Michel Foucault
eliza22818 de Diciembre de 2013
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Microfísica del poder de Michel Foucault
Ediciones La Piqueta, Madrid, 1993.
SergioWitto Mättig
LaMicrofísica del poderviene precedida por la voluntad de sus editores
*
−acaso también del
propio Foucault−de contribuir a un pensamiento de la coyuntura; en efecto, ‘se trata de formar
herramientas en función de enfrentamientos concretos’ (según reza la contratapa), mejor aún,
de ‘tener del presente una percepción espesa’ (Foucault 1975: 109). ¿Pero qué implicancias
contiene esa voluntad? Por lo menos dos: que el pensamiento de la coyuntura en tanto discurso
significante sobre lo actual sepa lidiar con la abstracción teórica, esto es, que ese pensamiento
sepa ‘rechazar la disolución universalista de la denuncia’ (Foucault 1977: 166), y que al mismo
tiempo, renuncie a una pretendida continuidad que hilaría sus segmentos constitutivos. En
virtud de este doble requerimiento la Microfísica comparece ahora como escritura, es decir,
como lenguaje que simultáneamente a la economía de una analítica singular, se pliega sobre sí,
se enfrenta al límite de su propia finitud. De allí que la Microfísicarenuncie a entablar una
relación puramente instrumental con aquello que en sus efectos de superficie discurre como
gramática. En esta perspectiva la divisa histórica de la obra declina para volver a conjugarse a
través de un elenco de textos desiguales pero más allá de la diferencia genérica que alguno de
ellos eventualmente reclama: el libro pone en movimiento una estrategia de escritura que
estaría llamada a acoger el ensayo, la entrevista, el decir universitario y su crítica (Foucault
1971).
Los doce textos que componen la Microfisicaestarían consignados bajo el expediente de una
(re)escritura de la actualidad, y sin embargo, esa consignación debiera rechazar la idea de
corpus, es tan sólo ‘el entrecruzamiento del discurso en el proceso, en la historia’ (Foucault
1975: 88). Esta viene a ser nuestra hipótesis. Ello no le impediría a la obra, a cualquier obra
−en el decir de Barthes−ser definida desde sus presupuestos escriturales. Pero es sabido que la
escritura foucaultiana presenta ella misma unos regímenes de verdad diferenciados, que su
vínculo con la historia se consuma bajo una pluralidad de formas irreductibles entre sí. Se
estaría tentado a afirmar que la exigencia escritural de la Microfísica se revela a contrapelo de
una situación socioeconómica determinada; dicho de otro modo, habría una correspondencia
histórica más compleja aún entre lo que constituiría la sociedad tardomoderna y la actividad de
la escritura en tanto que ésta produce su emancipación. Este diferencial adquiere proporciones
*
Todos los textos salvo aquellos que aparecen en francés remiten a Foucault, Michel, Microfísica del
poder, Ed. La Piqueta, Madrid 1993. Existe una versión italiana Microfisica del potere,cuya primera
edición fue en 1977, con base en 7 textos de M. Foucault, organizada por Pasquali Pasquino y Alexandre
Fontana, Einaudi, Torino. También hay una versión portuguesa Microfísica do Poder,cuya primera
edición fue en 1979 que incluye además otros 10 textos de M. Foucault, organizada por Roberto
Machado, Ediçoes Graal, Río de Janeiro. La primera versión española del año 1978, organizada por Julia
Varela y Fernández Alvarez-Uría incluye doce textos de M. Foucault.
epistemológicas definitivas. Según la Microfísicaya no habría propiamente una ciencia de la
escritura, en tanto que certeza propiciada por una ciencia de tipo marxista y una ciencia del
sujeto bajo la óptica freudiana, con aliento en Saussure o en Chomsky. El último texto
consignado por los traductores, texto que es en rigor una entrevista, abunda en la crítica a una
ciencia de este tipo. Habría como contrapartida la voluntad de escribir desustancializando el
sujeto y todo vínculo original, establecer una línea de fuga frente a lo que no tiene en cuenta la
multiplicidad del mundo y su soberanía fluctuante. En ello incide que la escritura siga siendo
todavía un trabajo impreciso.
Permítasenos aquí una brevísima disgresión. Es sabido que la escritura occidental se disocia del
habla constituyendo un texto que deviene sistema en nombre de lo legible. A partir de aquí ha
podido sustentarse la idea de un único texto fundado en la plenitud del sentido; el texto será
localizado, finalmente, al interior de una hermenéutica de bordes cada vez más conocidos. Pero
la supremacía del habla no sólo se basa en el diagnóstico de dicha clausura, sobre el texto
escrito pende la exigencia inextinguible de igualar el movimiento del habla. La Microfísica
querría hacer de ambos regímenes, de la oralidad y la escritura, un dispositivo diferenciado
cuya identidad viene a ser sólo la obra a-posterioride las relaciones de poder; esto significa
que la producción del texto no se verifica sino en la ruptura del vínculo con el habla del sujeto
trascendental. El pensamiento de la sustancia es tributario de una hermenéutica que desplazará
radicalmente su conexión con el poder.
La escritura tomada en su especificidad, constituye para la Microfísicaprimeramente una cierta
manera de descifrar el mundo. Se trata, hay que decirlo, de descifrar el mundo más que de
transformarlo, por consiguiente, de problematizar las tácticas destinadas a una política
emancipatoria. Aquí es posible constatar la distancia de Foucault con respecto a las teorías al
uso provenientes del mecanicismo marxista. La cifra evoca el trabajo arqueológico toda vez que
el mundo ha ingresado como superficie de inscripción al circuito de las representaciones (sean
éstas científicas, históricas o sociales). Pero no se trata sólo del desciframiento de aquel
lenguaje utilizado en la representación, la arqueología constituye una práctica inscrita ella
misma en un cierto modo de producción globalizada. El eje en donde se inclina toda la
Microfísicaes la de conectar unos efectos de escritura a un subconjunto filosófico y político
determinado. Esta es la apuesta, creemos, más ajustada al texto de Foucault: ¿cómo entender
una práctica de escritura ligada al movimiento de una historia específica no determinable con
exactitud? El régimen textual de la Microfísicahallará entonces en la teoría de la escritura su
inscripción histórica pero sólo parcialmente. Una cierta herencia en Lautréamont y Mallarmé,
por extensión en las vanguardias, sella la problemática de la escritura en confrontación con la
fenomenología y la hermenéutica como base de la inteligencia filosófica. Es en la escritura, en
todo caso, donde se registra el paso de la historia y sus sobresaltos.
Por esta vía la obra va a ir encontrando en la práctica genealógica un nuevo impulso escritural.
Foucault parece cada vez más sensible a la experiencia del encierro, en términos lingüísticos
pareciera como si toda la economía de la producción de occidente hubiera impuesto sus reglas
al interior de una escritura fonética. Este nuevo desplazamiento se halla en el centro de la
Microfísica. A causa de ello la escritura foucaultiana no abarca el poder, lo abre. Esta puede ser
la premisa de su nueva estrategia. La escritura ya no soporta el peso de una teoría global, se
adhiere a un campo específico de significaciones históricas. Si existe el límitequiere decir que
la teoría de la escritura no logra subsumir las fuerzas enfrentadas ni de la producción, ni de la
historia. Pero la escritura funda su objeto en la teoría general de las significaciones, esto es, en
el amplio espectro representacional. Escrituras como la de Sade, Mallarmé, Bataille o Artaud
−según Foucault−han abierto surcos en dicho horizonte de representaciones a nombre del
singular, no ya como ‘tipos de conciencia’ (Foucault 1976: 123). A la teoría de la escritura no
le corresponde la explicación de la totalidad sino a riesgo de recaer en el viejo vicio del
clientelismo. Como contrapartida, una cláusula esotérica, un cierto “hermetismo” acompañará
fielmente a todo intento escritural interesante. La escritura, tal y como se despliega en la
Microfísica, no es ni de lejos un proceso de comunicación. Es un esfuerzo por distribuir
diferencias al interior del área de las significaciones. Al poder hegemónico le corresponderá
interpretar su sentido y producir su articulación; dicho poder se constituye sin lugar a dudas en
el perímetro de lo actual como voluntad de comunicación. A las prácticas de escritura les
corresponderá en ese mismo perímetro, no en otro, muy sobriamente, desprivatizar el don.
¿Si la Microfísicano es en primer lugar una idea sobre la coyuntura, entonces cómo describirla,
qué decir de su economía interna? Un primer esbozo de respuesta: son textos que se nutren de
algo completamente diferente de lo que ha sido el pensamiento político tradicional. Todos, cual
más cual menos, presuponen una capacidad documental admirable pero ninguno de ellos
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