Mito Y Religion
Betzhi10 de Julio de 2014
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Mito y religión. [Autoevaluación]
Las historias de los mitos
Antropogonía. El origen del hombre.
En la Mitología Griega existen versiones diferentes sobre el origen de la Humanidad y de la Cultura:
Hesíodo y el mito de las razas
Según Hesíodo, los hombres tienen igual principio que los inmortales, sólo que su raza fue degradándose hasta la actual. En el famoso mito de las razas, éstas se nombran por el metal que representan: primera raza o 'raza de oro', segunda raza o 'raza de plata', tercera raza o 'raza de bronce', cuarta raza o 'raza de los héroes o semidioses', y quinta raza o 'raza actual'.
En el origen los hombres incluso llegaron a compartir mesa con los dioses, y así se les representan en algunos pasajes mitológicos como las bodas de Tetis y el mortal Peleo, a cuyo banquete acudieron todos los dioses, menos la diosa Iris, diosa de la Discordia, quien se vengó arrojando sobre los comensales una manzana de oro con la leyenda "para la diosa más hermosa". La disputa subsiguiente entre las diosa Hera, Atena y Afrodita obligaría a Zeus a delegar su decisión en la persona del joven pastor Paris, príncipe troyano, cuya decisión de elegir a la diosa Afrodita originaría la Guerra de Troya, la guerra entre griegos y troyanos para vengar el rapto por parte de Paris de Helena.
El mito de Prometeo
Según otros relatos el creador del hombre fue Prometeo, el titán, que lo modeló con arcilla, y Atenea sopló aliento de vida sobre la imagen de barro.
Prometeo es el benefactor de la humanidad por excelencia. También ayudó a los hombres, según el mito etiológico sobre el sacrificio, al engañar a Zeus haciendo que éste decidiera escoger para los dioses la parte en apariencia más lustrosa del buey que, en cambio, sólo contenía los huesos, mientras que dejó para los hombres la parte más sabrosa de la carne: "Por eso en la Tierra, y desde entonces, los hijos de los hombres queman los huesos desnudos de las víctimas sobre altares perfumados". El hombre se queda con la carne mientras que los dioses sólo reciben el humo de la grasa quemada.
Prometeo además benefició al hombre entregándole el Fuego sagrado que había robado del Olimpo, con el que dotó a los hombres de Inteligencia. También les enseñó las artes y las ciencias.
Tras el robo del Fuego, Zeus, enfurecido, castigó a los hombres enviándoles a través de Epimeteo a Pandora como esposa (la primera mujer, en la mitología griega), quien traía de parte de los dioses como regalo de bodas la famosa caja de Pandora. (El mismo nombre de 'Pan-dora' en griego significa 'todos los regalos'). Pese a la advertencia de su hermano Prometeo de rechazar cualquier obsequio procedente de los inmortales, Epimeteo hizo caso omiso y aceptó a Pandora quien llevada de la curiosidad abrió la caja de donde salieron todos los males que desde entonces aquejan a la humanidad. Sin embargo le dio tiempo a cerrar la caja cuando sólo quedaba la esperanza, de donde existe el dicho de que 'La esperanza es lo último que se pierde'.
En cuanto a Prometeo, Zeus lo castigó encadenándolo en una roca en el Cáucaso, donde todas las mañanas un águila le roía el hígado, que volvía a crecer durante la noche.
El mito de Deucalión y Pirra y los 'autóctonos'
En otros mitos los hombres son 'autó-ctonos', es decir, 'nacidos de la tierra', como en la conocida leyenda del diluvio universal del que sólo se salvan Deucalión y Pirra, hijo de Prometeo y de Epimeteo, respectivamente. Cuando terminó el diluvio y ambos hubieron desembarcado del arca que habían construido por consejo de sus padres para sortear la crecida de las aguas, ambos buscaron compañeros preguntando al oráculo de Apolo en Delfos la forma de obtenerlos. La respuesta fue que arrojara tras de sí los huesos de su madre, y ellos entendieron que se trataba de la Madre-Tierra, cuyos huesos debían de ser las piedras. De las piedras que arrojó Deucalión nacieron los hombres y de las arrojadas por Pirra las mujeres.
SEGUN LA MITOLOGIA GRIEGA:
Zeus manda modelar en arcilla la figura de Pandora, la primer mujer, que es entregada al dios Epimeteo y de cuya unión nace el género humano. La primera generación de los hombres vivió en una Edad de Oro, en que conviven con los dioses, no tienen ansiedades, fatigas ni dolores, conservando permanentemente el vigor de sus cuerpos sin los achaques de la vejez; y pudiendo disponer de abundantes alimentos ofrecidos espontáneamente por la tierra. Gozaban de completa felicidad, y si bien eran mortales - al contrario de los dioses - la muerte les sobrevenía como el sueño. Los primeros hombres que murieron, fueron convertidos por Zeus en genios benéficos que vigilaban a los vivos, observaban su conducta y premiaban sus virtudes.
La segunda generación humana, en cambio, vivió en una Edad de Plata, pero fueron seres bastante inferiores a los primeros. Eran holgazanes, y padecían una permanente estupidez infantil. Pero Prometeo, hijo de uno de los Titanes y también titán, robó a Zeus el fuego que estaba reservado exclusivamente a los inmortales, y lo entregó a los hombres como emblema del progreso interminable. Así los hombres abandonaron su permanente quietud, pudieron salir de las cavernas y defenderse de los rigores del invierno, fundieron y forjaron los metales y de ese modo iniciaron el camino de su permanente mejoramiento.
A la edad de la plata sucedió la Edad del Bronce, en la cual los hombres, convertidos en seres robustos y violentos, poseedores de armas de bronce, dejaron de lado a los dioses y ya no les rindieron honores. Iracundo, Zeus lanzó a Prometeo a la cumbre del Cáucaso, donde un águila se comió su hígado y desencadenó sobre la humanidad las aguas del Diluvio. Todos los hombres perecieron, excepto Deucalion, hijo de Prometeo y de su esposa Pirra quien, cuando las aguas se retiraron, se granjeó el perdón de Zeus mediante honores y sacrificios, y obtuvo el perdón y la resurrección para la raza humana.
Pero no terminaron allí las tribulaciones de la raza humana. A la Edad del Bronce siguió la Edad del Hierro, en la que aún nos encontramos; aunque todavía los hombres cuentan con la llama divina que les diera Prometeo, como medio de superar la adversidad, y gracias a lo cual, algún día un hombre logrará igualarse a los dioses y devolver a los hombres a la Edad de Oro.
SEGUN LOS ISLAMISTAS:
Adán fue el primer hombre creado por Dios sobre la Tierra; según las dos primeras, hecho de barro, sobre el cual insufló el aliento de la vida. Según el Corán y la religión de él emanada, el islam, Alá lo hizo de un coágulo de sangre y lo designó cronológicamente primero de los Profetas. La fe Bahá'í cree en Adán como el primer Mensajero de Dios conocido de la Antigüedad y el que comenzó el ciclo religioso de la profecía, posteriormente denominado por Mahoma sello de los profetas.
Adán y Eva, según las creencias judía, cristiana y musulmana fueron los primeros seres humanos (hombre y mujer) que poblaron la Tierra. Fueron hechos por el dios Yahweh Elohim (Alá en el islamismo) en el sexto día de la creación. Según la Biblia y el Corán, Adán fue creado primero, y Dios, al verlo solo, decidió que necesitaba una compañera que fue creada partiendo de una costilla[1] del hombre. Los primeros hijos de la pareja fueron Caín, Abel, y posteriormente Set, además de otros hijos e hijas a los cuales no se les adjudica nombre alguno.
En tiempos muy remotos, sobre la tierra sólo existían dioses inmortales.
Zeus, Dios supremo del Olimpo griego, que fue hijo y sucesor de Cronos, a quien le usurpó el liderazgo después de sucesivas victorias; representaba al poder y al orden cósmico, aunque sin embargo estaba sujeto al Hado, su propio hijo, que fue salvado por su madre Rea de ser devorado por su padre.
Hado constituye el símbolo del destino y la fatalidad, y para los filósofos antiguos representa la serie y orden de causas encadenadas unas con otras que necesariamente producen un efecto.
En ese mundo de sólo divinidades inmortales, los dioses desearon crear seres para poblar la tierra.
Una vez decidida tal idea, Zeus encargó a los hijos del titán Jápeto, que dotaran de gracias y fuerzas a las criaturas terrenales.
Fue Epimeteo, quien rogó a su hermano Prometeo, que le permitiera repartir los dones entre los seres terrenales.
Epimeteo dio a cada animal un don, la belleza a uno, a otro la potencia, a otro la velocidad, a otro la corpulencia, a otro la sagacidad, etc., según su criterio de conveniencia.
Careciendo de la sabiduría de su hermano Prometeo dio todos los dones a los animales dejando al hombre para lo último, quedando de esta forma el ser humano desnudo, indefenso y desarmado.
Fue entonces cuando Prometeo, el amigo del hombre, viendo la injusticia que se había cometido, tratando de corregir el error y robándole la sabiduría a la diosa Atenea, concedió al hombre la lógica.
Prometeo tomó al género humano bajo su protección y robó el fuego a Hefesto regalándoselo al hombre para que se calentara y pudiera vivir mejor, y le enseñó todo lo que sabía.
Pero Zeus, al enterarse de los dones otorgados al hombre que le permitían parecerse a los dioses, lleno de ira, arrojó rayos y relámpagos y castigó a Prometeo duramente encadenándolo en el monte Cáucaso, en los límites del Universo.
Allí todas las mañanas un águila le roía el hígado, que durante la noche le volvía a crecer para volver a ser devorado nuevamente al día siguiente.
Treinta años más tarde,
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