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Mito y religión, Vernant


Enviado por   •  14 de Junio de 2019  •  Ensayos  •  2.171 Palabras (9 Páginas)  •  117 Visitas

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Vernant: Mito y Religión en la antigua Grecia.

Introducción: Las religiones antiguas no son ni menos ricas espiritualmente ni menos complejas y organizadas intelectualmente que las actuales. Son distintas.

        Todo panteón como el de los griegos supone dioses múltiples, cada cual con funciones propias, ámbitos reservados, modos de acción particulares y patrones específicos de poder. Estos dioses que, en sus relaciones mutuas, componen una sociedad jerarquizada en la que las competencias y los privilegios son objeto de un reparto bastante estricto, se limitan y se complementan unos a otros.

        Estos dioses múltiples están en el mundo formando parte de él, no lo han creado. Han nacido del mundo, la generación de aquellos a quienes los griegos rinden culto, los Olímpicos, vio la luz al mismo tiempo que el universo,  diferenciándose y ordenándose, tomó su forma definitiva del cosmos a partir de Potencias Primordiales como el Caos y la Tierra (Gaia), de las que han salido los humanos (que pueden contemplar el mundo) y los dioses (que lo presiden invisibles desde su morada celeste).

        En la presencia de un cosmos lleno de dioses, el hombre griego no distingue entre lo natural y lo sobrenatural como dos ámbitos opuestos. Uno y otro están intrínsecamente ligados.  No se trata de una religión de la naturaleza, el rayo, la tempestad, las altas cumbres no son Zeus, son de Zeus. Él no es fuerza natural: es rey, dueño y señor de la soberanía en todos los aspectos que esta pueda revestir.

        El culto no necesita otra justificación que su existencia misma: expresa la forma en que los griegos han regulado desde siempre sus relaciones con el más allá, apartarse del culto significaría dejar de ser ellos, como si perdieran el uso de su lengua.

        Si podemos hablar de religión cívica para la Grecia arcaica y clásica, esto significa que lo religioso queda incluido en lo social y que, recíprocamente lo social está penetrado de lado a lado por lo religioso. De ahí una doble consecuencia. En este tipo de religión el individuo no ocupa un lugar central, no participa del culto como criatura singular a cargo de la salvación de su alma. Desempeña un papel que le asigna su posición social: magistrado, ciudadano, miembro de una tribu. El fiel no establece con la divinidad una relación persona a persona. La segunda consecuencia presenta que, decir que lo político está impregnado por lo religioso es reconocer, al mismo tiempo, que la religión misma está ligada a lo político. Si los dioses son los de a ciudad, es la asamblea del pueblo la que manda sobre la economía de los hiera, de las cosas sagradas, decide la organización de las fiestas, el reglamento de los santuarios, los sacrificios que deben cumplirse, los dioses nuevos que van a acogerse y los honores que les son debidos. Porque no hay ciudad sin dioses, los dioses cívicos requieren que los reconozcan los adopten y los hagan suyos.

Mito, ritual e imagen de los dioses: La religión griega arcaica y clásica presenta muchos rasgos característicos. Es ajena a toda forma de revelación: no ha conocido ni profetas ni mesías. Esta tradición religiosa no es uniforme ni está estrictamente fijada; no tiene carácter dogmático, no hay casta sacerdotal, no conoce un libro sagrado, ni credo alguno.  

        LA VOZ DE LOS POETAS: Esta masa de saberes tradicionales se conserva y transmite a través de una tradición puramente oral. Por la voz de los poetas del mundo de los dioses, se torna presente a los humanos. Por medio de los relatos las potencial de más allá asumen una forma familiar. El canto de los poetas, acompañado por la música de un instrumento, no solo se escucha en privado, sino también en público durante los banquetes, las fiestas oficiales, los concursos y juegos.

        Una tradición muy antigua de poesía oral ocupa un lugar central en la vida social y espiritual de Grecia. Para los oyentes no se trata de un simple entretenimiento, sino una verdadera institución; en la poesía y por la misma se expresan y se fijan los rasgos esenciales que fundan una cultura común para el conjunto. Si no hubieran existido las obras de la poesía épica, lírica y dramática podríamos hablar de cultos griegos, en plural, pero no de una religión griega. Homero y Hesíodo tuvieron una papel privilegiado en este aspecto, sus relatos sobre los seres divinos han logrado un valor casi canónico; han funcionado como puntos de referencia tanto para los autores que los siguieron como para el público que los escuchaba.  

        UNA VISIÓN MONOTEÍSTA: una orientación nueva se perfila en los historiadores del siglo XX. Para estos, la religión reside en la organización del culto, en el calendario de las fiestas sacras, en la liturgia celebrada para cada dios en su santuario. Frente a estas prácticas rituales el mito hace el papel de excrecencia literaria, de pura fabulación. Fantasía de los poetas, solo podría mantener relaciones lejanas con la convicción íntima del creyente, que poniéndolo en contacto directo con lo sagrado, hace él un hombre piadoso.

        Tras la variedad de nombres, figuras y funciones propias de cada divinidad se considera que el rito pone en práctica la misma experiencia de lo “divino” como poder suprahumano. Este carácter subyace en los dioses particulares y se diversifica en función de los deseos o temores que los del culto deben responder. Borrando las diferencias que hay entre los dioses se suprimen a la vez las diferencias entre el politeísmo griego y el monoteísmo cristiano.  La religión griega se presenta como una vasta construcción simbólica, completa y coherente, que cede un lugar al pensamiento y al sentimiento. El mito cumple un papel en este conjunto, lo mismo que las prácticas rituales y las representaciones gráficas de lo divino: ritual, mito, imagen,

        INTERPRETACIÓN DEL MITO: Los trabajos sobre el mito conducen a platear, de un modo diferente, los problemas de la mitología griega. Un mito obedece a presiones colectivas muy estrictas, el narrador trabaja en el cauce de una “imaginación legendaria” que tiene su modo de funcionamiento, sus necesidades internas y sus coherencias. El análisis de un mito en la totalidad de sus versiones  debe permitir explorar este espacio mental, estructurado y ordenado.

        La mitología busca reconstruir una “ideología” entendida como una concepción y una apreciación de las grandes fuerzas que dominan el mundo. Cada forma de representación implica para la divinidad simbolizada una manera particular de manifestarse a los humanos y de ejercer a través de sus imágenes un tipo de poder sobrenatural cuyo dominio posee.

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