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Metacrítica De La Razón


Enviado por   •  18 de Febrero de 2014  •  5.401 Palabras (22 Páginas)  •  174 Visitas

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Metacrítica del Conocimiento

En torno al mito de la razón y del Sujeto

“A los hombres con los que no se tiene más relación que la mera solicitud no se les habla de tú”

Martin Bubber

La Gnoseología es una rama de la filosofía que estudia la naturaleza, el alcance y el origen del conocimiento. Pues bien, a lo largo de la historia del pensamiento se han dado distintas respuestas a dichos interrogantes que partían de dos tesis fundamentales: o bien el conocimiento es posible o bien es imposible. Aquellos que consideraban imposible el conocimiento han sido los escépticos y los que partían de su posibilidad han sido, a grandes rasgos, inmanentistas o realistas. Para explicarlo a grosso modo hemos de decir que imanentistas son aquellos que tratan de responder a las cuestiones que atañen al conocimiento mediante una descripción de la conciencia/sujeto. Los realistas, por otro lado, consideran que el conocimiento se apoya en lo exterior al sujeto, es decir, que se encuentra en los objetos o cosas que percibimos.

Así pues, podríamos decir que Kant junto con Descartes y el idealismo alemán son imanentistas por antonomasia pero con sus matices particulares. No obstante, debemos advertir ya desde el principio que también comparten un periodo histórico diacrónicamente, este periodo es la Ilustración. La Ilustración no es un periodo uniforme de pensamiento aunque si domina un paradigma, el paradigma que se podría denominar “fe en la razón como la única forma de conocimiento”. En efecto, todos estos autores y corrientes de pensamiento que se encuadran en este lapso histórico poseen la convicción de que con el método adecuado y la razón conseguirán descifrar los misterios metafísicos que atañen al conocimiento y así, de este modo, conseguir también descifrar que es la realidad en su desnudez más íntima.

Sin duda alguna, de los autores mencionados antes, podríamos decir que Kant es la piedra angular que articula lo que después va a ser la idea de progreso en la ciencia y en la historia. Kant también es la clave en la reflexión sobre el sujeto cognoscente y marcará las sendas por las que, con más o menos suerte, después caminarán Schelling, Fichte y el imponente Hegel. Sin embargo, y en contra de lo estipulado por la prudencia kantiana, el idealismo alemán nos hizo caer en los brazos del sujeto absoluto creador de todo pero alienado de sí mismo. En efecto, cuando es el “yo el que pone su ser sin más” (fichte, la doctrina de la ciencia: en referencias), todo lo que cabe esperar es que al final todo, absolutamente todo, sea finalmente Sujeto, y que ese sujeto ya no tenga misterios para consigo mismo. Pero, ¿cómo es posible que este sujeto se haya salido de sí mismo? Y si es así, ¿cómo va a volver a sí mismo, es decir, cómo se va a reencontrar? En este momento es cuando aparece la idea de progreso en la forma de dialéctica en historia, ética y, en definitiva, en metafísica.

La solución que encontraron nuestros románticos autores fue que la conciencia poco a poco se iba reconociendo a sí misma a través de la razón, es decir, que a través de la mediación de la razón o pensamiento al final llegaríamos a una síntesis conceptual de todos los entes habidos y por haber o por decirlo de otro modo, todo habría sido representado de forma racional. Como hemos visto antes, esta fe en la razón ya venía de tiempo atrás y, por tanto, nuestros autores la van a recoger y la van a articular en sus respectivos sistemas y, para defender a ultranza la racionalidad de la realidad.

Llegados a este punto, es el momento de ir entrando en materia y empezar a definir conceptos para poder, después y si es posible, criticarlos. Hemos hablado de “razón”, “progreso”, “sujeto” pero sin dar ni la más remota idea de a qué nos estábamos refiriendo. De ahora en adelante, entenderemos por “razón” aquella facultad que nos permite “la clasificación, la deducción, la descomposición de un todo o conjunto en sus partes”1para luego reconstruirlo sistemáticamente. Para ello la razón tiende a utilizar modelos formados por objetos abstractos. Llamaremos racionalismo metafísico a aquella “teoría que afirma que la realidad es, en último término, de carácter racional”2. Así pues, si la razón nos permite llevar a cabo complicados razonamientos y descomponer conceptos, el racionalismo no es el mero hecho de usar la razón sino el abuso de la misma.

Ya en la Grecia Clásica, Platón, se preguntaba qué es lo que llamamos razón, logos, y su respuesta es, en lo esencial, todavía válida. Razón no es simplemente conocimiento. Al ver una cosa, la conozco en alguna manera o conozco algo de ella; sin embargo, no la razono, mi conocimiento no es racional. Entre ese mero conocer o tomar noticia de algo, doxa, y el conocimiento teorético o ciencia, episteme, encuentra Platón una diferencia esencial. La ciencia es el conocimiento de algo que nos permite dar razón de ese algo. Éste es el significado más auténtico y primario de razón. “Cuando de un fenómeno averiguamos la causa, de una proposición la prueba o fundamento, poseemos un saber racional. Razonar es, pues, ir de un objeto, cosa o pensamiento, a su principio”3. Es penetrar en la intimidad de algo, descubriendo su ser más profundo y oculto.

En el Teeteto, donde Platón escruta menudamente este asunto, se reconoce en la definición la forma ejemplar de la ratio. En efecto, definir es descomponer un compuesto, en sus últimos elementos. Éstos son el interior o entresijo de aquél. “El entender, intus-legere, consiste ejemplarmente en esa reducción de lo complejo y, como tal, confuso a lo simple y claro”4.

Racionalidad quiere decir también que conocemos la causa necesaria de tal o cual efecto, es decir, que conocemos la conexión existente entre el sujeto y el predicado de una proposición. “El principio de todo conocimiento es el principium reddendae rationis, el principio de dar razón, esto es, de la prueba”5. Pero el problema que surge en cuanto nos ponemos a racionalizar los conceptos y la realidad misma, es que cuando la razón llega hasta sus elementos más simples, bien se estanca y: bien cae en un regresus ad infinitum; bien se para estupefacta

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