan toda la encíclica, y que aparecen además de manera explícita en ciertos momentos. La primera idea consiste en afirmar que «la victoria de la razón sobre la irracionalidad es también un objetivo de la fe cristiana». Esta intuición profundiza en el mensaje esencial de la encíclica Fides et Ratio, escrita por Juan Pablo II.

La razón cuando reflexiona, analiza y argumenta poniendo entre paréntesis la fe cristiana aparenta «secularidad», aparenta «rigor» y «respeto por la autonomía de la ciencia». Sin embargo, vive en el fondo mintiéndose, cerrándose a reconocer el factor fundamental de constitución de lo real. El Papa enseña: «la razón necesita de la fe para llegar a ser totalmente ella misma». La fe no pervierte ni contamina a la razón sino que le ofrece un soporte para proceder con mayor «racionalidad» que antes.

La segunda idea consiste en mirar con atención que la encíclica insiste en que «nunca existirá en este mundo el reino del bien definitivamente consolidado». Más aún, «si hubiera estructuras que establecieran de manera definitiva una determinada --buena-- condición del mundo, se negaría la libertad del hombre, y por eso, a fin de cuentas, en modo alguno serían estructuras buenas».

Dicho de otro modo: las estructuras buenas son importantes pero no bastan. El Reino que afirma Jesús es un don, no un proyecto estratégico de acción organizada. Esto significa que el poder no salva sino que requiere ser salvado a través de la radicalidad en el amor, en el perdón, en la reconciliación. «Jesús no era Espartaco», dice Benedicto XVI. Jesús y el Reino son irreductibles a cualquier proyecto organizativo por bien intencionado que sea. Sólo salvaguardando la irreductibilidad de Jesús, la dimensión social del cristianismo puede eventualmente desplegarse y colaborar a construir un mundo más humano.

--La modernidad

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