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Marx, concepto de trabajo alienado


Enviado por   •  17 de Septiembre de 2021  •  Ensayos  •  1.881 Palabras (8 Páginas)  •  43 Visitas

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Marx

El concepto de trabajo alienado es uno de los grandes legados que la sociedad moderna y contemporánea obtuvo de Karl Marx. Es indiscutible que por medio de las más de 20 obras escritas por él (algunas de las cuales desarrolló en colaboración con Engels) tenemos claves para entender sus ideas económicas y políticas del siglo XIX; cuando la burguesía no solo era teniente de la tierra y el medio de producción sino de también la dignidad y mano de obra de miles de proletarios dispuestos a dejarlo todo en su trabajo para ganar el derecho a la vida.

Karl Marx desciende de una familia judía, en el año 1841 consigue su doctorado de filosofía. El pensamiento del que nacen sus análisis y teorías se basa en la dialéctica de Hegel. En el año 1845 se instala en París donde establece una amistad con Friedrich Engels, desde este momento se radicaliza su pensamiento socialista científico, basado en la crítica del  sistema establecido, la fuerza de las revoluciones y creación del partido comunista. [1]

Marx se dedicó en su juventud a luchar por la igualdad planteada en la Revolución   Francesa de la cual nace, además, la magnífica idea de sociedad democrática. Tiempo después, en sus manuscritos de París (desarrollados en 1844 pero publicados en 1932) defiende su tesis de socialismo con, entre otros, los conceptos de trabajo alienado1, por medio de los cuales explica los fenómenos recientes de la época que dejan al hombre por fuera de su cualidad de hombre. Critica fuertemente la manera como se está llevando a cabo el capitalismo y el desastre que este conlleva. El trabajador, ser que debería servirle al otro, que debería vivir en una comunidad fortalecida con igualdad y principios basados en el bienestar tanto social como individual, está perdiendo su alma2; “O sea que, incluso en el estado de la sociedad más propicio para el trabajador, la necesaria consecuencia para éste es agotamiento y muerte prematura, degradación a una máquina, esclavitud de un capital, que se acumula peligrosamente frente a él, más competencia y para una parte de los trabajadores la mendicidad o morirse de hambre”3. Por otra parte, Karl se opone rotundamente a los aportes de John Locke que a su vez defiende que la propiedad privada como natural e indispensable para el género humano. Marx contra argumenta que en el mismo momento en el que el burgués depende del proletario se aliena al trabajo porque no lo realiza por sí mismo ni trabaja directamente con la naturaleza (condición que como ya habíamos visto desnaturaliza al hombre), el proletario sí cumple la función de transformar su entorno pero se aliena en el instante en el que se da cuenta de que ese objeto desarrollado por sí mismo ni le pertenece ni hace parte de él. El tiempo en las fábricas se vuelve inhumano y el proletario pierde cualquier tipo de vida social, pues vive inmerso en un mundo en el que su deber es fabricar, no realizarse desde su esencia.

El trabajo alienado separa al individuo de la especie, el trabajador actúa para satisfacer sus deseos y los del capitalista, ya no es colaborativo sino egoísta. Un hombre diferente, lúcido y lleno de esperanza busca rescatar lo comunitario en el hombre, implantar un orden nuevo; el comunismo.

Marx a lo largo de su primer manuscrito deja en evidencia una crítica radical contra el economista nacional: “Según nos dice, originaria y lógicamente «le corresponde al trabajador todo el producto del trabajo». Pero a la vez nos dice que en la práctica al trabajador le corresponde la parte menor y estrictamente indispensable del producto; solo lo preciso para que pueda existir no como hombre sino como trabajador, para que reproduzca no la Humanidad, sino la clase de los esclavos, los trabajadores.”4

Marx explica que el economista nacional es inhumano, pues argumenta que el capital es trabajo acumulado y todo se compra con trabajo, sin embargo, se debe sacrificar al hombre, siéndose tratado como objeto, una mercancía más, sin ningún tipo de cualidad ni necesidad aparte de la de sobrevivir, dejando en claro que el hombre y sus cualidades pasan a segundo plano, aquí lo importante es el capital.

Marx explica en este primer manuscrito explícitamente que el trabajador se empobrece cuanto mayor sea su producción, es decir, cuanto más se esfuerza más pierde. Este sería uno de los enigmas que para Marx definen el caótico sistema capitalista del siglo XIX. Si ahondamos más en el tema, que tiene una relación directa con este fenómeno, descubrimos que el hombre envuelto en miles de máquinas, humo, dolor y hambre no reconoce ese objeto que tiene entre sus manos, pues al fin y al[2] cabo, no es suyo propiamente, ese nuevo objeto lo esclaviza y en vez de realizarlo como hombre natural lo convierte en la máquina que ahora es. Este proceso nace de la propiedad privada de los medios de producción, el hombre trabaja para el capitalista. El obrero entiende que ese trabajo realizado por horas nunca será recompensado pues ni ese ni ningún objeto será nunca de su propiedad. Con este tipo de enajenación, Karl Marx revela una relación impresionantemente destructiva para el hombre y su naturaleza, relación por la que debe pasar para sobrevivir en un contexto con un único centro real; obtener el máximo “éxito” posible.

La segunda forma de enajenación se da con el tiempo; si el objeto es resumen del trabajo del obrero y este obrero no se siente parte de ese objeto, la actividad está enajenada; no hace parte de él. El tiempo empleado para la realización de una actividad previamente planeada es tiempo que pasaría ser utilizado para nada más que producir un salario: “2.º) Dentro del trabajo, la relación del trabajo con el acto de la producción. Esta relación es la que vincula al trabajador con su propia actividad como algo extraño, que no le pertenece a él; es la actividad como sufrimiento pasivo […]”5. Es así como el obrero siente su estancia en la fábrica como un momento impuesto por el terrateniente, el único que le puede proporcionar la vida. Esa vida que debería estar dedicada para trabajar por el otro y no para el otro es percibida por el esclavizado como un único tiempo en el que todo su ser debe estar centrado en la producción. Aquí también entraría el primer tipo, pues si al trabajador se le expropia lo producido por él, su tiempo en la fábrica no ha sido más que del jefe. Cabe destacar también que la jornada laboral en las fábricas de la Revolución Industrial en adelante (épocas de esclavitud) empezaban a las 6 de la mañana para finalizar a las 7 de la tarde pasando por un descanso de media hora para el desayuno, una hora para el almuerzo y media hora para el té, no es demás decir que este horario es escalofriante; acabaría con cualquier tipo de dignidad y fuerza humana. [3]

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