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Maestro, Dile A Mi Hermano Que Comparta Conmigo La Herencia


Enviado por   •  3 de Octubre de 2013  •  Ensayos  •  1.219 Palabras (5 Páginas)  •  275 Visitas

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PRIMERA

San Lucas 12, 13-21:

“Eviten toda clase de avaricia, porque el alma del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea”.

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

1. MAESTRO, DILE A MI HERMANO QUE COMPARTA CONMIGO LA HERENCIA

En aquel tiempo, hallándose Jesús en medio de una multitud, un hombre le dijo: Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia”. En este relato, Lucas pone una introducción histórica, que le da motivo para insertar luego la parábola sobre la avaricia. Es el único evangelista que la trae. Esta persona le pide, basado en el prestigio que tenía, más que como un simple rabí, que intervenga en un asunto familiar.

En la Ley se decía que el hermano mayor, cuando eran dos, llevaría dos partes de la hacienda, y el menor una (Dt 21:17). Pero, cuando eran más hermanos, los rabinos resolvían la cuestión de maneras distintas. En la Mishna hay una sección para las herencias, y que era orientadora para las consultas que les hacían a los rabinos. Nada se dice aquí si el mayor retenía injustamente la parte del menor o si, siendo varios, a éste no le satisfacía la solución aceptada según el criterio rabínico. En todo caso, siempre era un asunto enojoso la intromisión en partición de herencias, y, sobre todo, Cristo le hace ver que su misión es otra, no la de arreglar cuestiones materiales. “No quiere aparentar que aprueba una actitud de absorción por los bienes de este mundo”

2. UN HOMBRE RICO TUVO UNA GRAN COSECHA Y SE PUSO A PENSAR

Lucas relata la parábola de Jesús contra la avaricia. Lo que sugiere en el hermano antes citado una retención injusta de la hacienda..

Jesús nos ilustra con esta parábola de un rico que sólo se dedica a atesorar riquezas, pensando disfrutar largos años de buena vida con ellas. Pero la muerte le sobrevino: la avaricia le hizo no poder disfrutarlas. La palabra “alma” está por vida. Se le llama “insensato” que en A.T. (Sal 14) se aplica al que, en la práctica, niega a Dios; aquí absorbido por las riquezas de la vida. Y termina con esta sentencia: “Así será el que atesora para sí y no es rico ante Dios.”

Este versículo añade un elemento nuevo a la parábola. Esta hace ver la inutilidad del atesorar para prolongar la existencia, pero aquí se añade un pensamiento nuevo: la riqueza en función de la vida eterna. Por eso algunos la tienen por un elemento “adventicio” a la parábola, aunque tomado de otra sentencia del Señor.

3. “EVITEN TODA CLASE DE AVARICIA”

Y dirigiéndose a la multitud, dijo: “Eviten toda clase de avaricia, porque el alma del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea”.

La avaricia es uno de los pecados capitales, está prohibido por el noveno y décimo mandamiento. (CIC 2514, 2534). Es importante en la vida del cristiano saber se este mal, para no caer en la insensatez.

Recordemos que el Señor nos también nos dice: El que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser discípulo mío (Lc 14,33) y en el Catecismo Católico, (2536) se dice que el décimo mandamiento proscribe la avaricia y el deseo de una apropiación inmoderada de los bienes terrenos. Prohíbe el deseo desordenado nacido de lo pasión inmoderada de las riquezas y de su poder. Prohíbe también el deseo de cometer una injusticia mediante la cual se dañaría al prójimo en sus bienes temporales:

Cuando la Ley nos dice: "No codiciarás", nos dice, en otros términos, que apartemos

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